He querido con este titular parafrasear a Mahatma Gandhi, porque siento que, por respeto a la autenticidad de mi obra, me veo en la obligación de contar la UNICA VERDAD que ha existido desde el momento en el que este proyecto empezó a gestarse.
El pasado día 7 de junio, Doña Isabel María Migallón Aguilar, publicó en su periódico un artículo en el que, a modo de queja, exponía su malestar por la presentación pública y difusión gratuita de la aplicación, Campañas del Rif 1893-1927, de la cual soy autor.
Dadas las ambigüedades, verdades a medias y datos erróneos que en el mismo se vierten y, sintiendo que se pone en entredicho mi honestidad, me veo en la obligación, de aclarar, exclusivamente a título personal, todas las sospechas veladas que se suscitan en el texto sobre una supuesta “traición”. Isabel alude que su trabajo ha sido obviado y que no figura como partícipe en la elaboración de esta base de datos. Este comentario me deja estupefacto, ya que la única y exclusiva colaboración que yo he tenido con ella, data del año 2009, por mediación de la Comandancia General de Melilla.
Jamás, y soy tajante en este término, he trabajado ni colaborado conjuntamente con ella en ningún otro proyecto referido a la recuperación de las fichas de registro de fallecidos en las campañas de África. Y sí, soy tajante, porque no existe, ni un solo vestigio que ella pueda aportar, y la invito a hacerlo (correos, llamadas telefónicas, correspondencia, drives compartidos, mensajes, etc.…) que muestren que ha tenido algún tipo de relación o intercambio de información conmigo, colaborando en algo durante todos los años en los que he desarrollado este trabajo. ¿No resultaría muy extraño compartir un proyecto de trabajo con alguien y no tener ningún tipo de comunicación con esa persona? ¿No parece raro que una coautora ni siquiera haya conocido el contenido del proyecto en el que supuestamente está colaborando? ¿Alguien entendería que sólo se hubiese relacionado conmigo en este inmenso trabajo a través de una tercera persona? Dejo esta reflexión a los lectores.
Antes de nada, quiero dejar claro todo el respeto que me merece como persona y como historiadora la Sra. Migallón, cuestión que no pongo en entredicho. Partiendo de esta premisa, y sin que sirva de menoscabo, voy a explicar cronológicamente, cómo fue el proceso de elaboración de esta base de datos, y como se desarrolló, a lo largo de los años que llevo trabajando en ella y, sobre todo, cómo y de dónde he ido recopilando la ingente cantidad de documentación que la misma posee. También quiero precisar cuál fue la inmensa labor de D. Eduardo Sar Quintas como única parte colaboradora del proyecto de esta obra.
Mi relación de amistad con Eduardo es desde el año 2000, fecha en que llego destinado a Melilla, en que nos volvimos a reencontrar, porque ya nos conocíamos desde 1993.
En el año 2004, con motivo de la presentación del CD multimedia sobre el “Grupo de Fuerzas Regulares Melilla nº 52”, que realicé y cuyos derechos cedí al mencionado Grupo, es cuando Eduardo me habla del proyecto en el que estaba trabajando y solicita mi colaboración.
No es hasta los años 2006 o 2007, cuando Eduardo me enseña en su casa la documentación que posee. Dos habitaciones llenas de archivadores de cartón repleta de documentación de fallecidos. Es a partir de ese momento cuando surge el compromiso de realizar este proyecto.
La Sra. Migallón indica que en el 2005 mantiene una reunión con el Comandante General para tratar del tema y es ahí que conoce a Eduardo Sar Quintas. Siempre me ha dicho Eduardo que la reunión y su primer contacto con la Sra. Migallón es con motivo del centenario y a través del Excmo. Sr. Comandante General D. César Muro Benayas. El Comandante General toma posesión el 5 de septiembre de 2008. Me contó Eduardo, que es en el 2008 cuando el Comandante General, con motivo de su posesión y recorriendo las diferentes unidades y organismos, lo encuentra trabajando en uno de esos organismos y sabe de su interés por recuperar a los fallecidos. El anterior Comandante General, toma posesión del cargo en el 2006, mostrando desde el primer momento su empeño, por que existiese una base de datos única y de acceso por todas las unidades, para la gestión del personal de la COMGEMEL. Esa base de datos la hice yo, el entonces Stte. Francisco Moreno Lara, bastante más compleja por temas de seguridad y con diferentes protocolos de accesos dependiendo del usuario autorizado. Aún en la reserva y residiendo fuera de Melilla, he seguido trabajando en ella.
