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Moncloa asegura que Sánchez está comprometido con garantizar la seguridad de Melilla “ante cualquier desafío”

La Presidencia del Gobierno de España ha asegurado a El Faro que Pedro Sánchez está comprometido con garantizar la seguridad de Melilla “ante cualquier desafío”.

“Permítanos asegurarle el compromiso del Gobierno de actuar con firmeza para garantizar la seguridad, en todo el territorio español, ante cualquier desafío, cualquier eventualidad y cualquier circunstancia”, señalaron desde Moncloa en respuesta a una pregunta formulada por este periódico a través del portal ciudadano.

Desde El Faro se preguntó al presidente en qué situación está el Plan Estratégico de Melilla, prometido en mayo, cuando Marruecos levantó el control fronterizo y permitió la entrada de cerca de 10.000 personas en Ceuta.

En teoría ese Plan Estratégico estaba bastante avanzado, según publicó el diario El País, y se iba a presentar a principios de verano. Sin embargo, la reestructuración del Gobierno central y el cambio del ministro Miquel Iceta, que llevaba Política Territorial, por Isabel Rodríguez, corrió un tupido velo sobre el proyecto al que se había dedicado en exclusiva una alta funcionaria.

A mediados de este mes de septiembre ella cambió de destino, como publicó este periódico, y dejó atrás “el proyecto ilusionante” en el que estaba enfrascada.

La semana pasada, 24 horas antes del Día de Melilla, desde el Ministerio de Política Territorial aseguraron a este diario que en estos momentos están trabajando en el diagnóstico de la situación, de los recursos y de los sectores en los que se pueden crear oportunidades, sobre todo, para los más jóvenes, confirmando de esa forma que no hay Plan Estratégico sobre la mesa en estos momentos.

No dieron detalles de las carencias que han encontrado en Melilla y se limitaron a mencionar que les gustaría que la ciudad se beneficiaria de las ayudas contempladas en el Plan España Avanza, dedicado a robustecer el acceso a las nuevas tecnologías en nuestro país.

En su respuesta a El Faro, desde la Presidencia del Gobierno no mencionaron el Plan Estratégico de Melilla por el que se le preguntó y se limitaron a enumerar las prioridades del presidente: la emergencia sanitaria, la vacunación y el empleo.

“El presidente está centrado en las tres prioridades del Ejecutivo: hacer frente a la emergencia sanitaria y el proceso de vacunación; impulsar la recuperación económica y la creación de empleo; y reforzar la justicia y la protección social. Este Gobierno tiene entre sus objetivos un propósito muy ambicioso: hacer de España un país aún mejor que antes de la pandemia”, señalaron en su respuesta.

Un día después de la devolución de Vélez de la Gomera

La respuesta a El Faro llega desde la Moncloa el mismo día que el presidente del Gobierno dijo en Nueva York que España había hecho con Ghali lo que debía y de la manera que debía.

La opinión pública española no sólo ha interpretado estas declaraciones como un reto a Marruecos sino también como la asunción de responsabilidad política en la decisión de permitir el acceso a España el 18 de abril de 2020 del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para que fuera atendido de coronavirus en un hospital de Logroño.

Sánchez hizo este comentario 24 horas después de que se hiciera pública la imputación como investigada de la ex ministra de Exteriores, Arancha González Laya, y que un grupo de 125 migrantes lograra acceder sin grandes obstáculos al peñón español de Vélez de la Gomera, colindante con la localidad marroquí de Alhucemas, de donde fueron desalojados pese a que la mayoría de ellos (90) había solicitado asilo en España.

Esto provocó que varias ONG reclamaran responsabilidad al Gobierno de Sánchez y que el Defensor del Pueblo enviara al Ministerio del Interior un recordatorio de deberes legales relacionados con el procedimiento de asilo.

Asimismo, desde Acnur, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, mostraron su preocupación al Gobierno por las reiteradas violaciones del derecho al asilo en las islas y peñones de titularidad española en el Norte de África.

