Aquí hay algo que no me encaja. El 27 de octubre la líder de los socialistas de Melilla, Gloria Rojas, anunció en una rueda de prensa que la Ejecutiva del PSOE en Melilla había acordado cesar a Mohamed Mohand, entonces súperconsejero de Turismo, Emprendimiento y Activación Económica, porque se había visto envuelto en una polémica que hacía daño a las siglas del partido.
Rojas no lo cesó directamente, sino que le pidió al presidente Eduardo de Castro que lo cesara. Algo que De Castro, como hemos contado en El Faro, hizo y anunció visiblemente satisfecho.
Vayamos por partes. Mohand controlaba el área de Turismo y Economía, que en Melilla parece que es algo así como no dar un palo al agua, pero que gracias a los fondos de reconstrucción tras la pandemia de la covid, el 'niñato' más odiado de la ciudad tenía bajo su mando la lluvia de millones de los Fondos Europeos, lo que lo convertía en el hombre más poderoso del Gobierno.
Él no salió de las urnas con ese cargo. Después de comerse todo la crisis del coronavirus, en el PSOE le dieron una patada hacia arriba, le quitaron las competencias de Salud Pública y como premio de consolación lo convirtieron junto a Elena Fernández Treviño en un político con poder. ¿Por qué? Porque en las administraciones públicas el poder lo da el dinero. Sin dinero no hay manera de sacar adelante ningún proyecto.
Irónicamente cuando algo se atasca o no se hace, se suele decir que no hay "voluntad política". Deberíamos ser sinceros: en la mayoría de los casos lo que falta es dinero. Por ejemplo, los ecologistas locales siempre se han quejado de la falta de voluntad política para regenerar el Río de Oro con especies autóctonas. Pues bien, en estos momentos la hay: de ahí que tengan sus esperanzas puestas en un proyecto que saldrá adelante con 3 millones de euros. A eso me refiero cuando hablo de voluntad política.
Por seguir hablando en clave, digamos que Mohand tenía voluntad política. Pero el hecho de que su madre fuera socia de una empresa que pidió una subvención a Promesa coincidiendo con que Mohand formaba parte del Consejo de Administración de la empresa pública disparó las alarmas en las filas socialistas y llenó de razones a quienes creen que los miembros del Gobierno han venido a por la nómina.
¿Cometió un delito Mohand? Probablemente no. Pero en lugar de echarle agua fría a la polémica, él la avivó y la polémica lo devoró. Según Rojas ese ruido estaba desgastando las siglas del PSOE en Melilla. ¿Por qué? Porque los de Gloria Rojas prometieron un cambio que en mitad de la legislatura no se ha hecho notar.
Así, por ejemplo, tenemos un Gobierno con más cargos públicos que el de Imbroda lo que convierte a Imbroda en un modelo a recuperar.
En fin, que De Castro cesa a Mohand, pero Mohand dejó claro desde el primer momento que no suelta su acta de diputado. Sin embargo, para sorpresa de todos: Mohand no es válido para ser consejero porque daña la imagen del Partido Socialista; pero sí es válido para seguir formando parte del Grupo Socialista en la Asamblea. ¿No daña esto último la imagen del partido? Si la respuesta es negativa, entonces cómo se explica el cese de Mohand? ¿No vale para consejero pero sí vale para diputado? ¿Cuál es la diferencia?
En definitiva, Mohand ya no puede gestionar los fondos europeos, pero de alguna manera sigue siendo uno de los hombres más poderosos del Gobierno.
¿Por qué? Porque Mohand no tiene dinero que gestionar, pero su voto vale ahora más que un lingote de oro. Él puede ser decisivo en la disolución de la Asamblea. Él puede dejar en la calle a sus compañeros del PSOE y también a CpM. Por eso socialistas y cepemistas se lo rifan. Por eso, ese gesto, puede que inconsciente, de mostrar poder ocupando la silla en la que solía sentarse Aberchán en el Parlamento autonómico.
El PSOE de Melilla debe explicar si ha abierto o no un expediente disciplinario a Mohand y en caso negativo, debe aclarar el porqué. ¿Se arrepiente el PSOE de haberlo destituido? ¿Por eso no corre la lista para ocupar las carteras que dejó Mohand y heredó provisionalmente Gloria Rojas? ¿Puede Rojas llevar Economía, Turismo, Administración Pública, la Vicepresidencia del Gobierno y además liderar el partido en Melilla?
Yo no tengo la menor duda de que Rojas es una mujer trabajadora, pero sólo hay que ver una foto de Rojas al inicio de la legislatura y otra actual para constatar el desgaste físico que ha sufrido. Ha forzado la máquina y se nota. El número 6 de la lista electoral del PSOE debería estar ya listo para la jurar el cargo, pero ¿vamos a meter otro sueldo más en el Gobierno? El antaño tripartito se ha apuntado a la consigna de las pilas Duracell: "Y dura, y dura y dura". Hasta que se acaban, como todo.
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