El psicólogo Daniel Ventura asume la Consejería de Bienestar Social con la mirada puesta en sacar de la calle a los menas y en lograr una mayor plantilla para atender Servicios Sociales
Daniel Ventura es psicólogo, ha ofrecido decenas de conferencias en la ciudad y ha participado en un gran número de proyectos solidarios y empresariales. Ahora asume la cartera de Bienestar Social con ilusión y ganas de desarrollar muchos proyectos. En su mente está el tema de los menores extranjeros no acompañados y la búsqueda de fórmulas para sacarlos de las calles y que se integren en los centros de acogida. También cree necesario aumentar la plantilla de personas de Servicios Sociales porque las peticiones de ayuda son numerosas. Asimismo, tiene claro dos de los proyectos que le gustaría iniciar cuanto antes. Por un lado, un servicio de psicólogos que actúen cuando cualquier melillense sufre una emergencia, desde un accidente de tráfico a otra ‘catástrofe’. El segundo es la puesta en marcha de una escuela de familia para dar estrategias a los padres para mejorar en la educación y la comunicación que tienen con sus hijos.
–¿Hay que tener un poco de psicología para gestionar Bienestar Social?
–Todos tenemos la psicología suficiente, esa que llamamos la psicología del sentido común. Aunque es cierto que unos tienen más que otros. Yo lo que sí tengo es la psicología científica, que es la que he estado estudiando, que sumada a la del sentido común, que yo soy mucho de usarlo, puede ser útil para el trabajo que voy a desempeñar ahora en esta Consejería.
–¿Cree que le ha tocado la patata caliente del Gobierno local?
–En absoluto. Creo que tengo las cualidades personales y los conocimientos científicos para el trabajo. Lo que no tengo son los conocimientos del trabajo propio de la Consejería, que son los que tengo que adquirir ahora, pero no creo que sea una patata caliente. Es un reto magnífico que me va a permitir estar cerca de la gente.
–¿Qué le lleva a dar este paso hacia la política?
–Ha sido una cosa que podía ocurrir, pero creía que no podría ocurrir y al mismo tiempo ha ocurrido. No es algo que tuviera entre mis planes. Ha estado pasando y estoy muy orgulloso de que haya sido así. A cualquier melillense, o al menos a muchos, les gustaría poder estar donde yo estoy ahora. No ha sido una planificación. Es un reto maravilloso y me siento muy orgulloso de que el partido y el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, haya contado conmigo. Es muy complicado este reto, pero alguien tiene que hacerlo y en este caso han confiado en mí.
–Muchos melillenses le conocen por su profesión como psicólogo y otros por su faceta más solidaria porque ha estado colaborando con varias ONG’s e incluso habrá quien le conozca por el programa que hasta hace poco tenía en una televisión local. Pero, ¿cómo ha sido su vida política?
–Pues comenzó hace cinco años. Me propusieron participar en la directiva del Partido Popular y en estos años he estado con un grupo de personas afines al partido realizando programas que se han ido presentado al PP para que, los dirigentes, los vieran y los llevaran a cabo, si lo creían conveniente. Es cierto que antes como simpatizante del partido hacía algunas colaboraciones, como charlas. Pero mi vida política ha sido mínima en comparación con la que otras personas del PP han estado realizando y que están en primera fila desde hace años.
–Muchos melillenses se preguntarán por qué una persona como usted, que tiene prestigio profesional, acaba vinculado a la política cuando esta actividad no está muy valorada en esos momentos por la sociedad.
