Categorías: Sociedad

Mujeres en exclusión cosen su futuro

Tras las espectaculares prendas de la nueva colección del diseñador Moisés Castañeyra, que se pudieron ver en el desfile de la Casa Árabe de Madrid y que pronto llegarán a las tiendas de la capital, se esconde el cariño y la profesionalidad de once mujeres de Melilla.

Pertenecen al proyecto 'Lal La Buya', que hace referencia al estribillo de los poemas musicalizados de la cultura amazight, y que se refieren al nombre de una mítica reina bereber. Se trata de una iniciativa que puso en marcha hace tres años la Viceconsejería de la Mujer y del que ahora se encarga la Consejería de Cultura. Está encaminada a capacitar a mujeres en riesgo de exclusión social, en especial a aquellas que han padecido violencia de género.
En este sentido, el trabajo de corte y confección les aporta mucho más que una ocupación. Este proyecto les ha dado la oportunidad de aprender un oficio, comenzaron cociendo en papel y ahora son capaces de fabricar prendas desde el inicio hasta su finalización, cuenta Fatima Sisi de 44 años. "Cuando llegué aquí casi no sabía manejar la máquina. Nunca había cosido en mi vida y ahora se ha convertido en una pasión", relata Sisi.
No obstante, la verdadera aportación que supone es la vitalidad, el optimismo y la energía. Sisi llegó a 'Lal La Buya' por haber sido víctima de violencia machista. Se casó a los 18 años, pero los continuos ataques verbales se convirtieron en agresiones físicas. "Estaba muy baja de ánimos, pero Lal La Buya ha llenado de color mi vida", dice mientras muestra la tela con estampados de flores que está trabajando.

Vivir de la alta costura
Habiba Mohamed tiene 42 años y llegó a este taller de costura el pasado mes de enero. A diferencia de Sisi, ella era una aficionada al mundo del textil y agradece que aquí, quizá, pueda hacer algún día realidad su sueño: vivir de la confección de trajes de alta costura.
De momento, desde la Ciudad están poniendo los medios para que estas mujeres, que hasta ahora no reciben una remuneración por su trabajo, puedan crear y consolidar una empresa textil con marca propia, pero el proceso es lento y requiere paciencia. Ello ha provocado que cuatro mujeres hayan abandonado el taller, según Saleja Abdelkader, secretaria de Lal La Buya. "La idea es buena y nos ilusiona a todas, pero también necesitamos ingresos. Hay que tener en cuenta que aquí estamos de 9:00 a 14:00 horas, tiempo que dejamos de dedicar a nuestro hogar", explica Abdelkader. No obstante, asegura que no quieren rendirse y cree que están cada vez más cerca de formar un "negocio rentable".
Además, explica que el hecho de saber que su trabajo y el de sus compañeras se expone en pasarela las enorgullece porque así "muchas personas pueden ver lo que son capaces de hacer".
Algunas de ellas no han viajado nunca a Madrid y en vez de trabajar bajo las directrices de grandes estilistas de la moda lo hacen siguiendo los consejos de la modista melillense Montse Artero. Eso sí, diseñadores como Leyre Valiente, Yono Taola las observan desde una imagen colgada en la pared.

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