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“No puedo asegurar que se vayan a lograr todos los retos, pero sí que vamos a trabajar”

Julio Liarte, el nuevo consejero de Hacienda, Economía y Empleo de Melilla, ha concedido a Faro TV la primera entrevista tras su nombramiento al frente de una de las carteras más importantes del Gobierno local. En ella habla de su arrepentimiento por decisiones tomadas en el pasado, muestra su compromiso y lealtad con el nuevo Ejecutivo y sus ganas de trabajar por esta ciudad.

Aunque no ha querido soltar prenda sobre su prioridad en esta legislatura porque quiere que cada anuncio vaya respaldado por el consenso sí ha mostrado su gratitud a quienes han confiado en él. También se ha acordado de sus enemigos, a los que asegura que no viene con ganas de revancha. Regresa a la política a trabajar y a cumplir la ley. No se cree por encima del bien y del mal: se siente y se define como una persona normal.

–Usted ha estado en todas las quinielas. Se filtró un Gobierno fantasma y ahí estaba Liarte; en todos los rumores también estaba Liarte y se anuncia el Gobierno y, en efecto, está Julio Liarte como el independiente del que hablaba el presidente Eduardo de Castro.

–Tengo que agradecer al presidente Eduardo de Castro que yo participara, habida cuenta de mis características profesionales, en su proyecto. Por supuesto estuve dispuesto desde el primer momento. Supone abandonar por un lado mi zona de confort. Soy funcionario de la Administración, puedo vivir una vida tranquila...

–¿Por qué se mete en política?

–Me meto en este tema porque yo estoy muy comprometido con que este Gobierno lo haga bien; que superemos una serie de problemas y que, finalmente, como resultado de todo el proceso, podamos devolver a los ciudadanos la institución que siempre tenía que haber sido de ellos y que por unas prácticas que yo he criticado... Creo que eso tenía que acabar.

Por una serie de conjunciones cósmicas esto ha sido posible y ahora estoy muy interesado en que se haga un buen trabajo; en que se haga un Gobierno ejemplar, que dé ejemplo, valga la redundancia a los ciudadanos de que en Melilla se puede trabajar; se puede trabajar bien y se pueden superar los problemas con la ayuda de todos y teniendo en cuenta que nadie nace sabiendo y que nadie es más listo que nadie, sino que nos puede enseñar cualquiera: el que va por la calle, el que tiene un problema... nos puede enseñar un camino que tal vez no teníamos ni planteado y, como digo, entre todos, si no superarlo...

–Esto pudo haber pasado en las elecciones anteriores.

–Es cierto.

–Usted aspiraba a ser el protagonista del cambio entonces y ahora que se ha producido el cambio...¿Cómo se viven las dos experiencias?

–La verdad, yo tomé una decisión que tenía meditada en las anteriores elecciones. Consideraba un resultado mínimo aceptable para mí al menos un crecimiento en un diputado. Habíamos hecho un esfuerzo increíble; teníamos un programa electoral que era (yo no tengo abuela, falleció hace muchos años) el mejor sin discusión; probablemente el único programa electoral viable. El problema es que en Melilla los programas electorales yo creo que es que no se los lee nadie. Ni la gente que va en la candidatura, a lo mejor a partir del puesto tres o cuatro... Ni sabían de lo que iba.

Entonces me pareció frustrante el resultado electoral. Me dolió mucho y lo consideré un fracaso y decidí dimitir al día siguiente. Yo sabía que yo era la llave, pero no me sentía ni con ganas de seguir...

–¿Y si hubiera tenido esas ganas habría habido cambio?

–Podría haberlo habido. Las circunstancias son muy parecidas, pero no son exactamente iguales. En el Partido Socialista acababa de haber un cambio de liderazgo. Las personas que entraban en la Asamblea no tenían memoria histórica. Yo no lo veía exactamente igual, pero con el tiempo, y acabo de escribir recientemente, me he arrepentido de eso.

Me he arrepentido muchas veces cuando he visto que se estaba haciendo lo que yo había estado criticando durante cuatro años. Pero bueno, ya está hecho y ya no tiene marcha atrás.

–Aunque hay sectores que ya ven una pequeña recuperación económica, el comercio está hecho polvo. Usted lleva la Consejería de Hacienda, Economía y Empleo: se habla mucho de cambiar el modelo económico...

–Cuando se habla de las soluciones económicas, todo el mundo pretende...

–Que haya un milagro.

–Claro. Que fuera alguien con una chistera y tal y eso, yo voy a decir la verdad. Eso no existe. Trabajar mucho y bien y en cooperación con mucha gente, no sólo los empresarios, sino también los representantes de los trabajadores; los sindicatos y no solamente los más representativos sino todo el mundo que tenga algo que decir.