–Pues le voy a comentar algo que el otro día me decía una persona que conozco de la consulta. Ella me aseguraba que estaba muy contenta conmigo porque vengo de cero. Sabe que he escalado en la vida haciendo sacrificios propios y personales, a fuerza de estudiar y trabajar, creciendo no sólo como personas, sino también como individuo en la sociedad en la que vivo. En los últimos años, lo que he hecho es estudiar y trabajar y es cierto que se me reconoce cierto prestigio en la sociedad por mi profesión, como psicólogo, y por mi sensibilidad con las ONG’s, que de alguna forma va unida a la profesión porque es la que me permitió tener contacto con estas organizaciones. De hecho, mis primeros pinitos fue en Aspanies porque trabajé con ellos como voluntario y directivo y fue a raíz de este trabajo como entré en contacto con otras organizaciones. Esta ha sido un poco la trayectoria. Como le decía, comencé de cero y con esos 52 años que tengo creo que es el momento de trabajar por mi ciudad ya que me han brindado la oportunidad. Es mi ciudad, en la que he hipotecado algunos aspectos de mi vida para no salir. A diferencia de otras personas que se se han ido fuera. Hubo años en los que podía escoger entre estar en la ciudad o irme, yo escogí no marcharme. Luche por mi familia y por mi gente. Yo lo tengo todo aquí. Ésta es mi ciudad y por ello, es donde me gustaría quedarme para siempre una vez que ya no esté en el mundo.
–¿El trabajo que ha desarrollado con las ONG’s le ha hecho pensar ya en algunos proyectos?
–Manejamos por un lado las expectativas y por otro las realidades. Yo expectativas tengo muchas y las pongo en conocimiento de los técnicos de la Consejería que saben hasta dónde se puede llegar y qué es lo que no se puede hacer. Tengo muchas expectativas y algunas se me van cayendo poco a poco. Tengo muchas ideas, pero llevo cuatro días sólo en contacto con la Consejería y es muy compleja porque tiene muchos centros externos que hay que ir visitando y viendo sus necesidades tanto de personal, como de recursos que se están precisando. Primero tengo que ver la realidad y luego si las expectativas coinciden con ella para ponerlas en marcha.
–¿Ha visto al área de Servicio Sociales más desbordado de lo que pensaba?
–Los Servicios Sociales actualmente tienen un incremento de trabajo muy considerable. Es verdad que ha aumentado la demanda en los últimos años con el tema de la inmigración irregular, como el colectivo de los sirios, a los que hay que echar una mano porque vienen de una guerra en la que han vivido atrocidades. Los Servicios Sociales se ha visto desbordado no solo por el tema de la inmigración, sino por la propia situación de la ciudad, debido a la crisis económica que venimos padeciendo durante varios años y que ha provocado de forma considerable el aumento de las peticiones de ayuda. Uno de los retos que tengo es buscar la manera de que pueda incrementarse personal para atender a demanda de solicitudes de ayuda y que los expedientes que van generando se puedan resolver en el menor tiempo posible.
–¿Se está tardando mucho en la actualidad para resolver los expedientes sociales?
–No se exactamente cuál es el tiempo medio que se está tardando en resolver las solicitudes porque hay tres centros de Servicios Sociales en la ciudad y ha coincidido estas fechas con las vacaciones de algunos trabajadores, por lo que no tengo datos concretos. Pero sí sé que no es el deseado. Queremos acortar esos tiempos porque los actuales no son los recomendables. Hay que buscar fórmulas para resolverlo.
–En más de una ocasión hemos escuchado algunas ONG’s que no se contaba con ellas a la hora de analizar la situación real de las personas que viven en riesgo de exclusión social y también mostraban su disconformidad con que la anterior consejera de Bienestar Social no se comunicara con ellos. ¿Va a cambiar esta política?
–La anterior consejera ha dejado el listón alto. Bienestar Social es un área muy complicada. La perfección no existe y no creo que la vayamos a conseguir ninguno. Yo soy muy cercano o por lo menos lo intento. No vengo de la élite de nada. Vengo desde abajo. Tengo muchos amigos en todas las clases sociales y mi intención es poder estar con la gente y poder reunirme con las personas siempre que el trabajo lo permita. Quiero estar cerca de las ONG’s y de la gente en general.
–¿Le preocupa algún tema específico de esta Consejería?
