Categorías: Sociedad

Mujer sin formación y parada, perfil del usuario de Cruz Roja

 La mayoría de los beneficiarios de la ONG en Melilla es mujer de origen marroquí, sobrevive gracias a ayudas sociales y tiene, como mínimo, dos hijos

La mayoría de las personas que son atendidas en Cruz Roja Melilla son mujeres que no tienen trabajo ni formación básica. Son el colectivo más numeroso que se acerca a esta entidad solicitando ayuda. Necesitan alimentos para dar de comer a sus hijos. Es el motivo principal que las lleva a pedir la solidaridad de la institución. Aunque la mayoría también encuentra muchas más ayudas que un número determinado de kilos de arroz o pasta. Se les ofrece atención social, laboral, jurídica para que esa asistencia integral les ayude a salir de la situación de pobreza extrema en la que muchas se encuentran.
Fue el pasado 3 de marzo cuando Cruz Roja a nivel nacional publicó un informe sobre cómo es el perfil de la mujeres que atienden en la institución con la vista puesta en el Día Internacional de la Mujer que se conmemoró ayer. A nivel nacional una de cada cuatro beneficiarias de Cruz Roja vive en un hogar en extrema pobreza, es decir, con ingresos mensuales inferiores a 450 euros. Pero si se cuentan los hogares en los que se ingresa hasta 676 euros, el resultado es que son un 90% de las usuarias. En Melilla las cifras son iguales o más altas.
El equipo de Atención  a la Mujer señala que casi todas las beneficiaras tienen ingresos inferiores a los 700 euros al mes y que  todas dependen de las ayudas sociales tanto locales como de las nacionales que les llegan a través del Servicio Público de Empleo.
Otro de los datos que a nivel nacional que aporta Cruz Roja sobre las mujeres dependientes de su ayuda es que la mayoría está en desempleo, están mejor cualificadas que hace unos años, no puede llegar a fin de mes y tiene hijos a su cargo. Además, muchas han sufrido malos tratos. En Melilla, los datos son muy similares, excepto en que a nivel local el 95% de las usuarias son de origen marroquí, aunque un porcentaje de ellas tiene residencia legal en España.
En lo que coinciden los datos nacionales con los locales es en que la mayoría está en desempleo, con la puntualización de que en Melilla el porcentaje de mujeres que nunca a trabajado que no puede acreditar su experiencia trabajando es más elevado. Al igual que en resto de la península, las usuarias de Cruz Roja en Melilla tienen hijos a su cargo, en la mayoría de los casos más de dos. También las usuarias de la entidad a nivel local reconocen a ver sufrido algún tipo de mal trato durante su matrimonio aunque no lo denunciara.

Menos formación
Pero hay un aspecto en el que las beneficiaras de Cruz Roja Melilla difieren del resto de territorios y es su formación. En la ciudad son muy pocas las que tienen formación básica. Algunas de ellas realizaron estudios en la escuela de Marruecos, pero no tienen esos años de colegio convalidados en España. Además, tienen un punto más de dificultad: La mayoría tiene problemas para hablar, leer y escribir en castellano.
Todos y a cada uno de los puntos que definen el perfil de la mujer que atiende Cruz Roja en Melilla son situaciones que influyen de forma negativa para que esa usuaria puede salir del umbral de la pobreza, encuentre un trabajo y logre rescindir ayuda de la entidad. ¿Cómo se puede luchar por sacar adelante a estas mujeres y que puedan tomar las riendas de su vida? Pues ése es el trabajo del grupo de Atención a la Mujer compuesto por profesionales de diferentes áreas que analizan caso por caso y buscan una asistencia integral que les pueda empujar a salir de esa pobreza. Cada semana, este equipo analiza unos 16 casos nuevos. En esa reunión deben hablar sobre si aceptan el caso de esa persona y sus hijos y qué tipo de ayuda la pueden ir ofreciendo.

Un trabajo
Es muy complicado para gran parte de las usuarias de Cruz Roja  encontrar un trabajo. Algunas son jóvenes, pero tienen hijos a su cargo y ningún familiar que les pueda echar una mano con su cuidado, por lo que no tienen tiempo para trabajar. Otras no hablan castellano y no pueden acreditar sus muchos años de trabajo porque estuvieron cuidando niños, personas ancianas o fueron asistentas del hogar sin contrato. Además están las señoras mayores que nunca tuvieron un empleo, pero que tras quedarse su marido sin trabajo, buscan ingresos para su hogar. A pesar de todas estas dificultades, Cruz Roja trabaja con ellas ofreciéndoles cursos para mejorar sus habilidades sociales o para la búsqueda de empleo.

El trabajador de la  familia
En referencia a este tema, el año pasado la entidad puso en marcha un proyecto para el fomento del empleo de la familia. Unas 25 unidades familiares con todos sus miembros en paro participaron en este proyecto que continúa este año, de momento, con diez. El objetivo es localizar al miembro con más posibilidades de encontrar un empleo. En todos los casos fueron los hijos jóvenes que, además, contaban con algo de formación o  encontraron algún curso que les sirvió para ‘enganchar’ con un trabajo. Fueron siete de las 25 familias las que consiguieron un empleo.
Y mientras que el trabajo llega a una de estas casas, ¿qué ocurre con esas mujeres que piden ayuda? Pues que Cruz Roja intenta especificar en cada caso lo que necesitan, desde uniformes escolares al inicio de curso, al programa de  Banco de Alimentos, ropa, productos para bebés o ayuda psicológica. Además de las decenas de programas y talleres para las mujeres, hay una unidad especial de atención a las que son víctimas de violencia de género. De hecho Cruz Roja acaba de adquirir tres pisos para que las mujeres que están en su casa de acogida tenga un lugar mejor donde residir de forma temporal con sus hijos.

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