Hace unos días, varios medios de comunicación rusos, incluyendo la agencia TASS, informaron de que Moscú y Rabat se disponen a firmar un acuerdo en materia de cooperación nuclear con fines pacíficos que podría desembocar en la construcción de una central .
Según informó entonces Ignacio Cembrero en El Confidencial, el decreto prevé la participación de la corporación nuclear rusa Rosatom, en cooperación con el Centro Nacional para la Energía Nuclear, la Ciencia y la Tecnología (Cnesten) marroquí, en “el diseño y construcción de reactores nucleares de potencia e investigación, así como plantas desalinizadoras de agua y aceleradores de partículas elementales”.
Asimismo, la información añade que la empresa pública rusa también colaborará en “investigar y desarrollar yacimientos de uranio en Marruecos, suministrar combustible nuclear para los reactores y desarrollar conjuntamente la tecnología de ellos”.
A raíz de la publicación de la noticia, El Faro preguntó a algunos expertos en política internacional para ver de qué forma puede afectar esto a España, en general, y a Melilla, en particular.
En este caso, la coincidencia es clara: en principio, no supone un peligro, puesto que se trata de la ratificación de un memorándum suscrito en 2017 entre la Federación Rusia y el Reino de Marruecos para el uso de energía nuclear con aplicación civil.
Así lo señaló el director del Observatorio de Ceuta y Melilla, Carlos Echeverría, quien anotó que lo que sucede es que “todo lo nuclear, aunque sea la dimensión civil, llama la atención, pero el compromiso viene de atrás”.
Por lo tanto, añadió, no es más que “un reflejo de que Marruecos y Rusia tienen relaciones en muchas dimensiones y una de ellas es la de la energía nuclear con fines pacíficos”, teniendo en cuenta que Marruecos es “deficitario” en energía y Rusia, por contra, “una potencia para proveer con reactores sencillos a muchos países”, tal como lleva tiempo haciendo.
“Esto no tiene por qué relacionarse con la dimensión militar”, prosiguió, al tiempo que advirtió de que, aunque Marruecos se presenta como un país “pro occidental”, no tiene problema en mantener relaciones con Rusia a pesar de la guerra de Ucrania.
En cualquier caso, Echeverría apuntó que “no pasa nada”, porque hay muchos países en la misma situación. Además, el director del Observatorio anotó que Marruecos tiene “relaciones fluidas” con Rusia en otros campos, como la pesca, y con otros países no occidentales, como la China.
Es decir, que, aunque Marruecos opte por ampliar su agenda en relaciones exteriores y política comercial, en principio, no es su intención atacar con armas nucleares, dado que, además, “estas no se obtienen tan fácilmente y la producción de plutonio no se impromisa”, se reafirmó Echeverría.
Además, el director del Observatorio de Ceuta y Melilla declaró que también hay que tener en cuenta que, cuando un país entra en la dinámica de explorar la energía nuclear civil, “más pronto que tarde entra en la dinámica de la Organización Internacional de la Energía Atómica”, que dispone de “una serie de medidas de guardia”.
Por su parte, el profesor de Arqueología de la Universidad de Granada (UGR) Francisco Carrión apuntó otro dato, y es que “Rusia busca desesperadamente socios en el exterior para sus negocios”, ya que la guerra de Ucrania le ha perjudicado en sus relaciones con la Unión Europea (UE) y otros países, por lo que lo único que está “por ver” sería la “presión” que hagan los Estados Unidos para que esto no siga adelante.
En opinión del profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) Pablo Blesa, “no hay una estrategia militar”, en tanto en cuanto Marruecos es signatario del Tratado de no Proliferación de Armas Atómicas, si bien es posible que esta coooperación pueda levantar suspicacias en los Estados Unidos (EEUU) y en la Unión Europea (UE) -especialmente en España y Francia como países más cercanos-.
Lo que sí está claro es que, en la colaboración de cualquier país, y especialmente Marruecos -un socio privilegiado de los EEUU y la UE-, con Rusia, “el proveedor va a molestar a los amigos de Marruecos”, apuntó Blesa, para quien, sin embargo, “en un contexto de precios de la energía disparados, la opción nuclear tiene sentido en el cóctel energético que Marruecos quiere construir para potenciar su desarrollo”. En este sentido, el profesor admitió que la firma del acuerdo “podría ser leído como una torpeza, o una metedura de pata, o un acontecimiento poco agradable en Occidente”.
Así, a su parecer, la “suspicacia” en los países occidentales -concretamente en los Estados Unidos y el resto de países nucleares “que no quieren que haya más en el club”- siempre estará presente, ya que a ninguno le interesa, viendo el ejemplo de países como Corea del Norte, que haya en el “club” más países, especialmente si se trata de uno con un régimen autocrático.
Pese a todo, Blesa recordó que Marruecos no es sólo “uno de los mejores aliados de los EEUU y la UE” en el arco mediterráneo y entre los países musulmanes, sino que, además, “históricamente ha tenido una relación formidable con España, Francia y los Estados Unidos”, cuya independencia fue el primer país en reconocer. “Yo no puedo aceptar la lógica de que Marruecos, como antes hizo Corea del Norte o está intentando hacer Irán ahora, quiera dotarse de una capacidad nuclear civil para mutarla, redirigirla al campo militar y desarrollar un bomba atómica”, afirmó Blesa.
Lo que sí es cierto, en su opinión, es que, teniendo en cuenta que Rusia es hoy día un “enemigo declarado” de los EEUU y de la UE, a ninguno le puede “parecer una gran idea que Marruecos se decante por comprarle la tecnología nuclear a Rusia para el desarrollo de unas centrales nucleares y producir energía eléctrica barata”. “Y ahí es interesante preguntarse por qué Marruecos está optando por un vendedor al que estamos tratando de desacreditar como un proveedor nio fiable”, dijo.
Así, en una visión global, añadió el profesor murciano, si el petróleo y el gas están muy caros, “el elemento nuclear desempeña un factor aliviador tremendo”, porque permite disponer, en su propio territorio, de “energía barata y limpia” siempre que no se produzcan accidentes, atentados terroristas o incidentes de otro tipo que pongan en riesgo la seguridad de la central.
“Si no hay este tipo de incidentes, una central nuclear y la producción nuclear son muy seguras, y yo creo que es por esta vía como hay que interpretar el deseo de Marruecos de dotarse de una capacidad nuclear civil para producir energía”, detalló el profesor de la UCAM.
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