–Me preocupa el tema de los menores extranjeros no acompañados, sobre todo, aquellos que no se adaptan al centro de acogida y que hemos visto en los últimos meses por la calle, buscando comida en los contenedores o en ciertos locales. Este tema es el que más me preocupa y el que más vueltas le estoy dando a la cabeza. Quiero reunirme con Fiscalía de Menores y que ellos me digan qué se puede hacer desde el punto de vista legal y mantener reuniones en Madrid, donde corresponda, para ver las posibilidades de ese convenio que existe entre España y Marruecos para la repatriación de los menores. El convenio existe, pero debe faltar un eslabón en esta cadena rota que no se pone en marcha. El principal tema que más tengo en la cabeza es el de los menores que están en la calle porque me gustaría que hubiera alguna fórmula para que estos menores no estén ahí.
–Las personas que tienen contacto con ellos aseguran que les resulta complicado adaptarse a un centro de acogida y por ello piden que se busquen fórmulas intermedias para que los menores dejen de estar en la calle.
–Me gustaría reunirme con ONG’s que tienen un contacto directo con estos menores para saber de primera mano cuáles son las necesidades de esos chicos. También buscar fórmulas para una adaptación progresiva a los centros de acogida porque lo que tampoco podemos crear son centros intermedios donde les estemos fomentando la ilegalidad. No mandaríamos a un hijo nuestro a vivir bajo un puente porque no se adapte a la familia y hasta que no se vuelva a seguir las normas de la vida en común que no vuelva a casa. Es cuestión de buscar fórmulas para intervenir. Hay que actuar con cada uno de esos niños porque lo que hacen no es lo correcto. Estos menores cuando crucen el charco y aparezcan en una gran ciudad no van mejorar, sino que van a ir a peor porque en Melilla se les ve y se les intenta echar una mano, pero en una gran ciudad van a pasar desapercibidos y van a abusar de ellos y van a tener que delinquir para salir adelante. No se trata de crear un centro intermedio en el que las normas sean más laxas y ellos hagan lo que les dé la gana, sino buscar una fórmula para que se adapten a los centros de acogida y sean como otros niños.
–En cuanto a los viceconsejeros que le acompañan en esta cartera, Hassan Driss, que llevará Asuntos Sociales, recibe numerosas críticas por la oposición.
–Para mí Hassan Driss es un gran apoyo como lo es el personal que estoy conociendo en la Consejería, los directores generales, los secretarios técnicos y muchos otros que conocen el trabajo que tienen entre manos y que nos asesoran de cualquiera de los temas que necesitamos saber. Driss es una persona que está en la primera fila. Recibe a la gente y a las personas que tienen dificultades por un desahucio, por problemas económicos... Lleva muchos años y sabe muy bien lo que hace. Eso no quiere decir que no se pueda mejorar, pero es una maquinaria que se pone en marcha y cada día hay que buscar los fallos que pueda tener para mejorarlo. Las críticas no las va a recibir Driss, sino todos los que nos vamos a dedicar a la política puesto que es parte de este juego. El hecho de estar en primera fila en los medios y gestionando un área tan sensible como los Servicios Sociales no va a gustar a todo el mundo y de forma inevitable va a haber críticas. Va con el cargo.
–¿Y de la Viceconsejería de Acción Social que dirigirá Francisca Conde sabe cuáles van a ser sus competencias?
–El problema de esta Viceconsejería es que Francisca Conde es que no tiene dedicación exclusiva. Es una mujer extraordinariamente solidaria, muy sensible con los temas sociales y no lo digo ahora porque tenga este cargo, sino que la conozco a nivel personal. Asignarle competencias es complicado porque ella debe ir trabajar y hay que ver qué áreas y actividades se pueden trasladar a esta Viceconsejería. Al fin y al cabo ella no va a cobrar nada por estar al frente de este organismo, lo hará de forma altruista porque su idea es tener ese contacto con la gente de primera mano y ver de qué forma puede colaborar.
