La semana de las Fuerzas Armadas culminó ayer en Melilla con el desfile militar que pasó por las principales calles de la ciudad.
El acto comenzó más tarde de la hora prevista por la lluvia. A pesar de que cayó un buen chaparrón, que no duró mucho, los melillenses que estaban presentes en la Avenida Juan Carlos I no abandonaron su sitio en primera fila.
Un poco antes de las 19:00 de la tarde, la gente comenzaba a buscar un hueco para ver el desfile conmemorativo por el día de las Fuerzas Armadas.
Las calles estaban engalanadas para la ocasión y repletas de melillenses, familias y sobre todo niños esperando ver a las distintas unidades de Melilla pasar cerca de ellos. Todos tras las vallas que delimitaban el recorrido.
Personal de la organización repartieron entre los asistentes banderas de España para animar durante el acto.
Algunos niños gritaban emocionados "queremos ver la cabra" refiriéndose a la famosa cabra de la Legión que no pudo faltar en tan señalada fecha.
Justo cuando quedaban algunos minutos para la hora prevista del comienzo del desfile, sin preverlo, una nube comenzó a descargar lluvia y se produjo un chaparrón repentino, corto pero intenso.
Hay quien utilizaron esas banderas de plástico que les habían dado, para cubrirse de la lluvia y no abandonar el hueco que habían conseguido con tiempo.
Otros, en cambio, corrieron a refugiarse bajo las cornisas de los bloques cercanos.
Diez o quince minutos después, la lluvia paró y se pudo comenzar el evento.
En la Plaza de España, alumnos del IES Rusadir leyeron una carta dedicada al Ejército, previo al arriado de bandera.
El comandante general de Melilla, Luiz Saez Rocandio, pasó revista a la formación y acto seguido, se rindió homenaje a los caídos que dieron su vida por España en acto de servicio.
Las unidades militares comenzaron a desfilar, en un día que ni la lluvia pudo enturbiar. La música sonaba por megafonía ante el paso de la Guardia Civil o Regulares, con su característico sonido. La Legión, por su parte, fue acompañada por su banda banda de guerra y su mascota, la cabra.
Por último, le tocó el turno a los vehículos del Ejército que también se exhibieron por las calles de Melilla.
Las ganas de los que acudieron al desfile por participar en este acto, pudo más que el chaparrón. Los vítores y aplausos de los espectadores hacían eco en aquella Avenida Juan Carlos I. Después de varios años, sin este tipo de actos a causa de la pandemia, los melillenses que se acercaron hasta allí cogieron con ansias este acto.
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