La representante del ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), Francesca Friz-Prguda, visitó ayer Melilla para acudir junto al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a la inauguración de la nueva Oficina de Asilo de Beni Enzar, unas instalaciones que se ha estado en funcionamiento tras una recomendación de la Acnur. Friz-Prguda aprovechó su estancia en nuestra ciudad para conocer sobre el terreno el trabajo que están desarrollando los responsables del Alto Comisionado presentes en Melilla desde julio y trazar la estrategia de actuación de cara a los próximos meses.
–La instalación de oficinas de asilo en Melilla y Ceuta fue una propuesta de ACNUR. ¿Qué beneficios va a tener su puesta en marcha?
–Efectivamente fue una recomendación de mi oficina establecer puestos de asilo en estas fronteras y damos la bienvenida de este paso tan importante. Es la primera vez que en España hay esta opción de acceso al asilo en frontera y en los últimos meses se han producido más de 1.350 peticiones de protección en Melilla. Esto contribuye a fomentar el acceso a la protección internacional, algo que ACNUR siempre ha promovido con vista al terrible conflicto de Siria, pero también de otras conflictos que se producen , por ejemplo, en el África subsahariana. Y aquí hay que hacer referencia a cosas que aún quedan pendientes de trabajar. El derecho de buscar asilo es un derecho universal. Por tanto, no depende ni de la manera de entrada, porque muchas veces el refugiado no lleva papeles y no tiene la opción de acceder legalmente a una frontera o subir a un avión, ni de la nacionalidad. En este punto nos preocupa que hasta ahora son solamente sirios los que han pedido protección y tenemos que analizar que pasa con otros colectivos.
–Esta mañana (ayer) decía el ministro del Interior que los subsaharianos que saltan la valla no piden asilo porque no tienen derecho a pedirlo. Sin embargo, lo cierto es que para ellos es imposible llegar hasta las oficinas habilitadas. ¿Qué se puede hacer para cambiar esta situación?
–El derecho al asilo es universal, no se puede decir que tal persona no lo tenga, pero la causa de por qué esa persona huye o accede hay que examinarla. Para eso tenemos el procedimiento de la determinación del caso de refugiado. No obstante, hay que hacer justicia a la hora de analizar lo que un Estado puede y no puede hacer. Esto es un problema más allá de España. En este momento no veo que España no facilite el acceso a ciudadanos no sirios, sino que no pueden acercarse a los puestos de asilo. Es algo que hay que analizar a nivel global y con los países de tránsito y que requiere un enfoque y una solución global. Pero sí es cierto que hay personas subsaharianas que huyen de guerra o persecución y hay que analizar por qué esta persona ha salido de su país. Efectivamente hay una cifra alta de inmigrantes económicos, pero también hay una posibilidad de que puedan acogerse a la protección internacional.
–Puede que el hecho de que los subsaharianos puedan o no llegar al puesto fronterizo español no sea algo que sólo depende de nuestro país, pero en el caso de los que saltan la valla y son devueltos, sí es responsabilidad de España. ¿Qué opina sobre la nueva Ley de Seguridad Ciudadana y la legalización de las ‘devoluciones en caliente’?
–No hay que prejuzgar, hay que esperar a que entre en vigor esta Ley. Nosotros confiamos en que con el desarrollo de un protocolo de actuación para los actores fronterizos se pongan claramente pautas para dar más seguridad jurídica. Lo que está claro es que las ‘devoluciones automáticas’ no se deben hacer. Es un asunto muy fácil, en el momento que un extranjero entra en España tiene el derecho de ser individualmente acogido y expuesto su derecho de solicitar asilo. En este sentido esperamos que con el desarrollo de este protocolo se dé una pauta clara. Esta pauta tiene que estar en el marco del derecho internacional. Tengo la esperanza de que las ‘devoluciones automáticas’ se paren con esta nueva Ley, porque las referencias al respeto del derecho internacional y las obligaciones de España son muy claras y no son ambiguas. El rechazo en frontera tiene que efectuarse en el marco del derecho y las ‘devoluciones automáticas’ salen de este marco. Contamos con que se pueda trabajar con el Gobierno para crear alternativas legales, que las hay. El rechazo en frontera podría ser como la que se efectúa por ejemplo en un aeropuerto, con las debidas garantías de la legislación. Estamos discutiendo con las autoridades y soy optimista creyendo que podamos encontrar una alternativa que logre el equilibrio entre la protección en frontera y la protección de las personas.
–La llegada de Acnur en julio de 2014 ha venido aparejada de un incremento exponencial de las peticiones de asilo. ¿En qué ha consistido la labor del Alto Comisionado?
–Nuestra labor consiste en apoyar a las autoridades para establecer protocolos que inspiren en los ciudadanos la suficiente confianza de acceder a esta protección internacional. Siempre hemos dicho que en Melilla y Ceuta había muchas necesidades de protección internacional. Mucha gente que ha dicho que no había estas necesidades, pero el establecimiento de Acnur en estas dos fronteras ha evidenciado que sí existe esa necesidad y eso se refleja en las cifras. Tenemos aquí a personas en contacto diario con las autoridades para asistirlos sobre cómo lograr un equilibrio entre la protección de la frontera y la garantía de los ciudadanos. No obstante, aún hay cosas que mejorar, sobre todo en lo referente a los traslados de los refugiados a la península. Ha habido avances, pero hay que seguir trabajando.
–¿Cuáles son los retos de la Acnur de cara a los próximos meses en nuestra ciudad?
–Queremos establecer un mecanismo rápido, eficaz y justo de identificación de necesidades de protección y derivación de las diferentes categorías a los distintos canales. Por un lado está el asilo, por otro la protección de víctimas de trata y por otro lado el retorno de aquellas personas en las que quede demostrado que no son refugiados. Haciendo estas distinciones se puede mejorar todo el sistema.
–¿Por qué decieron instalarse en Melilla y Ceuta y hasta cuando se quedarán?
–Detectamos un claro cambio del perfil de las personas que llegaban a Melilla y Ceuta, cada vez llegaban más ciudadanos huyendo de conflictos. La situación se hizo tan evidente que no había otra alternativa que establecernos de forma permanente, porque hay una diferencia entre hacer una misión de varios días y estar aquí de forma continua con cada familia, cada afectado y conocer sus circunstancias. Ahora mismo en torno a la mitad de los ciudadanos del CETI han solicitado asilo, ahí ves una relación directa entre crear un ambiente de confianza que incentive a una persona traumatizada que huye de la guerra de que aquí sí puede pedir protección y comenzar una vida. En cuanto al tiempo que estaremos no puedo dar una fecha. Acnur siempre se adapta a las circunstancias y a los fondos monetarios disponibles. Hay una crisis global del financiamiento humanitario. Espero que podamos quedarnos aquí mientras haga falta y hará falta hasta que haya un procedimiento fiable y estable. Lo podemos lograr con la voluntad de todos. La fecha tiene que ser en función de la calidad del sistema.
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