–¿Cree que los procesos judiciales que han hecho protagonista a esta Consejería afecta al trabajo que se desarrolla en el interior?
–No me gustaría estar en la piel de ninguna de las personas que están imputadas en esos procesos judiciales porque es muy desagradable esta en dicha situación. Claro que afecta. Las personas que tienen esta imputación encima les afecta emocionalmente y eso también puede repercutir en su trabajo. Los procesos judiciales deberían acelerarse y resolverse cuanto antes para que surja lo que tenga que pasar y sobre todo, para que la Administración siga trabajando al 100%. No obstante, lo que yo me estoy encontrando en la Consejería es una gran receptividad y una gran eficiencia a pesar de que hay personas que están en esta situación y de que tengan momentos en los que tienen su bajón como consecuencia de lo que viven con este proceso.
–¿Sabe ya cuál va a ser el primer proyecto que ponga en marcha?
–Tengo muchos. La gente cree que Bienestar Social es un área sólo para gente que tiene problemas económicos, pero no es así. Hay otra parte de la población para la que también tenemos que estar. Bienestar Social es para mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos. Por eso hay un proyecto que quiero poner en marcha pronto con el equipo de Emergencia y Catástrofes del Colegio de Psicólogos. Ellos están preparados para trabajar en grandes emergencias, pero me gustaría que este equipo trabajara también para atender la pequeñas catástrofes que sufren los ciudadanos y que, para ellos, son grandes emergencias cuando ocurren a nivel personal. Estoy hablando de cuando hay un suicidio, un ahogamiento, cuando se incendia una casa o cuando se produce un accidente de tráfico. Es decir, cuando hay un imprevisto que aparece de una forma de la que nadie espera. La idea es que los psicólogos intervengan de forma rápida para atender a esas familias. Éste uno de los proyectos que hay que poner en marcha cuanto antes porque esto nos puede pasar en cualquier momento y es importante que haya un servicio de atención inmediata desde el punto de vista psicológico.
–Imagino que hay muchos más.
–Sí. Hay otro que quiero poner en marcha: Una escuela de familia. En este centro cualquier familia puede recibir asesoramiento del tipo judicial o psicológico para que los padres puedan mejorar sus estrategias de educación con sus hijos y para que la familia pueda mejorar en su vida cotidiana. De puertas para dentro solemos tener dificultades con los hijos y con esta escuela o centro de asesoramiento ya veremos la terminología sirva para mejorar el bienestar de los melillenses. Sería un servicio gratuito.
–No quiero acabar sin preguntarle cómo se sintió cuando juró su cargo como diputado.
–Imagínese la satisfacción tan inmensa y el orgullo viví y estoy viviendo. Pero en realidad ha sido una cadena de sentimientos. Mi primera satisfacción fue cuando entré en la Ejecutiva del PP. La siguiente fue cuando entré en la lista electoral como número ocho. Fue otro impacto. Y el último, ha sido el ser elegido como consejero. Me siento muy agradecido al PP y también al presidente de la Ciudad por su confianza. Vamos a trabajar por y para todos los ciudadanos.
–¿Tiene miedo de que las criticas no sólo vayan contra su trabajo y usted, sino que salpiquen a su familia?
–Creo que la gente debería saber que el que está política soy yo y que mi familia no tiene nada que ver con ello. El que está sujeto a las críticas soy yo y espero que la gente cuando haga comentarios los refiera a mi trabajo. Creo que lo que ha ocurrido en los últimos años, de dañar a las familias de los políticos con insultos, es de lo más bajo que se puede caer. Meterse con hijos, las esposas o los maridos de los políticos es lo mas rastrero. Con esos comentarios se hacen mucho daño a las familias, pero, sobre todo, el individuo que los realiza debería darse cuenta de que esta crítica baja y despreciable dice todo lo que es como persona.
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