Este viernes 20 de agosto el rey de Marruecos, Mohamed VI, en su tradicional discurso por el aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo anunció que quiere abrir una “nueva etapa inédita” con España, sobre la base de “la confianza, la transparencia, el respeto mutuo y la honra a los compromisos”.
A mí, lo de etapa nueva e inédita, me tiene aterrada. ¿Qué nos va estrenar Rabat esta vez? Lo de honrar los compromisos, me suena a un reclamo de pagos atrasados de nuestro país; lo de transparencia es un dedo en el ojo por la entrada de extranjis en España del líder saharaui Brahim Ghali y lo de confianza es demagogia porque fue Marruecos el primero que traicionó ese clima de franqueza mutua.
Sin embargo, creo que tenemos que celebrar el paso dado por Mohamed VI, que ha dado su brazo a torcer, no sin lanzar antes una pulla, diciendo que quiere que las relaciones de España y Marruecos se parezcan a las que hoy tiene Rabat con París.
Todos sabemos que las comparaciones son odiosas. Decir que aspira a que las relaciones bilaterales con nuestro país vayan en la línea de las que mantiene con Francia es poco menos que volver a poner el dedo en la llaga y confesar que no habrá paso adelante hasta que España apoye el plan marroquí de soberanía sobre el Sáhara como lo ha hecho el presidente Emmanuel Macron.
Podría dar la impresión de que estamos en un punto muerto del debate. Sin embargo, Pedro Sánchez se agarró a la parte positiva del discurso de Mohamed VI en el 68 aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo y se mostró dispuesto a reconstruir los puentes dinamitados en mayo pasado sobre bases más sólidas sustentadas en la “confianza, el respeto y la colaboración presente y futura”.
Sin embargo, Sánchez le devolvió la pulla al monarca alauí agradeciendo el apoyo de la Unión Europea a España durante la marcha marroquí sobre Ceuta. Su reacción a las palabras del rey tuvo como espectadores a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y al presidente del Consejo de Europa, Charles Michel, a los que el líder socialista agradeció que desde Bruselas nos hayan hecho sentir en ese momento muy “reconfortados, reconocidos y representados en sus palabras”.
No podemos negar que Mohamed VI ha entonado un ‘mea culpa’ a su manera, pero tampoco podemos creer que la crisis es agua pasada. De momento no tenemos nada sobre la mesa: los menores atrapados en Ceuta siguen sin ser devueltos a sus casas; las fronteras con Nador y Tetuán permanecen cerradas; nada indica que la aduana de Beni Enzar vaya a reabrir; no hay fecha para la celebración de la Reunión de Alto Nivel entre Madrid y Rabat y los puertos españoles no entrarán en el retorno de la Operación Paso del Estrecho.
Para que nos entendamos, estamos como estábamos, sólo que el rey de Marruecos nos ha dado un poco de vaselina. ¿Por qué? En primer lugar porque el conato de invasión sobre Ceuta ha echado por tierra todos los esfuerzos de Rabat por mostrarse al mundo como un país de tránsito de migrantes comprometido con la Unión Europea.
En segundo lugar porque esas malas relaciones deben estar perfectamente recompuestas antes de 2023, cuando hay que renovar el Tratado de Pesca entre Marruecos y la UE.
En tercer lugar porque por mucho que Mohamed VI diga que aspira a mantener con España una relación similar a la que mantiene con Francia, en la vida real, es nuestro país el que venía avalando a Marruecos ante Bruselas. Por algo será.
Y en último lugar y no menos importante, porque las poblaciones de Tetuán y sobre todo Nador no aguatan más con la frontera cerrada. El rey sabe que ahora mismo el Rif marroquí es una olla a presión y hay que quitarle la válvula para descongestionarla.
El mismo día que Mohamed VI dio su discurso, la presión migratoria de marroquíes intentando entrar a nado en Melilla fue brutal. Eso es algo que en Palacio no pueden seguir ignorando. Están llevando a su gente al límite en medio de una pandemia y nadie quiere que en Nador se monten protestas como las de Alhucemas. Y en estos momentos eso es algo que no se puede descartar.
Explotó Colombia y explotó Cuba, ¿por qué no va a explotar Marruecos? Hay que contar con que tarde o temprano empezarán a llegar afganos a la zona fronteriza con Melilla. Con la frontera cerrada, Nador tendrá que asumir un flujo migratorio insoportable y Rabat no podrá dar la espalda a quienes huyen de los talibanes en Afganistán teniendo, como tiene en estos momentos, muy buenas relaciones con Estados Unidos.
En fin, que sabíamos que tarde o temprano esto iba a pasar. Marruecos ha hecho lo que tenía que hacer y ahora deberá ser España quien marque los condicionantes para que el respeto sea mutuo, pero además, de verdad.
Rabat tensó la cuerda, pero este sapo que se ha tragado el rey Mohamed VI no puede quedarse solo en buenas palabras. Debemos reconstruir una relación bilateral que sea buena para las dos partes; en la que ganemos los dos. Juntos somos más fuertes. Pero juntos no puede significar nunca ‘co-soberanía’. Cuando hablamos de ‘juntos’ nos referimos a colaboración.
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