El Museo del Automóvil de Melilla cierra sus puertas tras más de una década

El Museo del Automóvil es una institución impulsada por coleccionistas apasionados del mundo de la automoción de la ciudad. Fue inaugurado en 2007 y por sus instalaciones han llegado a pasar más de 28.000 personas de todo tipo para conocer la historia de Melilla a través de sus vehículos. Sin embargo, ahora han decidido cerrar sus puertas.

El Faro se ha trasladado al Museo del Automóvil para conocer su situación y hablar con su fundador, Miguel Ángel Hernández. Este melillense lleva varias décadas coleccionando piezas de automoción junto a otros aficionados, y en 2007 decidieron inaugurar este museo para ofrecer al público melillense la oportunidad de conocer este patrimonio automovilístico de ciudad y poder ver de primera mano verdaderas joyas históricas del motor.

Pero como todo en la vida tiene sus comienzos y sus finales, el Museo del Automóvil ha tenido que cerrar sus puertas como institución después de desde la Administración se les dijese que "el museo tiene interés turístico cero" y que ellos no estaban preparados para dirigirlo. Cabe recordar que esta institución dependía del Patronato de Turismo y recibía una subvención de 30.000 euros para su mantenimiento, y el pasado 2020 se vio reducida a la mitad con motivo de la pandemia de la covid-19.

Pero ellos seguirán con su afición. De hecho, han recibido recientemente un coche que le restauraron hace cuatros años. Un vehículo muy peculiar, un messerschmitt de 1960, de color blanco y tapicería en rojo. Un coche icónico, pequeñito, cuya principal característica es que parece la cabina de un avión.

Tras este automóvil, comenzará a restaurar otro. Sus compañeros siguen la misma senda y están restaurando piezas como un Chrysler de 1954 o un Buick de 1939. "Es decir, que nosotros seguimos con nuestra afición pero ya sin esa obligación de tener que estar a expensas de todo el mundo", asevera.

14 años de historia del automóvil

"Nuestra idea siempre ha sido expresar y enseñar lo que ha sido Melilla en el siglo XX a través del automóvil, que es lo que realmente ha marcado siempre nuestra vida, las carreteras y el diseño de la ciudad", explica Miguel Ángel. De esta forma, el automóvil ha estado en el eje estos cambios sociales, al igual que en los tiempos actuales el automóvil tiene que ser eléctrico, con lo cual es un reflejo también de nuestra sociedad.

Desde su fundación en 2007 han ido mejorando y Miguel Ángel y sus compañeros están muy contentos por ver a lo largo de sus 14 años de historia muchas caras de ilusión cuando han recibido visitas. Algunas de niños de centros escolares que desde los cinco años se conocen las marcas de los coches, otras de personas que proceden del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) o del centro de menores que nunca han visto un museo como este. "Era una alegría verlos porque irradiaban felicidad y extrañeza", expresa.

Con el corazón

Pero además de los visitantes locales, este museo ha recibido visitas de muchos visitantes foráneos. Entre ellos han tenido la presencia de uno de los nombres más importantes del mundo del motor español, el campeón del mundo del rally y el dakar Carlos Sainz. "Nos dijo que se nota que está hecho con el corazón, que esto no estaba hecho a base de dinero, sino que ha sido a base de esfuerzo de muchos años, y aquí tenemos el fruto", recuerda.

Miguel Ángel muestra la oficina del Museo donde está el fondo documental y muchas fotografías donde se relata también la historia, las anécdotas y hazañas del mundo del motor en Melilla. Señala una imagen con los políticos de entonces y recuerda que antes, a pesar de las diferentes tendencias, podía llegarse a acuerdos porque había una especie de convivencia y que la afición al mundo de la automoción podía servir como nexo de unión.

En Melilla hay casi dos decenas de coleccionistas y aficionados del mundo de la automoción. Unos pueden ser aquellos que tienen una vida hecha y un negocio, son los que pueden tener más vehículos, pero también están aquellos chavales que con 18 años puede que tengan solo un coche. "Pero tienen una gran ilusión, que es lo más bonito, porque con la ilusión se llega a todos los lados", señala.

"Nosotros somos los decanos a la hora de empezar la restauración y conservación de coches, estamos muy felices porque ya hay un parque móvil importante en Melilla. Entre coches y motos puede haber más de cien vehículos", dice.

Respeto al pasado

A pesar de que el Museo cierre sus puertas y no continúe como una institución que depende de la Ciudad Autónoma, Miguel Ángel explica que todo aquel que quiera ver estas joyas del motor puede acudir a las instalaciones y verles trabajar en el cuidado, mantenimiento y restauración de los vehículos.

Asimismo, ha tenido unas palabras para sus vecinos de los Distritos 4 y 5, unos distritos que "están bastante desfavorecidos" y este museo era la única cosa cultural que tienen. "Ellos siempre lo han mimado e incluso nos han hecho de guías cuando alguien no lo encontraba, y les pido que me disculpen porque tengo que cerrar", lamenta, aunque recuerda que ellos siempre tendrán las puertas abiertas.

El proceso para que desaparezca esta institución como tal tardará unos tres o cuatro años, señala Miguel Ángel. Pero asevera que tratarán que todas las piezas que componen este museo y toda la documentación que alberga, mucha de ella histórica, caiga en buenas manos.

Esperan encontrar alguna institución que les genere la confianza de que todo eso se pueda conservar y que no dependa de las variaciones políticas. Su intención es que todo esto, que es fruto de su esfuerzo y trabajo, pueda ir a manos que aseguren una continuidad y que dentro de muchos años puedan quedar vestigios de lo que hicieron. "Porque la cultura de un pueblo se demuestra por el respeto al pasado, así es como los pueblos se hacen grandes", concluye Miguel Ángel.