Quien más quien menos estaba casi seguro que las diez exposiciones florales instaladas por algunos puntos de la ciudad tenían los días contados. No porque la muestra finalice el próximo día 4, sino porque desgraciadamente, en Melilla hay muchos amigos de la ajeno. Y lo lamentable de este asunto no es el valor monetario de lo sustraido –unos paraguas y unas margaritas– sino la imágen que ha quedado después del destrozo y que aquellos ciudadanos que no hayan tenido tiempo de apreciar la composición no podrán hacerlo. Bueno, siempre cabe la posibilidad de que la Consejería de Medio Ambiente vuelva a montar este diseño y que, por supuesto, duplique la vigilancia de seguridad en vista de la forma de actuar de algunos chorizos.
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