Llega el 2009, centenario de la Campaña de 1909, la COMGEMEL programa una serie de actividades con motivo de la fecha. En el artículo de la Sra. Migallón, ella misma relata cómo se le invita a participar en la conmemoración y cuál es el fruto de su colaboración con Eduardo. Hasta ahí no tengo nada que objetar, no sé cómo se desarrollaron los hechos. Es en esa fecha cuando conozco a la Sra. Migallón.
En el artículo, dice textualmente:
“En la época de redacción del libro sobre la Campaña de 1909 se une el teniente Moreno Lara como informático. Él iba a ser el encargado de crear una base de datos con toda la información personal recogida, que complementaría un libro con más contenido literario”.
Primer error, yo nunca me uno a ellos como informático. A petición de la COMGEMEL, realizo la base de datos de los fallecidos que aparecen en su libro, con el fin de facilitar las tareas de búsqueda. En este trabajo aparecen los 744 registros de los fallecidos en la campaña de 1909, en base a los registros de enterramientos del cementerio. Durante este trabajo nunca tuvimos contacto. Para ello Eduardo me aporta un *.pdf con los datos que deben aparecer. Se publica el libro y la base de datos que le acompaña.
En esta base de datos aparecen como investigadores la Sra. Migallón y Eduardo, autores del libro, el Brigada Bauzán por su contribución en el diseño del fondo de pantalla, y yo como programador. Los derechos de esta aplicación son cedidos por mí a la COMGEMEL. Fin de la relación.
Se realiza el acto de clausura del centenario y a los participantes se le reconoce su participación con una medalla conmemorativa. No recibo ninguna ni tengo que recibirla, trabajo para la COMGEMEL.
Y si hubiese sido como ella indica, no sería extraño que, habiendo trabajado para ellos, no aparezca ninguna referencia a mi persona en su libro. Aparecen los autores y la diseñadora de la portada. Pueden comprobar lo que digo descargando el libro “Nombres para la Historia Militar de España”, en la web: https://www.lamelillamilitar.com/galeria-libros/
La Sra. Migallón jamás pudo creer que yo iba a hacer una aplicación, en la que metería más de 15.000 registros, adaptaría y retocaría miles de documentos, aportaría la búsqueda de 6.908 desaparecidos …. etc., y que ella iba a figurar, sin tener para este trabajo, por su parte, la mínima aportación, intervención ni contacto. Eduardo sabe desde su inicio que este trabajo era únicamente de dos y en caso contrario, que no contara conmigo.
No recuerdo el año en concreto, pero entre el 2010 y el 2014, fecha en que paso a la reserva, la COMGEMEL, ordena la recuperación de todos los fallecidos militares enterrados en el cementerio de la Purísima Concepción, y se realiza una base de datos que recoge aproximadamente 9074 registros, incluyendo todos los fallecidos en fechas posteriores a 1927, es decir 1928, 1929,1930 ... 1978. Cualquiera se puede acercar a COMGEMEL y comprobar que es cierto. No participé en ninguna de las fases de su creación.
Llega 2014, y en febrero paso a la reserva activa y fijo mi residencia en Alhaurín de la Torre.
Entre el 2013 y el 2015, se publican obras teniendo como eje central el cementerio, siendo sus autores la Sra. Migallón y Eduardo. También se pueden descargar desde la web anterior. Nunca podría yo dudar de las horas invertidas en el cementerio. Nunca he tenido la exclusividad de la aportación de Eduardo. Él siempre ha tenido la libertad de publicar libros y artículos y colaborar con quien estimara oportuno.
Como indica en su artículo: “De esta labor pueden dar buena cuenta los administradores como Tomás Tomé y Mariano Carralero, que siempre nos han tratado con gran cariño y dándonos todo tipo de facilidades”.
