Categorías: Cultura y Tradiciones

“No he elegido el poema ni la imagen, sino que el verso me ha elegido a mí”

Salvador R. Berenguer expone hasta el 24 de julio en el Real Club Marítimo sus fotografías sobre poemas de Rocío Linares.

El fotógrafo melillense Salvador R. Berenguer expone hasta el próximo 24 de julio una muestra de imágenes que interpretan los versos de los poemas de Rocío Linares. Bajo el título ‘Devuelvo al mar las voces de tu nombre’ esta profesora melillense publicó hace dos años un poemario que ha sido elegido por Berenguer para hacer una exposición de foto-poemas.
–¿Cómo surge la idea de hacer esta muestra de fotos-poemas?
–Empezó hace dos años cuando Rocío Linares me pidió que tocara en la presentación de este libro de poemas. Desde ese momento me vinculó a esta publicación. Luego, cuando me planteo el hecho de realizar un proyecto de final de mis estudios de fotografía decidí tirar por este lado, ya que es un libro que he leído mucho y de alguna manera, es cerrar el círculo, devolverle a Rocío la oportunidad que me dio y la confianza que siempre deposita en mí. También era una manera de dar rienda suelta a todo lo aprendido con el material fotográfico, que personalmente me quedo con los 35 milímetros.
–¿Cómo definiría esta exposición?
–Es un proyecto meramente poético. Requiere trabajo y romanticismo, en el sentido más decimonónico de la palabra. Exige mucho trabajo previo de disparar y sacar esta fotografía.
–¿Cómo se desarrolló el trabajo de preparación de este proyecto?
–Rocío me dio total libertad a la hora de trabajar y la elección de los poemas fue totalmente subjetiva. Había un número determinado de poemas que sabía que tenía que sacar, por seguir una pauta y la estructura ya creada de su libro. Son mis impresiones. No he elegido el verso ni la imagen, sino que el verso me ha elegido a mí. Mucho bocetaje en papel, y mucho dibujito, porque cuando vienen las ideas si no las plasmas se van. Las ideas son subjetivas. Lo que ven en las fotografías son mis lugares, mis gentes y mis ideas.
–¿Pero son fotografías de un instante?
–Son fotografías de mis instantes y mis momentos, pero no iba con la cámara encima el día entero. Es un instante que se me sugiere cuando leo el poema y que se plasma en una fotografía, porque las historias de Rocío son las historias de todos, puesto que nos ha pasado a todos lo que cuenta.
–¿Tardó mucho en elegir qué foto identificaba más la idea del poema? ¿Hay un tratamiento de las imágenes?
–Un año y medio largo, entre que la idea nace, que se le da cuerpo, que empieza a haber copias en papel... un año y medio largo. El tratamiento es mínimo. Es más importante el trabajo previo, es decir, plantear la fotografía como la quieres. Es muy difícil encontrar la imagen como uno la quiere, siempre se le da vueltas a la hora de encontrar. Por eso el planteamiento lo remarco. El quiero conseguir esto, cómo lo puedo hacer.
–¿Cuál es su sensación de esta primera exposición?
–Es una maravilla venir aquí y que la gente te pregunte e incluso que te digan que le ha gustado. No hay interés lucrativo en esto, sólo es un proyecto que está en la calle y quiero que se vea. Son mis credenciales a la hora de presentarme como fotógrafo entre comillas.
–¿Fotógrafo entre comillas?
–Sí, entre comillas. Uno no se considera fotógrafo, pues yo tengo mi trabajo, pero si surgen proyectos de este tipo, me parece perfecto.
–¿Qué opinión tiene la escritora de estos poemas sobre su interpretación en fotografías?
–Ella está encantada. Le gusta mucho, lo cual me llena de orgullo. No es fácil que un autor te reconozca que tu visión personal le parece buena. Ella comenta que a todo le pone cara y reconoce en las fotografías lo que escribe. Eso era justo lo que buscaba. Reconocerlo yo, y que el lector también, máxime cuando es la autora la que reconoce sus versos en mi fotografía.
–¿Por qué no hacer fotografías digitales?
–Puede resultar fácil hacer fotografías porque hoy hay muchos medios al alcance de todo el mundo. En parte por eso se desvirtúa el trabajo del fotógrafo, del 35 milímetros, formato medio. Hay mucha gente que dispara fotos y que no tiene ni idea de cómo era el proceso que se seguía antes. Pueden decir que eso lo hacen con Photoshop, pero antes todo eso había que hacerlo en un laboratorio. Por eso remarco el papel del 35 milímetros y la importancia del trabajo previo. El respeto a todos los fotógrafos que vinieron antes que nosotros y que trabajaron y llegaron a ser grandes con escasos medios. Es un pequeño homenaje a la historia y mi debilidad por los 35 milímetros es manifiesta. Trabajo muy cómodo en este formato aunque entiendo que el mundo que nos rodea exige un trabajo rápido y el digital, pero para proyectos míos como este prefiero dedicarle tiempo y la atención y el respeto que se merece.

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