Un melillense, Daniel Montoya Muriana Buyo emprende el próximo mes de abril un reto personal importante. Viaja al Everest, pero no con la intención de coronar el pico (“Eso es para alpinistas. Intentarlo con mis condiciones es un suicidio”), sino con el objetivo, más a su alcance, de llegar al campamento base.
Y la tarea, desde luego, no es fácil, porque ese campamento base está a nada más y nada menos que 5.350 metros de altura sobre el nivel del mar, un reto al alcance de muy pocos. “Ser el primer melillense en estar allí, para mí ya es un logro. Es lo más. Habré logrado mi objetivo”, explicó ayer en declaraciones a El Faro.
Tiene previsto iniciar su reto el próximo día 2 de abril y no lo hará sólo. Estará acompañado por un amigo también aficionado a la escalada. “Es un viaje largo. Tardaremos casi dos días en desplazarnos hasta Katmandú. Llegamos el día 3 por la noche y no será hasta el 4 que comencemos el ascenso”, precisó.
Tras su llegada a Katmandú, el siguiente destino de Montoya será Lukla, al que llegarán en un viaje en avioneta. Después de eso, a andar. Primero con rumbo a Phaskding, donde se hará la primera noche. El viaje sigue hacia Namche Bazaar, capital Sherpa. Allí Montoya y su compañero permanecerán todo un día para comenzar el proceso de adaptación a la altas alturas. De hecho, Montoya se encuentro ya, en este punto a 3.440 metros de altura.
Cabe significar en este punto que según los estudios, a partir de los 2.700 metros de altura, la falta de oxigeno empieza a notarse en 30%. Un poco más arriba, a 3.800, este porcentaje se dispara hasta un 40 o 50%.
Tras el día de descanso, el siguiente destino es Dingboche, donde de nuevo se volverá a pasar una jornada entera con el fin de seguir aclimatándose al mal de altura. Es la última parada larga antes de emprender el último tramo que llevará al deportista melillense hasta su punto de destino, el campamento base que se encuentra, exactamente a 5.365 metros, a casi unos 3.500 metros de la cima del Everest.
Montoya, un policía nacional de 32 años, que descubrió su afición a la escalada hace unos 9 años, contó ayer a El Faro que si bien tiene el apoyo de su familia, su primera reacción cuando les contó su propósito fue de sorpresa.
“Mi padre, por ejemplo, me dijo que estaba loco y me preguntó que qué se me había perdido a mi en el Everest. Sólo estar allí, le dije. Ser el primer melillense en hacerlo. A mi mujer tampoco le gusta mucho la idea, pero... Tengo una niña pequeña, de dos años y medio, que todavía no se entera mucho, pero que supongo notará mi ausencia en estos 20 días que dura nuestra aventura”, señaló el escalador melillense.
De su afición por la escalada cuenta que le viene de su tío, cuando éste le llevó a ver la película K2. “A partir de entonces empecé a interesarme por este deporte y si bien en Melilla no podía practicarlo mucho, cuando llegue a Tenerife, donde estoy ahora destinado, empecé con las escaladas”.
Montoya indicó que ya ha subido el Teide, el pico más alto de España, en dos ocasiones.
“Antes del viaje voy a volver a subirlo, un poco como preparación, ya que a diferencia de las dos ocasiones anteriores, en esta el Teide estará nevado”, comentó.
Preparación
Respecto a su preparación específica para este asalta al campamento base del Everest, Montoya informó de que lleva siete meses preparándose físicamente, “aunque la idea de este viaje surgió hace más o menos un año”.
En el aspecto mental, afirma que no se está preparando especialmente. “Sólo he tenido contacto con un grupo de tinerfeños que hace algún tiempo realizaron el mismo viaje que ahora hago yo. Ellos me han dado algunos consejos y me contaron como fue su experiencia”.
Según relató, tres de los chicos que lo intentaron “no completaron llegar al campamento. De los dos que sí lo hicieron, uno, a la vuelta, tuvo que ser ingresado”.
“Sé que es una tarea difícil y me estoy preparando para ello, pero también sé que no es sólo una cuestión física, sino fisiológica, de cómo va a responder tu cuerpo por ejemplo ante el mal de altura y la falta de oxigeno. A partir de cierta altura la ascensión es como sólo respirar por un pulmón”, comentó Montoya.
Pese a todo, su ilusión y ganas están intactas e insiste en que sólo el hecho de ser el primer melillense en estar allí ya es un logro.
Financiación
No viajará sólo, lo hará junto a un compañero de profesión y su sueño, económicamente le supone un desembolso de 2.000 euros. “En principio no parece mucho dinero, pero también es cierto que hemos optado por la opción más barata. Nuestro mismo viaje se puede hacer con más comodidades, pero eso supondría un mayor desembolso y no hay dinero para ello”.
También indicó que no cuenta con financiación de nadie. Que todo el presupuesto ha salido de su bolsillo.
De aquí a que se dé el pistoletazo de salida (el próximo día 2 de abril) Montoya irá relatando en una página blogs (everestdesdecero.blogspot.com.es) que ha abierto en internet, todo cuanto tenga que ver con esta aventura.
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