Supongo que el Sr. Mariano Carralero, también podrá dar cuenta de los miles de fotografías que ha realizado Eduardo y de las miles de horas que ha dedicado. No tengo el gusto de conocerle, pero sí de saber de su gentileza a través de Eduardo. En el apartado BIBLIOGRAFíA, de la aplicación de base de datos, y a petición de este, aparece el agradecimiento a D. Mariano Carralero Tovar. Muestra más de que yo no tengo inconveniente de que aparezcan las personas que han facilitado o aportado algo.
En una larga conversación telefónica con la Sra. Migallón, mantenida en los últimos días, a la pregunta insistente por mi parte: ¿los documentos digitalizados en fotografías sobre los libros del cementerio, actas de defunción y hojas de servicios, son aportaciones tuyas? Me responde que todo eso son de Eduardo y que ella también tiene parte de ellos por habérselos pasado Eduardo. Como no dudo de su honestidad, estoy seguro de que así lo reconocerá.
Durante estos años, hasta el 2020, sigo trabajando solo en la recuperación de los fallecidos. A través de muchas horas de lectura de D.O. del Ministerio de la Guerra, incluyo en la aplicación los 6.908 registros que aparecen como desaparecidos con las pensiones otorgadas a sus familiares en compensación por su pérdida. Cualquiera puede acceder a esos datos a través de la web “BIBLIOTECA VIRTUAL DE DEFENSA”, y descargar los boletines en formato *.pdf.
En el 2019, en una conversación mantenida en Málaga, con un mando de una de las unidades de la COMGEMEL, le comento que sigo trabajando en la base de datos y que en esa fecha tengo cerca de 11.000 registros y le remito algunas imágenes de la base de datos.
En el 2020, a través del actual presidente de la Asociación de Estudios Melillenses, vuelvo a contactar con Eduardo telefónicamente, y le comento como llevo el trabajo que él y yo habíamos iniciado. Desde esta fecha, la cooperación entre nosotros ha sido continua. La facilidad de compartir documentos a través de mi Drive ha posibilitado esa comunicación fluida y continuada de documentos.
En su artículo, vuelve aludir veladamente a mi persona, al decir: “Sin dudarlo un instante me puse en contacto con las personas ‘protagonistas’ del mismo para obtener una explicación del porqué de mi ‘omisión’. Permítanme que no entre en detalles”.
Yo voy a entrar, sobre detalles de esa conversación, en la parte que afecta a mi persona. Esta es la primera conversación que mantengo con ella desde el 2009. En ella me pide explicaciones del porqué no aparecía en el cartel. Le digo claramente los motivos y que Eduardo ha sabido desde el primer día que nunca trabajaría con ella. Me comenta que entiende mi postura y me pide disculpas y le indico que, si ha estado engañada por Eduardo, entiendo su enfado. Conversación para aclarar la situación y siempre correcta por ambas partes.
Continúa diciendo en su artículo: “Es evidente que mi nombre no figura en el cartel de una presentación por la deslealtad de quien lo ha decidido así, lo ha ignorado”.
Nueva sorpresa. El cartel lo he diseñado yo. En él aparecen los autores. No es que yo lo haya decidido o ignorado, es que no se me ocurre que tenga que aparecer alguien que no ha aportado nada. Si Eduardo nunca le comunicó mi negativa y le ha tenido engañada durante estos años, es algo entre la Sra. Migallón y él. No hay nadie de mi entorno que me haya oído decir que estoy haciendo junto a la Sra. Migallón y Eduardo una aplicación informática. Nunca he sabido del contenido del trabajo que prepara la Sra. Migallón ni he mostrado interés por él.
También dice: “indagando un poco pude saber que desde hacía varios meses se había buscado apoyo en Melilla para llevar a cabo dicho acto. Aún me sentí peor porque estas negociaciones se habían hecho aquí y yo sin saber absolutamente nada”.
En el párrafo anterior, falta a la verdad. No necesita de ninguna indagación, soy yo quien se lo digo. Hace unos días, en una segunda y larga conversación telefónica, cordial y respetuosa, con la Sra. Migallón, entre otras cosas le digo que nunca había habido ocultismo, y le comento lo que a continuación relato:
“Alrededor de febrero de 2021, recibo una llamada del Coronel del Archivo Intermedio de Melilla y del Coronel de la ULOG Nº 24. El Coronel del Archivo Intermedio, me pregunta sobre el precio que pedimos por ella. Misma contestación que siempre he dado, es gratis, sólo queremos su difusión entre el personal que pueda estar interesado”. No soy yo el que llamo. A partir de entonces hay continuo contacto, no solo con este organismo, sino también con la COMGEMEL.
