La consejera de Cultura, Fadela Mohatar, asegura que el turismo sostenible está unido con la cultura y el cuidado del patrimonio. Subraya que los viajeros ahora quieren experiencias únicas y auténticas y Melilla tiene mucho que ofrecer ahí. Además, el proyecto de un Museo de las Lenguas permitirá no sólo atraer turistas, sino conservar el patrimonio de los melillenses, la interculturalidad que dice nació en el Rastro.
–Su forma de gestionar la consejería estos años lleva a pensar en que cree que la Cultura es más que entretenimiento.
–Decididamente. Ya nadie duda del papel que tiene la Cultura, como inductora del progreso, para luchar contra la pobreza o como elemento para el desarrollo sostenible. Tenemos una amplia oferta maravillosa. La cultura tiene que llegar a todas las capas de la sociedad y así se intenta hacer aquí con todos los proyectos que tenemos y que también sirva para el progreso de la ciudad. Hice al inicio de llegar a la consejería las primeras Jornadas de Cultura y Desarrollo. Es una competencia de la consejería las industrias culturales y creativas. Siempre he intentado que las personas progresen y, para ello, hay formación y se ha apoyado este tipo de iniciativas porque, además, en Melilla tiene mucho sentido porque hay mucho patrimonio que explotar y que sirva también para el emprendimiento o para el progreso en general.
–Hablaba de formación y me vienen a la mente dos proyectos que ha iniciado, como son Oxígeno Laboratorio Cultural y Lal La Buya.
–Esos dos proyectos son un ejemplo del trabajo de Cultura para el desarrollo. Oxígeno Laboratorio Cultural está trabajando con los niños en el arte en los museos. También hemos logrado tener a los ocho institutos de Melilla implicados en el proyecto de Ciclos de Literatura Juvenil. Es impresionante ver un viernes por la tarde como el salón de actos de la UGR se llena con 200 jóvenes y unos 3.000 han participado ya, por lo que han leído un libro de literatura juvenil y han estado cara a cara con los autores. Pero Oxígeno Laboratorio Cultural hace más cosas que reflejan esa idea de la cultura para el desarrollo, como son los ‘Explora’, las visitas culturales a los barrios fuera del centro. También ‘Baraka’, que son las fiestas en los barrios para que participen los niños que viven allí, así como las mujeres. Es situar la cultura, también, como elemento de dinamización social. En el tema de Lal La Buya yo espero que este año sea de gran visibilización y de despegue. La idea es que todas las personas relacionadas con este mundo creativo puedan aprovechar esas sinergias que surgen del proyecto. Ahora está trabajando para organizar un evento en el que se dé a conocer la asociación, cuáles son sus objetivos y en qué proyectos ha participado. Incluso pedirá si alguien quieres sumarse a esta entidad. Puede haber unos 20 proyectos para contar en los que ha trabajado Lal La Buya que le ha reportado una visibilidad y reputación, a nivel nacional e internacional, tras su participación en la fiesta de la seda en Tailandia. Esto nos convence de que el proyecto es innovador, atractivo y que tiene futuro.
–El proyecto ha viajado de su mano en todas las áreas en la que ha estado con el Gobierno local. Pero, ¿podrá soltarlo para que continue sólo?
–El proyecto desde que el pasado año tiene una subvención nominativa trabaja de forma autónoma, como lo hace la Banda, Orquesta y Coro Ciudad de Melilla o la Asociación de Estudios Melillenses. Son entidades que tienen utilidad pública y se les da la subvención para que trabajen de forma directa. Lo que no puedo obviar es que me identifico con el proyecto porque es algo que he impulsado. Pero Lal La Buya ya va de forma autónoma. Además, es la única entidad que recibe subvención nominativa y que también tiene financiación privada, como aerolíneas, tiendas de telas o ‘la Caixa’. Asimismo, comentó que está entre sus objetivos que, en cuanto pueda sostenerse económicamente, amadrinará a más mujeres en situación de vulnerabilidad. Reune unos requisitos que son muy de servicio público y, de hecho, ya hace eso, con la bolsa de formación por la tarde y está consolidando la recepción de pedidos. Todo eso está encaminando al proyecto para ser autosuficiente. Pero está claro que estas mujeres, debido a su situación, no iban a poder solas salir adelante sin este impulso, que por otro lado, es una obligación de las administraciones públicas mover los obstáculos que tienen estas mujeres para que puedan acceder a una vida digna, que empieza siendo autosuficiente a nivel económico.
