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Muchos melillenses prefieren quedarse en las playas de Melilla en verano

Muchos melillenses prefieren quedarse en Melilla a disfrutar de sus playas porque no tienen nada que envidiar a las que existen en la Península, por lo que consideran que es un gasto inútil. Melilla es una ciudad pequeña que tiene de todo y las playas no escapan a esta realidad. Por este motivo, muchos ciudadanos prefieren salir en las vacaciones de primavera a lugares llamativos y famosos de Marruecos o bien a zonas de la Península que nada tienen que ver con las playas.

La bandera Azul en señal de calidad y la denominación de ‘Paraíso Costero’ que tiene Melilla en referencia veraniega al Resto de España, hacen de Melilla, si no un lugar de turismo veraniego para los ciudadanos peninsulares, una residencia cómoda y segura para los ciudadanos africanos que a menos de trescientos metros de la playa suelen disfrutar de ella en sus periodos vacionales.

Melilla ofrece infinidad de servicios que muchas playas afamadas de la Península no tienen, además éstos son de carácter gratuito. Hay infinidad de actividades como ‘La Gran Movida’ para la juventud que además de sanos son divertidos, mientras que el ocio nocturno en los grandes centros turísticos malagueños están ligados a las drogas y el alcohol, por lo que Melilla ofrece mucha seguridad a los padres de hijos adolescentes, según afirman muchos bañistas.

Las playas de Melilla son básicamente las que tiene el Paseo Marítimo. Desde el interior de la ciudad comienza por la Playa San Lorenzo, típica por la celebración de sus eventos deportivos. Se relizan desde partidos de Voley-Playa hasta partidos de Fútbol-Playa pasando por otros deportes menos populares, pero que todos ellos tienen prácticamente competiciones oficiales y parcos de público que la Ciudad Autónoma pone a disposición de la ciudadanía en fechas estivales.

Si llegamos a ‘Los Cárabos’, nos encontraremos con una playa que lleva el nombre de las pequeñas embarcaciones de pescadores humildes rifeños que en antaño pescaban en las costas melillenses. Es una playa muy bonita que dispone de suficiente infraestructura para que los ciudadanos puedan practicar deporte a modo individual y no competitivo, además se puede hacer gimnasia y fortalecer el cuerpo para después tomar un baño.

‘El Hipódromo’ tiene un área de arena que se estrecha y el bañista puede salir del agua y tomarse una cerveza perfectamente sin necesidad de llevarse ningún preparativo a la playa. Esta actitud es algo muy común al bañista melillense, cosa que resulta muy difícil hacer en la Península. También es normal que la pesca se alterne con el baño en estas zonas, ya que peces cotizados como la Herrera y el Sargo, éstos son peces de arena que acuden a las aguas cálidas de Melilla. Sin embargo esta actividad está prohibida por las autoridades locales. En Melilla solo está permitida la pesca de roqueo, no la de arena en temporada estival, y realizar este tipo de actividades puede conllevar a una sanción administrativa bastante cuantiosa, sobre todo si se infringe dos veces. Esto se lleva a cabo por la seguridad de los bañistas.

‘La Hípica’ es una playa de las de siempre. Tranquila con bastante arena fina, muy tranquila y los bañistas suelen tomar algo al amor de un chiringuito, tal y como mandan los cánones del veraneo español. Sus aguas son limpias como las playas mencionadas, aunque el viento suele ensuciarlas con bastante frecuencia. Este año no se sabe de ninguna plaga de medusas. No obstante, Melilla tiene otras zonas más exóticas, como la playa de Horcas Coloradas. Ésta es una playa en la que se admiten las mascotas.

Tiene sus aguas limpias además de ubicarse en un bello marco, como los acantilados que se desprenden del pinar de Rostrogordo, antes de llegar propiamente a los cortados de Aguadú. Aunque no es propiamente una playa, ya que carece de arena. En los Cortados, las rocas costeras están casi a ras de agua y es fácil saltar desde ellas y volver a subirse de nuevo. Además la pesca de roqueo es típica de esta zona, con lo que el ciudadano se puede bañar y después pescar al mismo tiempo.

De las calas más bonitas de España esta la Ensenada de los Galápagos. Teniendo como marco el fuerte renacentista de la vieja ciudadela y con las medidas que la Ciudad Autónoma está tomando para limpiar sus fondos del arrastre que conllevan los vientos de Levante, ha quedado como un lugar recogido y semiparadisiaco con un baño inmejorable. Si queremos algo más salvaje, también podemos acceder a la cala de Trápana, teniendo como vista el viejo faro de Melilla y como horizonte junto al mar y las antiguas Cuevas del Conventico como techo.

Es una zona de baño para los más jóvenes en general. Si le unimos a estas características tan singulares los servicios de salvamento, de instrumentos para personas con diversidad funcional, de sombrillas ya instaladas en el lugar, de aseos, kioscos con helados y refrescos, duchas y un sinfín de más cosas, es lógica esta actitud de la ciudadanía de no salir fuera en temporada estival.

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