Por lealtad a Eduardo, única persona con la que me comprometí a llevarlo a cabo no es posible presentarse con el apoyo de ningún organismo militar de la plaza. Tampoco fue posible asumir por A.E.M. una edición de la aplicación en formato USB de 16 Gb., pese a su interés y apoyo, del que siempre estaré agradecido. El presidente de esa asociación sabe que la Sra. Migallón no formaba parte de ese trabajo y nunca me ha escuchado decir que ella participa de alguna forma.
Siento tener que implicar a personas ajenas, pero si creen que miento pueden preguntarles. No tengo otra forma de rebatir sus malentendidos.
En ningún momento se ha obrado con ocultismo. Si desde febrero hasta julio nadie le ha informado de nada, habiendo amigos comunes en la A.E.M., supongo que será porque sabrían que la base de datos era de Eduardo y mía. Alguien puede creer que hay ocultismo cuando a petición de Eduardo, se lleva al registro de la propiedad intelectual de Melilla y he mantenido conversación telefónica con la persona que está al frente.
Llega septiembre de 2021, y le presento al historiador del Centro de Investigación Julián Sesmero, D. José Manuel de Molina, un documento explicativo del contenido de la base de datos. No hizo falta que me preguntara su costo, le indiqué desde el primer instante que era gratis. Gracias a su apoyo y al del concejal de Patrimonio Histórico y Artístico, termino en el despacho del Alcalde y con su respaldo desde el primer momento.
En todo momento y en cada uno de los pasos que he comentado ha sido informado Eduardo y siempre he contado con su consentimiento. No podía ser de otra manera, era un trabajo de dos y estaría en la presentación con los gastos pagados.
No soy ajeno que para la confección de su libro haya empleado miles de horas, al igual que yo las he empleado en leer documentación, buscar e introducir registros y programar la aplicación. Todavía me quedan miles de horas de trabajo, para finalizar la aplicación, por los miles de documentos que debo adaptar para su gestión. Los que han solicitado la descarga de la aplicación saben que recibirán avisos sobre actualizaciones en los próximos años.
Como le indiqué, la digitalización de estos documentos, son los que me han servido de base para introducir el resto de los registros hasta completar los casi 15.000 que contiene la base de datos. Quien quiera puede comprobar, a través del enlace, una pequeña muestra del contenido de una de las unidades de disco de mi computadora donde está almacenada parte de esta información. Es un pequeño vídeo, sin sonido, que da veracidad a lo que digo
https://drive.google.com/file/d/1Wgx4fj7IZNpfzDYIa_TiEgwHFw4jjXiX/view?usp=sharing
A modo de conclusión, tras todo lo anteriormente expuesto, quiero dejar claras, tres ideas:
La última conversación mantenida con la Sra. Migallón, es del día 7 de junio, en que le informo que habrá una respuesta.
Soy consciente, que la Sra. Migallón es muy conocida y querida en Melilla. Durante estas semanas he tenido que leer en redes sociales opiniones de personas que hablaban, con desconocimiento de los hechos, y alguna que otra descalificación. Que razón tenía aquel que decía: “cuando se siembra la sospecha, siempre algo queda”.
A partir de ahora la Sra. Migallón podrá seguir pensando lo que quiera, comentando con sus amistades lo que ella considere oportuno. Yo por mi parte no pienso convertir esto en un culebrón. Si ha existido TRAICIÓN, no ha venido de mí. En la parte que me afecta, creía que todo había quedado aclarado con la Sra. Migallón, después de las dos conversaciones telefónicas mantenidas.
Quiero por último declarar, que mi interés profundo durante todo este tiempo ha sido y es, rendir un homenaje a todos aquellos soldados desconocidos que, provenientes de cualquier rincón de nuestro país, dieron su vida por España y que hasta hoy eran números estadísticos y recuerdos en sus familias. Sacar tantos nombres del anonimato me llena de orgullo y satisfacción, y ese es el único precio que he estimado oportuno recibir con este emotivo trabajo.
Alhaurín de la Torre a 11 de junio de 2022
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