–El turismo es otro aspecto en el que ha entrado Cultura. ¿Por qué esa apuesta?
–Hoy en día el turismo que quiere el visitante y el viajero es el cultural. El turismo cultural es el que aporta nuevas experiencias. Es el que es muy atractivo. La gente quiere algo único y auténtico. En este sentido, lo que hacemos es favorecer con proyectos sobre el patrimonio favorecer el turismo cultural para que sea real. Con la Red de Judería ya se ha estado trabajando por parte de mi antecesora en la consejería, pero era una asociación que durante mucho tiempo ha estado muy cerrada. Era muy complicado entrar y ahora se ha logrado que la moratoria se abra y se trabaja en ello. Todos esos elementos hay que trabajarlos de forma conjunta con Turismo. La Red de Judería ha conseguido incrementar las visitas en más de un 30% en Lucena. Hay un turismo cultural potente y también un sector de la población importante que consume dentro de éste todo lo que tiene que ver con el judaísmo. Tenemos un patrimonio muy fuerte en este sentido y lo que estamos haciendo es dando una vuelta y potenciándolo. Medio Ambiente está reformando el cementerio de San Carlos, que es el primero judío en territorio español tras la expulsión. También estamos trabajando con el barrio Hebreo, dentro del proyecto del Rastro. Estamos iniciando un acuerdo de colaboración para recuperar una sinagoga que tiene más de 200 años, que es la más antigua de la ciudad que está en el Polígono. Además, desde la Fundación Melilla Monumental se ha señalado con cartelería dónde estuvieron las primeras sinagogas en El Pueblo. Dentro de poco lo que se hará será unir todo esto con una señalética específica porque vamos a recibir la visita de la gerente de la Red de Judería. Todo esto, que hila con uno de los cursos que vamos a hacer con el acuerdo con el Ayuntamiento de Málaga y el CIFAL, también es un modo de que el turismo cultural sirva para que las personas del entorno lo vean como algo externo y que vienen personas de fuera, sino que puedan participar. Hay una serie de acciones, por ejemplo, dentro del Rastro, el patrimonio sirva para que haya personas que puedan vivir de ello y al mismo tiempo sea un atractivo para los visitantes. Todo eso es turismo sostenible.
–¿Cómo surge la idea de hacer un Museo de las Lenguas?
–Pues todo esto tiene un hilo conductor que es la exposición Universo Melilla 2015. Ese trabajo nos dio una evidencia: la interculturalidad la tenemos y está viva, pero tenemos dificultad para mostrarla de una forma tangible. Al volver vimos que hacía falta seguir trabajando en dar visibilidad a esa interculturalidad. Pero donde ha nacido, donde germinó, donde creció y donde es intrínseca es en el barrio del Rastro. Trabajando con varias propuestas pensamos en buscar en fondos europeos para regenerar la zona y dando vueltas a esas ideas propusimos, con Aurora de la Rosa, con la que trabajé en Universo Melilla, estos proyectos a Presidencia. Erasmus plus fue ese primer paso que dio de la Rosa. Tras eso ha habido que tejer un trabajo de todas las áreas de la ciudad porque debajo está un proyecto de dinamización cultural. En cuanto al museo, en esa primera fase con de la Rosa de recogida de material sobre el barrio vimos la pensión Kebdana. Se propuso hacer un museo antropológico con toda la historia del barrio. Pero yo siempre he tenido una fijación con las lenguas de la ciudad porque somos un territorio europeo en África con una fusión de idiomas que es un patrimonio vivo impagable, con la haquetía, el caló, el tamazight y el refranero español. Ahí sí que, aprovechando esa idea de museo, pensé en sumar en ese espacio un contenedor de las lenguas. Vamos a volcar todo lo que tenemos, que se pueda consultar y ver. Además, se va a montar por detrás una estrategia para generar empleo. Tengo en mi cabeza y planteado en el programa, un proyecto de generación de empleo porque todo esto debe ser recogido. Se puede plantear con un plan de empleo o con Promesa u otras instituciones. De forma que, en primer lugar, haya una fase para personas sin formación que se limiten a recoger la información con una grabadora para evitar que se pierda la tradición de personas mayores que puedan fallecer. En un segundo punto, con personas con más formación, se podría sistematizar y volcar toda esa información. La última fase se contrataría a historiadores y antropólogos para dar forma a esa contenido y convertirlo en una biblioteca de las lenguas. Esto va a dar progreso a Melilla y la va a situar en el mapa. Creo que no hay ningún proyecto de un museo de las lenguas en el país ni en Europa. Merece la pena seguir buscando fondos
–Melilla acaba de firmar un acuerdo con el Ayuntamiento de Málaga y con el Centro Internacional de Formación de Autoridades y Líderes (CIFAL), una institución de la ONU. ¿Cuáles son los objetivos?
