El consejero de Infraestructuras, Urbanismo y Deportes, Rachid Bussian, ha enviado un mensaje de tranquilidad a todos los melillenses que si bien vemos necesaria la regularización de viviendas en Melilla, también nos preocupa que esto se convierta en un café para todos o como sugeríamos en un artículo publicado en esta Jabalina, en un festival con barra libre.
Bussian ha dicho que la regularización afectará a “miles” de viviendas en Melilla no sólo de los Distritos IV y V. O sea, esto es una operación grande que estaba claro que había que hacer y, en mi opinión, consejero, es ahora o nunca.
Si miramos las encuestas electorales, vemos el ascenso de partidos políticos que no tienen entre sus prioridades ceder terrenos de todos los melillenses a familias que las ocupan, en muchos casos desde hace décadas e incluso generaciones.
Lo dicho, es ahora o nunca porque a día de hoy no pongo la mano en el fuego por la continuidad del tripartito ni mucho menos por la solidez de una alianza futura entre PSOE y CpM para reeditar un pacto de izquierdas. Si esa coalición sale adelante será porque los cepemistas ganan apoyos.
El PSOE, tal y como está en estos momentos, no gusta ni a los suyos. ¿Y saben por qué? Porque Gloria Rojas no ha conseguido consolidar un liderazgo que parecía incuestionable hasta que llegó al tripartito y en los dos primeros años comprobó que ser vicepresidenta es que casi lo mismo que ostentar un título nobiliario cuando no tienes dinero. Sólo sirve para sustituir al presidente cuando éste se ausenta.
Pero en la pérdida de apoyos influyen, cómo no, la pésima gestión de la pandemia y los egos revueltos de algunos responsables socialistas, a los que Rojas no ha sabido ponerles una línea roja para advertirles de que no la pueden cruzar.
Para ganar elecciones hay que tener un líder indiscutible y, por supuesto, hay que tener objetivos claros. ¿Alguien sabe qué metas concretas tiene el PSOE de Melilla? No digo que no las tenga. Digo que no ha sabido enarbolar una sola bandera y defenderla. El que mucho abarca, poco aprieta. Han tenido un problema de gestión (con las competencias sanitarias de la pandemia), de organización interna (no está claro quién lidera si la delegada o la vicepresidenta), pero, sobre todo, de comunicación (la soberbia ha ganado la batalla mediática a la honestidad).
Cuando uno habla de CpM, de PP o de Podemos automáticamente identifica a sus votantes. Hagamos ese ejercicio con el PSOE de Melilla. ¿Alguien tiene claro en qué se diferencia un votante socialista de un cepemista? No hay una línea clara entre ellos y eso es peligroso porque en unas elecciones muy polarizadas como las de 2023, la gente tenderá a apoyar las siglas con más posibilidades de ganar. Y en esa elección tienen todas las de perder los socialistas (en favor de CpM) y los populares (en favor de Vox).
¿Permitirá el PSOE nacional que sus siglas se diluyan en Melilla? La respuesta, sin lugar a dudas, es negativa. Entonces hay liderazgos que tienen que cuajar ya. Gloria Rojas, en mi opinión, está en tiempo de descuento.
La falta de iniciativa política está desangrando a los socialistas melillenses. Pedro Sánchez capitalizó la exhumación de los restos de Franco, pero en Melilla la retirada de la estatua del dictador es obra del “tripartito”. Se le escapó a los socialistas como el agua entre los dedos. O no era su iniciativa o se les olvidó venderla como algo propio.
Se les escapó como arena del desierto entre las manos pese a que es la medida más visual de este gobierno. Con lo fácil que hubiera sido que Gloria Rojas hubiera aparecido por las obras de levantamiento de la estatua de Franco o que se le hubiera visto con una camiseta que aludiera a ese momento histórico. Bajó perfil, como si rehuyera cualquier alusión a su autoría. Asumió que es un logro colectivo. Y esa generosidad, en política, se confunde con falta de liderazgo.
Ahora CpM adelanta a los socialistas por la derecha anunciando la legalización de viviendas irregulares en Melilla, con la promesa de que se respetarán los derechos, pero también las obligaciones que implica ser propietario (a) de una vivienda. Es una medida potente que dará voz (y voto) a los que hoy no la tienen. Es una medida de izquierdas.
El parque habitacional de Melilla cojea. Hay que construir viviendas. No me vale que se apele en estos momentos a la herencia recibida de Imbroda para justificar que no podemos construir en cuatro años todas las casas que tenemos autorizadas y pagadas. Me da igual si para cumplirlo usted debe ponerse un cohete en el culo. La política, no se nos olvide, es el arte de lo posible. Hay que mover cielo y tierra para construir todo lo que pueda ser construido en tiempo récord.
En eso el PSOE tiene mucho que aportar. Tienen en Madrid un ministro que es el que corta el bacalao por donde hay que cortarlo. Hay que moverse, señores. Y hay que ser valientes. Vamos a modificar el Plan General de Ordenación Urbana para buscar que, sin tocar nuestros espacios protegidos, se liberalice la mayor cantidad posible de terreno. Si hay posibilidad de construir torres de viviendas, no renunciemos a ello. Hay que ir a por todas. Sólo así echaremos un pulso al Paro.
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