Categorías: Editorial

Nadie habla de los sirios de Nador

Que no hablemos de ellos no significa que hayan dejado de sufrir. Un grupo de refugiados sirios volvió a manifestarse el pasado viernes a las puertas del control fronterizo marroquí reclamando que les dejen pasar a Melilla para pedir asilo en la oficina de Beni Enzar.

Podría haber sido una protesta más, de esas a las que ya no prestamos atención porque miramos hacia la frontera de Croacia y Eslovenia y vemos a miles de familias sirias atrapadas con niños bajo la lluvia y el frío. Están más lejos y quizás por eso nos dan más pena.
La protesta del viernes en la parte marroquí de la frontera terminó con una refugiada siria acusando a un alto cargo del Gobierno de Nador que estaba allí presente de estar compinchado con las mafias que cobran 1.200 euros a cada sirio para permitirles sortear el férreo control de las Fuerzas Auxiliares marroquíes y entrar en Melilla a pedir asilo.
En el vídeo colgado en YouTube también puede verse a un refugiado sirio que protesta porque en el hospital Hassani de Nador están negando ayuda humanitaria a sus compatriotas. De hecho, asegura que llevó a su hija al centro hospitalario y le cogieron tres puntos de sutura sin anestesia.
Este periódico publicó en septiembre las acusaciones de ONGs como Prodein que han conseguido pruebas de que los ‘mejanis’ están cobrando mordidas a los refugiados sirios de Nador para permitirles entrar en Melilla.
Supuestamente, los sirios pagan a intermediarios por pasaportes de marroquíes con los que guardan algún parecido físico.
Son estos intermediarios los que sobornan a los ‘mejanis’ para que hagan la vista gorda y dejen pasar a Melilla a una veintena de sirios de media al día.
Ha pasado un mes y nada se ha solucionado. Las cosas siguen donde estaban. Los sirios continúan manifestándose en el control fronterizo marroquí. Las familias que se han quedado sin dinero están desesperadas porque no tienen con qué pagar a las mafias.
La supuesta ayuda internacional se ha quedado en un canto de sirena. Nadie mueve un dedo por los que sufren en la frontera, por los niños que duermen a la intemperie o por los que han sido separados de sus padres. En Melilla nos manifestamos por Palestina, pero nadie sale a la calle por los sirios de Nador.
Nadie se pregunta qué fue del sirio que intentó quemarse a lo bonzo con su niño de dos años en brazos en Beni Enzar. Sabemos que lo condenaron a dos meses de prisión, pero los activistas católicos no han encontrado ni rastro del bebé. Se lo ha tragado la tierra. ¿De verdad vamos a seguir mirando para Croacia y Eslovenia?

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