Frontera cerrada

La frontera que separa a Melilla y Ceuta de Marruecos permanece cerrada desde el 13 de marzo de 2020, supuestamente por la pandemia del coronavirus, y seguirá así al menos hasta el 31 de octubre, según una nueva orden dictada por el Ministerio del Interior.

En este año y medio, Marruecos ha vetado a los puertos españoles durante dos veranos consecutivos de la Operación Paso del Estrecho, con el consiguiente perjuicio económico a las autoridades portuarias de Almería, Motril, Málaga y Algeciras que ya estaba muy tocadas por el confinamiento y la imposibilidad de viajar en tiempos de pandemia.

El cierre de la frontera ha dejado básicamente a Melilla sin mano de obra transfronteriza por lo que sectores como el de la panadería se han visto asfixiados porque no existe desempleados cualificados en la ciudad para sustituir a profesionales de Marruecos, que en muchos casos llevaban años vinculados con la empresa.

Antes del cierre de la frontera 1.900 trabajadores transfronterizos marroquíes tenían empleo en Melilla. La mayoría eran empleadas de hogar, pero también del sector de la construcción y panadería.

Como consecuencia del cierre fronterizo en Melilla se han disparado, por ejemplo, los precios de la vivienda, especialmente en el segundo trimestre de este año. Esto se debe, principalmente, a que materias primas como los áridos, necesarios en la construcción de viviendas, que antes de la crisis hispano-marroquí se traían por carretera desde Marruecos, ahora se tienen importar de la península y llegan en barcos a Melilla.

El inicio de las tensiones

Las tensiones con Marruecos comenzaron el 31 de julio de 2018 cuando Rabat cerró unilateralmente la Aduana de Beni Enzar, en Melilla, y dejó atrapados en tierra de nadie varios camiones españoles, que tuvieron que darse la vuelta a la ciudad al cabo de varios días esperando que las autoridades marroquíes les dejaran pasar.

Las tensiones siguieron escalando cuando España arreció los controles sobre los depósitos de combustible de los camioneros marroquíes que entran por los puertos españoles para llevar mercancías al resto de Europa y por ley no pueden sobrepasar los límites establecidos.

La relación, que ya estaba enconada, se volvió más tensa cuando Donald Trump reconoció en diciembre de 2020 la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental y el Frente Polisario rompió el alto al fuego.

Por esa fecha llegaron las declaraciones del ex primer ministro marroquí, Saadeddine Othmani, asegurando que después de cerrar el conflicto del Sáhara irían a por Ceuta y Melilla, dos ciudades que él consideró que son marroquíes.

En ese contexto, el 18 de marzo de este año, España permitió la entrada en nuestro país del líder del Polisario, para atenderse de coronavirus. Brahim Ghali llegó a nuestro país en un avión procedente de Argelia, un país con el que Marruecos sostiene también una mala relación. De hecho, Argel ha prohibido estos días que las líneas aéreas marroquíes atraviesen su espacio aéreo.

Ghali fue supuestamente el detonante del conflicto, hasta que el propio ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita, señaló el no reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara como la causa del enfado de Rabat.

Ante esta situación, Marruecos retiró a su embajadora de Madrid, que en tono desafiante advirtió públicamente a España que “todos los actos tienen consecuencias”. Y en este caso, la escalada de las tensiones terminó con la invasión sobre Ceuta del 18 de mayo.

Poco antes de las elecciones legislativas, regionales y locales del 8 de septiembre en Marruecos, a finales de agosto en su discurso por el 68 aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo, Mohamed VI hizo un guiño a España para aliviar las tensiones.

Fue poco después de que desde el Gobierno de Sánchez filtraran a El País que el Gobierno estaba barajando la posibilidad de que Melilla y Ceuta entraran en la Unión Aduanera y esto automáticamente acabaría con el acuerdo de buena vecindad que permite a los marroquíes de Tánger y Nador acceder a las ciudades autónomas sin necesidad de solicitar los visados que son imprescindibles para entrar en territorio Schengen.

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