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Mujer sensible y hombre fuerte, así piensan los universitarios

La Ciudad analiza los estereotipos de género que tienen los jóvenes del Campus.

La mujer es sensible y complicada. Es buena y cariñosa , aunque también tiene algo de luchadora. En cambio, el hombre es poco empático, es decir, no siente de forma cercana los problemas de los demás. Es un machista que se caracteriza por ser valiente. También es deportista y atrevido. Todos esos adjetivos son estereotipos que marcan el papel que tiene la mujer y el hombre en la sociedad. Pero no en cualquier lugar del mundo, sino en Melilla. Todos esos adjetivos son la forma que tienen los alumnos universitarios del Campus de la UGR de definir cómo son los hombres y las mujeres melillenses. Así es cómo ellos describen lo que significa ser hombre y ser mujer en esta ciudad. No son ideas de hace dos siglos sacadas de un libro lleno de polvo o las opiniones de personas mayores que nacieron hace más de medio siglo. Son lo que piensan los jóvenes (de 18 a 23 años) que están estudiando para ser maestros de Educación Infantil y Primaria.
Pero no son los únicos datos interesantes del estudio que se ha realizado con estos universitarios en Melilla. Este informe afirma que la religión “ejerce presión” en los jóvenes sobre cómo deben vestir. Es decir, que sus creencias religiosas son las que marcan si eligen una camiseta más o menos ajustada o si optan por una falta más corta o más larga. También la religión marca la relación que se establece con las personas del sexo contrario.
Estas afirmaciones son algunas de las conclusiones de un estudio que se ha realizado en el Campus a través del proyecto ‘Democratización familiar’. Se trata de una iniciativa de la Viceconsejería de la Mujer para saber qué estereotipos e ideas hay en la sociedad melillense sobre los roles que desempeña cada sexo. El objetivo es, a partir de esos datos, crear políticas que ayuden a potenciar la igualdad de sexos. De esta forma, el proyecto de ‘Democratización familiar’ será una una forma de prevenir la violencia de género, que surge a raíz de que los hombres vean en la mujer a un ser inferior.

La sociedad impone
Las respuestas de los universitarios de la ciudad que fueron encuestados  se agruparon en varios bloques. El primero de ellos es los ‘Estereotipos de género’. Así, los estudiantes han descrito que las mujeres se caracterizan por se ser dependientes, vulnerables e indefensas. Mientras que los hombres son seguros, autosuficientes y fuertes. Por ello, el informe destaca que se repiten estereotipos contra los que luchan en las campañas de igualdad entre sexos.
Los universitarios también hablan en esta encuesta de los factores que influyen en que haya diferencias entre mujeres y hombres. Para los jóvenes melillenses, es la sociedad “la culpable” de que estos estereotipos sobre los sexos se perpetúen. Señalan que la sociedad es la que les influye a la hora de pensar, sentir o vestir e incluso, es la que marca cómo deber ser un hombre y cómo una mujer. Aseveran que es “difícil” luchar contra esta “imposición social”.

El papel de mamá y papá
El estudio financiado por la Viceconsejería de la Mujer también interroga a los jóvenes sobre sus familias. Según los encuestados, las normas en casa no son explícitas, sino que son las caras que ponen sus padres las que determinan si tienen permiso o no para hacer algo. Claro, esto les lleva a malentendidos.
En el caso de que una norma sea explícita, es la madre la que se encarga de imponerla en la mayoría de las casas de estos estudiantes. Es la madre la que está más tiempo en casa y la que se vuelca más en la relación con los hijos.
Conforme se van haciendo grandes, los universitarios tienen normas más flexibles en casa. En los casos de estudiantes que tienen hermanos mayores, afirman que estos “abren puertas” y por ello, los padres son menos exigentes con los hermanos menores.
En general, son las chicas las que tienen más normas sobre el horario que deben cumplir y las actividades que deben realizar en la casa. Los padres son más estrictos con las hijas que con los hijos. Los universitarios creen que los padres ven más indefensas a las hijas y por eso, les imponen medidas para protegerlas. También son más estrictas las familias con un hijo único.  

Opiniones del vecino
Los padres y madres sólo imponen normas en cuanto a la vestimenta de los hijos en casos puntuales. Eso sí, lo hacen por miedo a lo que diga el vecino.
A los melillenses les importan las opiniones y los comentarios de los vecinos y por eso, vigilan de cerca la vestimenta de sus hijos. Es una consecuencia de vivir en una ciudad pequeña como Melilla, tal y como apunta este informe. En contextos tan reducidos se ejerce una gran presión en la libertad de conducta de algunas comunidades, añade.
“Hay grupos para los que es prioritario guardar un respecto entre sus miembros para no ser objetivo de críticas, sobre todo, como afirman algunos jóvenes porque hay que mantener la reputación de la familia y la propia para poder encontrar marido o española de familia bien”, detalla el documento.
Otra de las preguntas que se formula a los universitario del Campus es cómo se hace en sus casas el reparto de las tareas domésticas. Los chicos afirman que hombres y mujeres no hacen un reparto igualitario de las actividades que se hacen en casa.
Las madres y las hijas son las que desempeñan las tareas de limpieza, mientras que los padres e hijos se dedican al mantenimiento del hogar o a hacer actividades que tienen cierto ‘reconocimiento social’, como es el caso de bajar la basura, hacer la compra o pasear al perro.
La responsabilidad de hacer la tareas de casa es de la madre y si el resto de los componentes de la familia intervienen lo hacen para “ayudar. Los estudiantes no perciben echar una mano en casa como una obligación. La excepción en los hogares de los universitarios se da cuando el padre está en desempleo. En estos casos, sí se hace un reparto más equitativo de las tareas del hogar.
Las conclusiones de este estudio son que el contexto social y las características de isla de Melilla ejercen una gran influencia en los jóvenes y hace que se perpetúen los estereotipos de género.
Tras hacer las encuestas y elaborar este informe, se llevará a cabo la segunda parte del proyecto de ‘Democratización familiar’, que es el diseño de cursos de igualdad para cambiar la percepción en la sociedad de los estereotipos que hay sobre lo que es o no un hombre y una mujer.

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