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"Nadie está libre de tener una depresión"

Nunca el ser humano disfrutó de unas condiciones de vida como las actuales. La esperanza de vida no para de crecer en todo el mundo mientras conseguimos que miles de enfermedades, antes mortales, sean curables. El acceso a la cultura, la educación y la sanidad en los países desarrollados es casi universal. Se podría decir, que vivimos en un mundo tan contradictorio como apasionante: la sociedad del bienestar no se ha traducido en mayores dosis de salud mental.  El Faro de Melila entrevista a Luis Gutiérrez Rojas, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra. Médico especialista en Psiquiatría. Doctor en Psquiatría por la Universidad de Granada. Actualmente es profesor titular por la Universidad de Granada.

-En su libro 'La Belleza de Vivir, Todos los problemas tiene solución' usted sostiene que el hombre moderno cada vez tolera menos el dolor y tiene más dificultades para mantener la estabilidad personal y familiar. Cuántas personas "tocadas", desanimadas o deprimidas, sin norte, porque no lograron sus objetivos, su sueño... (profesional, amoroso etc...). Tal vez están sin norte porque se habían marcado un rumbo equivocado. Doctor, háblenos de la importancia de conocernos bien y de cómo hacer para no marcarnos metas vitales equivocadas.

-Las personas tenemos que saber cómo somos, saber cuáles son nuestros puntos débiles o fuertes, si no corremos el riesgo de tirar por arriba o tirar por abajo. Es decir, de ponernos metas que no son asequibles a nuestras capacidades o de ponernos metas que están muy por debajo de ellas. Esto es muy propio del ser humano, el cual se plantea objetivos que están lejos de su alcance, ya sea por arriba o por abajo. Para plantearnos metas realistas tenemos que conocernos y son los demás lo que nos pueden ayudar: nuestra familia primero, y, una vez pasada la adolescencia, al llegar a la edad adulta, los amigos. Un buen amigo nos dice aquello que tal vez no nos gusta escuchar, pero que está cargado de verdad. Ellos nos enseñan a conocernos.

-El no nococernos y proponernos metas que no van con nosotros nos lleva al fracaso, llevando éste a las personas a altas dosis de frustración y sufrimiento. ¿Qué es la frustración y por qué se llega ahí?

-La frustración es no alcanzar lo que uno quiere. Podríamos decir que frustrarse es fracasar, es tener un plan o una meta u objetivo y no haberlo conseguirlo. Y esa frustración aparece en cosas pequeñas -el día a día está lleno de frustraciones- o puede aparecer en cosas a largo plazo: no comprarse el piso que se desea, no sacar la oposición o la plaza que tanto se ansía, no tener una relación con la persona de la que uno se enamora... En cosas muy importantes de la vida, no siempre se consigue lo deseado y, por tanto, la persona se frustra.

-Eso es el pan nuestro de cada día entonces... Tenemos frustraciones continuamente, son muchos los que no tienen el coche que les gustaría tener, o no han sacado la oposición en la que han invertido cinco años de su vida estudiando con intensidad...

-La frustración no es mala, es como el árbol que se poda para conseguir que sea más fuerte. Es necesario frustrarse y que nos digan que no, eso nos ayuda a crecer. No debemos pensar que el frustrarse es amargante. La frustración es el camino por el que tenemos que pasar si queremos alcanzar nuestras metas.

-Todos podemos caer en depresión (en un momento dado).

-Nadie está libre. Todas las personas podemos deprimirnos debido a circunstancias externas que sean estresantes como la pérdida de un ser querido o de trabajo, la ruptura de una relacion sentimental pueden acabar en un cuadro depresivo. Pero, también es verdad, que hay personas que tienen una mayor predisposición biológica por genética a caer en la depresión o porque hayan tenido una infancia difícil. La mejor manera de evitar la depresión es hacer lo posible por no caer en distorsiones cognitivas o alteraciones conductuales que nos llevan a la depresión. Es cierto que no podemos cambiar nuestros genes o cambiar lo que nos sucede, pero sí podemos cambiar cómo actuamos ante lo que nos pasa. En el plan cognitivo, es importante no caer en la dramatización, exageración o psquiatrización de la vida cotidiana, donde cada vez que se tiene un problema o un trauma se cataloga de depresión, angustia. Hay que evitar el ser exagerados. A nivel conductual, aconsejo evitar regocijarnos en la tristeza, escondernos en nuestra cama, vivir una vida solitaria o refugiarnos en internet. Todo esto es una puerta de entrada para que comience un cuadro depresivo.

-El diálogo interior, nuestra película. Unos diálogos de los que somos los auténticos protagonistas. Nuestra vida puede ser una película con un guión aburrido, de acción, de humor... Somos nosotros quienes escribimos el guión.

-Es importante que analicemos cómo pensamos. Cuando uno se levanta por la mañana, ya enciende el cerebro y, en cuanto lo ha encendido, es imposible tenerlo apagado. Pensamos en muchas cosas, por ejemplo a qué nos queremos dedicar, quiénes somos. También pensamos acerca de los demás: podemos ser un mal pensado o un buen pensante, podemos pensar mal de los otros o, interiomente, tratarlos con cariño. Es bueno analizar cómo es nuestro diálogo interior, pues de lo que hay en el corazón habla la lengua, dice la Biblia.

-Ha pronunciado una frase bíblica que me apasiona, "De lo que hay en el corazón habla la boca"... Hay personas siempre quejándose y viendo todo negro.

