José Lázaro, el conductor agredido ayer, cuenta a El Faro que tuvo “miedo” a no poder salir del bus donde lo atacaron.
La voz de José Lázaro suena con una calma que causa admiración. No es para menos, dado que pocas horas atrás fue víctima de una agresión con un machete que le causó un profundo corte en su antebrazo derecho.
Su estado de salud es bueno, pero es consciente de que ayer por la mañana, mientras se encontraba rodeado por varios intrusos en el autobús que conducía, pudo haber salido mucho peor parado de la agresión que sufrió.
Cuando el vehículo de la COA subía por la calle Vía Láctea hacia Los Pinares, se detuvo en la parada correspondiente. “Abrí la puerta para que bajara un pasajero y subieran otros dos”, explica José Lázaro a El Faro. Fue en ese momento cuando comenzaron los que posiblemente fueron los minutos más largos en décadas de servicio.
“Uno de ellos intentó entretenerme pidiéndome cambio de un billete de 20 euros. Le dije que no lo tenía”. Y era cierto. A esas horas (7:15 de la mañana), estaba cubriendo la primera de las rutas y en la caja no había demasiadas monedas que contar.
Tres encapuchados
“Entonces, entraron otros tres, que cubrían sus caras con bufandas”, añade el conductor. “Dos de ellos llevaban machetes”. Según el gesto que hace el agredido con sus manos, una de esas armas le dio impresión de tener “40 centímetros de hoja, sin contar el mango”.
“Empezaron a pedirme el dinero de la caja. Les dije que no tenía prácticamente nada, que era el primer viaje que hacía en la mañana”. Entonces, le quitaron “unas gafas de sol graduadas y la mochila”.
Al aumentar la agresividad de los intrusos, José Lázaro se puso en guardia de la mejor forma que pudo: “Intentaba no perder de vista a los dos de los machetes. Uno era casi una katana”.
Los intentos por amedrentar al conductor llevaron a uno de los asaltantes a golpearlo en un costado “con la parte roma” del machete. “Supongo que lo hizo con intención de no llegar a más”, considera la víctima de este ataque.
Sin embargo, acto seguido, otro de los delincuentes lo acometió con su arma blanca. “Me protegí con el brazo”. El ataque le causó un corte del que brotaba sangre abundantemente. Fue entonces cuando los desconocidos escaparon del lugar.
Llamada a la Policía
“Todo pasó en cuatro o cinco minutos”, afirma José Lázaro. Después de que sus agresores huyeran, llamó a la Policía para denunciar el caso, dio media vuelta y regresó a la plaza Torres Quevedo, donde lo esperaban los agentes que le tomarían declaración.
Los policías le recomendaron que acudiera al Comarcal, donde fueron curadas sus heridas. “No es un corte profundo, tiene unos cuatro centímetros de largo, pero tuvieron que darme un par de puntos”.
Tres décadas en esa línea
“Llevo 29 años en la misma línea, pero ahora se está poniendo demasiado peligrosa”, sostiene José Lázaro. “Deben suspender el servicio, porque están pasando cosas que no deberían pasar”.
“El año pasado hubo cinco apedreamientos (de autobuses) y este año ya llevamos dos. Y ayer mismo (por el domingo) a un compañero mío le tiraron una botella de agua a la cara”, cuenta este conductor.
Cuando se le pregunta por posibles soluciones para garantizar la seguridad de los conductores, José Lázaro sostiene que “lo ideal sería aislarlos en cabinas”, aunque reconoce que ello supondría un alto coste económico.
La víctima del ataque de ayer reconoce que hay miedo entre sus compañeros a trabajar en la línea 6. “Yo era voluntario hasta hoy (por ayer), pero ahora no querría volver ahí. Me podría encontrar con otros indeseables a los que se les puede ir bastante la olla y no me gustaría dejar a mis hijos huérfanos”.
Esta mañana, José Lázaro tiene cita con su médico de cabecera. “Me evaluará y decidirá si tendré que estar de baja o no”.
Manteniendo la calma, recuerda el incidente de horas atrás: “He tenido miedo a no salir de ahí”.
El domingo fue atacado otro conductor de la misma línea 6
La agresión a José Lázaro fue la segunda que sufrió un conductor de la COA en apenas 24 horas. El domingo, a las 8:00 horas, otro autobús que cubría la línea 6, la que recorre el trayecto entre la plaza Torres Quevedo y Mariguari, fue atacado dentro del vehículo por un grupo de desconocidos.
Según informó a este periódico el jefe de Tráfico de la COA, Antonio Montoya, los agresores también fueron cinco, al igual que en el suceso de ayer lunes.
El incidente se produjo aproximadamente en el mismo lugar, en dirección a Los Pinares. Los asaltantes se colocaron en medio de la carretera, obligando al conductor del autobús a detenerse. Acto seguido, consiguieron forzar las puertas y “estuvieron haciendo un poco de jaleo e increpando al conductor”, según indicó este responsable de la Cooperativa Omnibus de Autobuses de Melilla.
Tras ello, uno de los intrusos arrojó “una botella de agua” al rostro del conductor, impactándole en un ojo.
Aunque la botella era de plástico, el golpe “fue fuerte”, puesto que estaba llena de agua. Al conductor “se le infló el pómulo”, según indicó Montoya.
Este suceso causó la suspensión del servicio el resto del día. Sin embargo, se retomó a la mañana siguiente, cuando hubo una nueva agresión.
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