Trabajar todos conjuntamente, fijar unos objetivos comunes de ciudad, unos objetivos que se les puedan dar forma...

–Y crear empleo que es lo que más le duele a la gente...

–Por ejemplo, apostar por yacimientos de empleo determinados en algunos sectores.

–¿Tiene en mente alguno?

–Ahora mismo no me voy a permitir el lujo de decirlo. Por supuesto tengo en mente alguno, pero entiendo y me gustaría que las propuestas que salgan en el ámbito económico, salgan desde abajo y que los políticos estemos después para cocinarlas, darles forma y trasladarlas a los sitios a los que haya que trasladarlas. Ya nos ocuparemos de defenderlas porque ése es nuestro trabajo. Pero pueden salir perfectamente. De hecho yo creo que pueden salir cosas positivas a nivel de conversación con empresarios y trabajadores.

–Esta superconsejería, en mi opinión la más importante porque engloba economía y empleo, es difícil porque el comercio está como está, la frontera está como está...

–Vamos a ver, no hay una consejería más importante que otra. De verdad, quiero que quede eso claro porque todo el trabajo que hacen los políticos a veces con pocos medios, a veces con las circunstancias que tiene cada uno y el personal que tiene, merece el reconocimiento; darle un mérito. Todo es difícil; incluso la participación en los distritos, la Consejería de los distritos, la Consejería de Obras Públicas.

Yo, particularmente, sé que esto es una patata caliente, lo que pasa es que yo me aplico o intento aplicarme en este caso concreto porque Melilla es mi ciudad; Melilla es mi pasión. No solamente por Melilla sino mi pasión, mi idea de España y porque considero que el servicio que le hacemos a España es potenciando Melilla y recuperando Melilla. Que Melilla se pueda convertir en una ciudad que demuestre al mundo lo que los españoles somos capaces de hacer.

Entonces yo me aplico lo que suelen decir los militares, que reclaman para sí el sitio de mayor riesgo y de mayor dificultad. A mí no me importa asumir esa responsabilidad. No puedo asegurar que se vayan a conseguir todos los retos, pero lo que sí puedo asegurar es que vamos a trabajar y que vamos a trabajar mucho y que vamos a intentar hacerlo lo mejor que podamos.

–¿Qué habría dicho Juanjo Medina si hubiera visto su nombramiento ahora?

–... Supongo que estaría muy contento. Yo creo que de la gente que participa en este Gobierno, si no el 100%, el 90% eran amigos suyos.

–¿Le echa de menos?

–Pues sí. Le echo de menos. Yo creo que era una persona que yo conocía desde hace muchísimos años, que nunca había llegado a tener un conocimiento tan cercano hacia él y cuando lo tuve descubrí a una persona, a un periodista de profundos valores, unos valores que no son comunes; una valentía que me parece exagerada; una capacidad de sacrificio que rayaba el heroísmo y, en definitiva, una valentía que fue muy importante para esta ciudad. Hay personas que somos más normalitos y hay otras personas que pueden marcar la diferencia.

–Me gustaría ahora que le enviara un mensaje a los que confiaron en usted siempre, pero también a los enemigos.

–A los que confiaron en mí siempre les voy a decir que muchas gracias, que espero y deseo estar a la altura de sus expectativas con respecto a mí; que tengan por seguro que no sé si voy a conseguir todo lo que ellos pretenden, pero lo voy a intentar.

A los que nunca han confiado en mí o incluso que son mis enemigos, pues en primer lugar decirles que yo acabo de jurar mi cargo por España, por Melilla, por la defensa de la Constitución y las leyes. Si alguien espera que yo voy a hacer cosas extrañas o ‘tinglados raros’, como diría el señor Imbroda, ni cosas raras, ni a jorobar a nadie ni a buscarle la ruina a nadie. Me voy a dedicar a cumplir con la ley y a intentar defender el interés de todos los melillenses, tanto los que sean de un lado como de otro porque ésa es la función de un Gobierno y éste es un Gobierno en el que todos mis compañeros, por supuesto, van a hacer lo mismo que yo.

–Para terminar, ¿qué le gustaría conseguir en esta etapa? ¿Qué prioridad tiene?

–La tengo, pero no se la puedo decir porque entiendo que un Gobierno tiene que funcionar como un equipo. Aquí no hay individualidades. No hay que cada uno va haciendo la guerra por su cuenta. Aquí lo que se trata es que logremos que todo el mundo mejore esa idea que puede tener otro y se haga una conjunta, que sea de Gobierno. Que después, incluso, pueda ampliarse y que sea de Asamblea y que después, incluso, pueda ampliarse y que sea algo compartido por todos los ciudadanos. Eso sería maravilloso y sería una garantía.

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