Julia Ortega, responsable de ACCEM en Melilla, asegura que hay muchos retos por afrontar, desde mejorar la atención a personas que piden asilo hasta combatir la pobreza de la periferia.
Julia Ortega García es la nueva responsable de ACCEM Melilla (Asociación Comisión Católica Española de Migraciones). Llegó el pasado 15 de septiembre y está encantada de afrontar esta aventura tras dejar Córdoba, donde llevaba ocho años trabajando para esta ONG. Asegura que tiene muchos retos por delante, como mejorar la atención a los inmigrantes que piden asilo, asesorar a más ciudadanos con problemas de documentación y combatir la exclusión social.
–¿Cómo le llegó la propuesta de dirigir ACCEM Melilla?
– Trabajo en ACCEM desde el año 2006, cuando se creó la sede en Córdoba. Este verano, viendo las características de la ciudad, la dirección nacional decidió darle un cambio a la sede de Melilla. Me propusieron este reto. En cuanto me lo dijeron, lo pensé poco, a pesar de las renuncias personales que tenía que hacer. Me atraía mucho el proyecto y aquí estoy.
–¿Es una aventura venir a la ciudad porque el colectivo al que atendía en Córdoba es diferente al que asiste en Melilla?
–Bueno hay muchísimas diferencias. En Córdoba atendemos a la población inmigrante o de origen extranjero que consigue la nacionalidad española, pero que tiene dificultades a la hora de agrupar a su familia o viajar a su país de origen. Allí la población está más asentada. En Melilla nos encontramos con población local, a nivel geográfico, no hablo en términos políticos porque son personas que emigran de ciudades cercanas de Marruecos. También en Córdoba hacíamos acogida a inmigrantes subsaharianos. En este punto sí que me atraía venir a Melilla porque cuando los atendíamos en Andalucía, nos contaban que habían estado en el CETI de Melilla. En fin, venir a la ciudad era avanzar un poco más en el origen y llegar a un eslabón anterior de la cadena de atención a inmigrantes.
–¿Cómo ha visto la ciudad?
–No me esperaba que el cambio al llegar a Melilla fuera tan grande. Es una ciudad que me cautiva y me asombra. El que haya tanta cultura amazigh por las calles y a la vez veas un centro de una ciudad moderna... Es una ciudad fascinante.
–¿En qué consiste la atención de ACCEM en Melilla?
–Nuestra línea preferente de actuación son las personas en riesgo de exclusión. Son varios los proyectos que llevamos a cabo. No nos queremos quedar con uno. Hay dos muy importantes, como es el trabajo en el barrio hebreo. Allí se hace la atención a personas con necesidades de los Distritos IV y V. Y por otro lado, están los proyectos de formación que realizamos en el CETI. No obstante, no nos queremos quedar ahí. Queremos empezar con proyectos de cooperación con las zonas fronterizas con Marruecos para que la población de esas localidades se pueda quedar en su tierra e incluso, atender a inmigrantes de origen marroquí que residen en Europa para que puedan volver con un proyecto económico a su país. Además, estamos muy pendientes de los refugiados, como no puede ser de otra manera. Ahora mismo hay una gran cantidad de personas de origen sirio que se acercan a ACCEM para solicitar asilo. Es un colectivo importante. No van a parar de llegar. Ojalá me equivoque y se termine el conflicto.
–¿Cómo se puede ayudar al colectivo sirio?
–Bueno, es un colectivo que está en tránsito. Hay muchos en Marruecos, pero tienen dificultades llegar a nuestra frontera. De todas formas en Melilla no hay demasiada especialización, incluida nuestra ONGs, en el trato de refugiados. Hay muy pocos recursos para estas personas.
–¿Cree que las oficinas para pedir asilo en la frontera ayudarán? Aunque también está la crítica de otras ONGs que destacan la dificultad para que Marruecos permita pasar a estas personas por su frontera para llegar a Melilla.
