Editorial

No a las presiones

En la era de las redes sociales, la velocidad de difusión de las noticias ha aumentado de forma exponencial. Pero la existencia de Facebook, Twitter y otras redes también está sirviendo de herramienta para que cualquier persona con acceso a Internet, no sólo los profesionales de la información, pueda difundir noticias, así como opiniones.

En cuanto a estas últimas, ayer El Faro supo de un escrito difundido por una miembro de un grupo de Facebook de ámbito melillense cuya autora vierte graves y falsas acusaciones contra este medio, algo que en modo alguno vamos a consentir. Vayamos con el relato de los hechos.

En la mañana de ayer, esa señora contactó vía Whatsapp con una de nuestras compañeras redactoras. Según la lectora, la periodista había afirmado que alguien pegó a un abogado. Nuestra compañera le explicó que ella no había hecho tal afirmación, sino que fue una mujer quien hizo esa declaración en un juicio. Por ello, al escribir la periodista la noticia, lo que hizo fue entrecomillar la citada declaración, que así está recogida en autos y sentencias judiciales a los que hemos tenido acceso.

La señora no aceptó la explicación y acusó a la redactora de publicar una noticia que “no es objetiva”, acusación que tanto nuestra compañera como la redacción al completo rechazamos con rotundidad.

Ante la insistencia de la lectora, la periodista la emplazó a comunicarse con la dirección de este periódico, algo que la señora no hizo en ningún momento. En su lugar prefirió acudir a su grupo de Facebook y atribuirnos la publicación de “una noticia con información falsa”.

No contenta con ello, continuó arremetiendo contra nosotros, afirmando que “El Faro ya en su día publicó otra noticia errónea y sin contrastar”, sin precisar cuál es esa noticia ni el motivo de su acusación. Concluye su soflama rogando a este periódico la “seriedad y objetividad” que no se aplica a sí misma.

Lo que ha hecho esta mujer con su escrito en Facebook es un claro acto de difamación a este periódico en general y a una de sus reporteras en particular, cuyo nombre se ha ocupado de difundir. Y también una presión ante la que de ninguna manera vamos a ceder.

Nosotros siempre contrastamos nuestras informaciones y, como nuestra compañera intentó explicar a la señora, lo publicado viene de fuentes judiciales: autos y sentencias del tribunal competente.

El Faro no es responsable de los problemas de comprensión lectora de esa persona. Y los integrantes de esta redacción vamos a seguir haciendo periodismo a pesar de las presiones.

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