–El presidente de la Ciudad me encargó que diera contenido e hiciera el seguimiento de l convenio de colaboración que se firmó entre el Ayuntamiento de Málaga y Melilla tras la entrega de la Medalla de Oro de la Ciudad. Este nuevo acuerdo con CIFAL sería uno de los contenidos de aquel primer convenio. ¿Por qué? Pues el Ayuntamiento de Málaga tiene un acuerdo firmado con UNITAR, una agencia de las ONU para la formación, que están enfocados en el desarrollo económico sostenible, el turismo sostenible o la inclusión social, entre otras cuestiones. A través de ese acuerdo de Málaga con UNITAR, se crea el centro CIFAL. La ONU despliega por el mundo entero acciones encaminadas para los gobernantes o a líderes para ayudarles a que se promueva el desarrollo pero con los criterios de la organización. CIFAL Málaga ha hecho un gran trabajo y ha desplegado desde marzo más de 50 actuaciones formativas en muchos ámbitos, aunque dentro de los contenidos supervisado por la ONU, que también los certifica. Uno de los aspectos que impulsé cuando comencé a hablar con Málaga fue hacer este acuerdo más concreto con CIFAL para que esos cursos de formación, que son de pocos días, pero muy intensos, se puedan hacer en Melilla. Eso es lo que se firmó el pasado miércoles. Ahora, cada vez que hagamos un curso se firma un documento concreto para ello y ya tenemos la primera propuesta.
–¿En qué consiste?
–Consiste en la prevención de la radicalización. La Consejería de Seguridad Ciudadana, que es la que va a desarrollar el curso, invitará a la Guardia Civil y Policía Nacional, así como cualquier ciudadano que esté interesado, dependiendo de las plazas. Se trata de una formación muy especializada y de gran calidad. El CIFAL lo está impartiendo para jueces, por ejemplo. El otro proyecto que deseamos poner en marcha de formación estaría relacionado con la integración social y la mejora de la convivencia. Éste se emprenderá por Bienestar Social y se invitará a funcionarios de toda la Ciudad, como los de Cultura porque trabajamos en el desarrollo sostenible. Nos abre un campo muy interesante porque es formación muy amplia y de gran nivel que permitirá también estar dentro de la red CIFAL de la ONU. Espero que en un mes, dentro del convenio con Málaga, hacer también otra colaboración con la Consejería de Cultura del ayuntamiento y con la Diputación.
¿Tiene alguna espinita clavada con algún proyecto que no haya podido emprender?
–Hay uno que no sé si dará tiempo de poner en marcha. Estamos trabajando en ello y es convertir a Melilla en un plató al aire libre. Se crea al abrigo, porque tenemos toda la colaboración del Festival de Málaga, de la Film Commission de Málaga para crear aquí otra en Melilla. Simplemente es facilitar a productoras y a todo tipo de empresas que quieran venir a rodar a Melilla porque tenemos un 50% de bonificación en temas fiscales y ya es un atractivo. También contamos con nueve meses de sol al año y hay un gran paisaje con zonas fortificadas. Contamos con personas de todos los colores y fisionomías... Melilla puede ser un plató al aire libre de primer nivel. Estamos trabajando en ello, puede que nos dé tiempo o no. Los primeros pasos ya se han dado, pero eso también es usar la cultura para que en Melilla haya progreso y mucha gente pueda vivir de ello.
–No quiero olvidar a Aulas Culturales para Mayores, que es otro proyecto de Cultura que cumple años ahora bajo el objetivo de dar formación y participación a las personas mayores para evitar que se les excluya.
–Los alumnos de Aulas Culturales serán los que nos excluyan a nosotros porque tienen una vitalidad... Son más de 30 talleres y unos mil usuarios. Son muchas actividad artísticas y de manualidades, pero también hay cultura general o idionas y bienestar físico. Es muy importante ofrecer algo a este colectivo. Las edades de antes no son las de ahora. A esas personas les sirve Aulas para participar y para su desarrollo personal. Los mayores no deben estar ‘aparcados’ en casa. Yo me he encontrado un proyecto maravilloso que anda solo. Lo único que hago es seguir nutriéndolo porque cada mes tenemos una reunión con el Consejo de Alumnos y cada día pide más actividades.
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