–Celebramos la apertura de estas instalaciones en la frontera de Beni Enzar porque significa facilitar el acceso a las personas que deseen solicitar asilo, a esta protección internacional que necesitan. Celebramos entusiastamente la apertura de las oficinas o instalaciones que garantizan que aquellas personas que se acerquen hasta nosotros puedan formalizar su petición de asilo. Es cierto que queda mucho por hacer. Hay que trabajar con Marruecos el acceso a nuestras fronteras. No podemos olvidar que hay un derecho internacional consagrado y permite al menos la salida de las fronteras. No hemos conseguido todavía que las fronteras sean abiertas y cada país es soberano para permitir o no la entrada de ciudadanos. Pero desde luego el derecho internacional permite abandonar un país. Hay que avanzar en esta línea con Marruecos, para que permita llegar a esta población a nuestras fronteras. Es positivo estas oficinas, así como que la Policía esté formando a sus miembros para tramitar y formalizar estas solicitudes. También desde ACCEM estamos haciendo un esfuerzo grande preparando a un equipo de intérpretes que es el que está tramitando las peticiones de asilo, como CEAR que hace una estupenda labor en el asesoramiento, acompañamiento y en la representación de los residente del CETI que piden asilo. Entre todos a ver si conseguimos mejorar las condiciones de asilo en frontera.
–¿Encontró el CETI como lo imaginó tras escuchar las historias de las personas a las que atendió en Córdoba?
–El CETI ha sido siempre algo que todas las personas que hemos trabajado en el área de acogida humanitaria a inmigrantes subsaharianos nos generaba inquietud y teníamos ganas de conocer. Hace unos tres años preparamos una visita. Necesitas ver esa realidad para entender esa parte de la vida del inmigrante. La estancia media en el CETI, de las personas que atendimos en Córdoba, fue de dos e incluso cuatro años. Conocía el CETI y por eso ahora no me ha sorprendido. Lo que sí me ha llamado la atención es la capacidad del centro y de la dirección de ir ampliando sus servicios a tanta gente que llega. El CETI tiene una población muy superior para las instalaciones con las que fue dotado en su momento. No sé cifras exactas, pero creo que tiene capacidad para unas 400 personas y hay unas 1.100 ahora. Eso es una locura y se está consiguiendo salir adelante gracias al esfuerzo de la gente del CETI y a una buena gestión de la dirección. Aún así hay deficiencias debido a la masificación. El CETI intenta subsanar estas deficiencias, pero es indudable que precisa de muchos más recursos. Doy la enhorabuena al buen trabajo que se está haciendo en el CETI con los escasos medios que tiene y animo a quien tiene la responsabilidad de mejorar esas instalaciones a hacer un esfuerzo de inversión.
–El reto, me decía antes, sería trabajar al otro lado de la frontera. ¿Ésa es la meta principal?
–Bueno el principal reto al llegar aquí es estar a la altura de la ciudad y de sus necesidades. Melilla es una ciudad fascinante, pero con una cantidad de problemáticas diferentes y para atenderlas es necesario conocer su sociedad. Es verdad que ahora hay mucha preocupación por temas relacionados con el auge del extremismo del islam. Es algo minoritario, pero también es cierto que está favorecido por la exclusión social. No creo que el yihadismo esté entrando a través de nuestras fronteras físicas, sino a través de la exclusión y de los medios de comunicación, como Internet. Hay muchos jóvenes que sintiéndose apartados de la sociedad buscan un refuerzo de su persona en otro tipo de ideas sin llegar a tener conciencia real del problema. Hay que atajarlo cuanto antes. Hay que trabajar mucho con las familias para que parte de la población de Melilla no se sienta excluida de su propia sociedad.
–¿Tiene un cálculo de las personas a las que ayuda ACCEM a diario?
–Hay dos líneas diferenciadas de trabajo, como es el que se desarrollado en la ciudad y el del CETI. En las oficinas es mucha la demanda, la mayoría son mujeres que acuden a intentar solucionar sus problemas de documentación y trabajo. También hay mucha demanda de formación en lengua castellana. Hay un porcentaje importante de personas que no saben castellano y tienen dificultades en su vida diaria. Ahí atendemos unas 60 personas al día. En el CETI atendemos diariamente en nuestro centro de formación a unos 100 niños y unos 125 adultos. Además hay otras acciones puntuales que llevamos a cabo con el resto de residentes, como las peñas de fútbol que permiten a los inmigrantes ver los partidos del Melilla y empezaremos dentro de poco con el baloncesto.
–¿Cuántas personas forman el equipo de ACCEM en Melilla?
–Somos un equipo pequeño pero esperamos crecer con el apoyo de la ciudad. No obstante, ya contamos con la Administración. Tres personas trabajan en el CETI y una se dedica a la atención de personas en la oficina. También tenemos cinco voluntarios que ayudan en talleres de formación y ocio en el CETI y entre cinco y seis personas colaboradoras que prestan el servicio de traducción. Ahora gracias al inicio de planes de empleo otras cuatro o cinco apoyaran nuestro trabajo.
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