-Nuestro diálogo exterior es fruto de lo que pensamos. Es fácil conocer a una persona, basta, a veces, dejarla hablar, para saber cómo piensa. Analicemos qué fallos, qué errores y qué equivocaciones hacen que nuestro diálogo interior esté lleno de ideas equivocadas que magnifican el mal o exageran el daño que sufrimos. Por eso, ahora está de moda el mindfulness , que tiene que ver con lo que estoy diciendo, el ser capaz de hacer una parada del pensamiento y no dejarse llevar por los pensamientos destructivos.

-El ansia es el mal de nuestros tiempos, del mundo moderno. Mundo, párate que me bajo, decía Woody Allen.

-La ansiedad es angustia. Ese nerviosismo que produce síntomas somáticos, como dolores de cabeza, se ponen los pelos como escarpias, las náuseas, los vómitos, el estreñimiento... todo esto es fruto de ansiedad. El ansia se somatiza.

-Cómo se deben evitar estos síntomas...

-Lo importante es aprender a relajarse. Es bueno que haya un cierto nivel de estrés, -la vida es estresante y cuando uno se estresa da lo mejor de sí mismo-. Pero, cuando aparecen los síntomas, son señales de alarma en los que uno tiene que parar. La mejor manera para frenar esa ansiedad es aprender a descansar, hacer cosas que nos gusten, tener un horario sano, dormir ocho horas, hacer ejercicio físico, y, sobre todo, hacer todo lo que está en nuestra vida para pasarlo muy bien.

-Idelizamos a los demás y esto nos hace daño. Nos hacemos daño continuamente viendo que el césped del vecino es más verde.

-La mayor idealización que hacemos de la otra persona es el amor. Cuando uno ama algo tiende a idelizarlo y eso per se no es malo. Es natural idealizar. Cuando uno se enamora, considera a la persona amada la más guapa e inteligente. Se puede idealizar a los padres, a los hijos... y eso es normal y habitual. El problema de idealizar se presenta cuando queremos ayudar a la persona idealizada. Si yo considero que mis hijos son increíbles y mi marido es perfecto, difícilmente les voy a insistir en qué pueden mejorar, no les voy a corregir o señalar lo que no hacen bien. Ese es el gran peligro de idealizar a otros: primero que no les puedo ayudar a que mejoren y, segundo, que uno piensa que los demás son mejores que yo, que soy un desastre. Esto último es un planteamiento destructivo y falso, típico de personas con baja autoestima o complejo de inferioridad.

-Verdad de perogrullo pero todo lo que tiene de verdad lo tiene de difícil: para solucionar un problema la persona ha de reconocer que lo tiene.

-Eso es evidente. Si yo quiero ayudar a una persona que bebe lo primero sería que reconociera que bebe. Si quiero ayudar a alguien que está pegado al móvil, lo primero sería que esa misma persona reconociera su adicción. Porque, si esa persona no lo reconoce, y lo que es más, lo ve normal, difícilmente se la puede ayudar y no podrá cambiar.

-Es difícil reconocer las cosas... las personas somos así, nos cuesta ver lo que hay.

-Es muy difícil, pues nos cuesta vernos a nosotros mismos desde fuera. Empezamos a conocernos primero en la familia y luego seguimos conociéndonos en las personas que nos quieren y nos rodean. Tenemos que vernos desde fuera y, ese ejercicio de verse desde fuera, y ver qué dificultades, problemas o angustias tenemos es imprescidible. Hay que preguntar a los demás cómo nos ven, que nos digan en qué podríamos mejorar, que nos señalen qué no hacemos tan bien. Se requiere para esto -qué duda cabe- grandes dosis de humildad. Vivir en sociedad, en el fondo, es verse desde fuera, pero una sociedad auténtica, verdadera madura, en la que las personas se dicen las cosas, no una sociedad falsa, de puro espejísmo, donde las personas se comportan como un pavo real, dando una imagen falsa.

-Muchas personas dependen de las pastillas para dormir antes de irse a la cama. Qué consejos naturales daría a los lectores de este periódico para dormir bien y mejor (sueño de calidad).

-Es sencillo. Hay una serie de conductas higiénico-dietéticas del sueño. Para dormir bien, hay que madrugar: "A quien madruga Dios le ayuda", dice el refrán cargado de sabiduría. Es imprescincdible levantarse temprano porque, cuando esto ocurre, es mucho más probable que se duerma mejor por la noche. Otros consejos serían el de intentar evitar la siesta o que a última hora de la tarde y de la noche no se hagan cosas que excitan, como hacer mucho deporte, comidas copiosas o beber alcohol. Hay que intentar que la comida fuerte sea la comida y no la cena, que ha de ser más ligera. También daría consejos tan sencillos como no dormir con la televisión encendida, no trasnochar mirándo móvil o tableta porque la luz que desprende la pantalla excita el cerebro y dificulta el conciliar el sueño. No ir a la cama después de haber hecho cosas que me han excitado, como una conversación sobre los problemas familiares hasta las tantas, ver una película de miedo, ver un partido de fútbol o haber seguido un debate político en la tele. Si me llevo estas cosas que me han alterado a la cama me va a ser difícil quedarme dormido.

-Sabemos estas cosas pero a veces no las hacemos porque no queremos o porque no somos tan libres como pensamos. Usted es autor de un libro Vivir más libre. Elige una vida feliz, que habla de la libertad.

-En mi libro expongo de forma clara cuáles son las causas y los peligros de la pérdida de nuestra libertad. Y aún más importante: doy las claves para conquistarla en mayores niveles y en distintos ámbitos de la vida. Porque solamente siendo auténticamente libres podremos ser felices.

Quiero ser feliz.

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