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Mohamed, trabajador transfronterizo en Melilla: "Estoy abandonado"

Mohamed es un transfronterizo marroquí, que ha trabajado en Melilla con un contrato legal durante 17 años. El cierre de la frontera decretado por Marruecos el 13 de marzo de 2020 lo dejó literalmente desamparado: varado en Nador, en el paro y sin derechos.

"Yo estoy pensando que estoy abandonado. Estoy haciendo lo imposible para entrar en Melilla", dice en declaraciones a El Faro, desde Nador, sin posibilidades de retomar su empleo en Melilla.

El resto de sus compañeros de trabajo están todos en la ciudad, pero él es el único que se quedó atrapado en Nador.

"Yo llevaba 17 años con la empresa. Siempre he ido a Melilla a trabajar. Pero yo sólo tengo permiso de trabajo y con eso no me dejan entrar. Fui al Consulado de Nador y les pregunté qué puedo hacer para entrar y me apuntaron en un papel todo lo que tengo que preparar para entrar", explica Mohamed a El Faro.

La única vía de reincorporarse a su puesto en el servicio local de grúas de la Ciudad Autónoma es viajando a la península y, desde ahí, desplazarse a Melilla, a riesgo de no ver más a su familia hasta que tenga días de vacaciones y pueda hacer el camino de vuelta a Marruecos.

"¿Qué voy hacer. Todo el mundo sabe que cualquier persona sin familia tiene un problema, pero como está el virus éste, estoy aquí en Marruecos; no tengo trabajo, ni ayuda ni nada. Si estoy en Melilla sin familia, mejor, porque puedo mandarles dinero. Estoy allí 17 años y ahora estoy aquí y como nunca he trabajado aquí, no tengo nada. No tengo ayudas y no puedo entrar en Melilla", insiste.

Es duro, pero él está dispuesto a separarse de los suyos con tal de no perder el empleo con que los sostiene a todos.

Sin embargo, no lo hace porque no puede. Para poder viajar a la península, Mohamed necesita un visado y sólo podrá conseguirlo si presenta un precontrato laboral en el Consulado español en Nador.

Lleva 18 meses intentándolo y en el Consulado ya le han dejado claro que sin ese precontrato no hay nada que hacer.

Ahí es donde está el tapón que le impide reincorporarse a su puesto en la grúa de Melilla.

Su empresa no le envía el precontrato que necesita y sin ese documento, él no puede hacer ninguna gestión. En esta situación lleva desde que Marruecos cerró la frontera, pese a que él estuvo cotizando a la Seguridad Social española durante 17 años consecutivos.

Lo más sangrante, aclara Francisco López, secretario autonómico de CCOO en Melilla, es que el pliego de condiciones de la adjudicación de la grúa municipal contempla la subrogación de los trabajadores y el nombre de Mohamed aparece en esa lista. "Podría servir como un precontrato de trabajo, pero no se lo admiten", señala.

"Lo único que pido es que me manden cualquier cosa para entrar en Melilla a trabajar. Si no, no hay solución", concluye.

El transfronterizo: trabajador de segunda

Desde Comisiones Obreras, su secretario autonómico, Francisco López, explicó a El Faro que éste no es un problema puntual de Mohamed sino un problema colectivo, que le está ocurriendo a muchos trabajadores transfronterizos, incluidas las empleadas domésticas o quienes trabajan en las panaderías, por citar un para de ejemplos.

Todos han sido despedidos sin derecho a prestaciones después de años trabajados porque no han podido reincorporarse a su empleo desde que Marruecos cerró la frontera.

"El problema que tienen los transfronterizos es que a ellos no se les aplica el artículo 15 del Estatuto de los Trabajadores, que establece que aquellos que llevan más de un cierto tiempo trabajando para una misma empresa, automáticamente pasarán a ser indefinidos. Cosa que no pasa con los transfronterizos porque tienen que estar año a año renovando los papeles y, de hecho, hay trabajadores que llevan 15-16 años trabajando para una misma empresa y no les convierten su contrato en indefinido, por el tema administrativo", comenta López a El Faro.

El desamparo de los transfronterizos ha favorecido a empresarios que con la pandemia han atravesado problemas económicos y con esta situación se han desprendido de trabajadores con antigüedad, como Mohamed, a punto de perder su empleo porque no han podido presentarse a trabajar.

Es la pescadilla que se muerde la cola: Mohamed no se presenta a su trabajo porque no puede entrar a Melilla a renovar sus papeles ya que para eso necesita un precontrato que no le hace su empresa para que le den la visa. De ahí, la suspensión provisional de su empleo que podría derivar en un despido sin indemnización, advierte López.

En el lado contrario de la balanza están los empresarios de Melilla que siguen haciendo papeleo para conseguir que trabajadores transfronterizos, valiosos para su empresa, consigan retomar su trabajo ya sea entrando en Melilla o renovando su residencia. Les sale más rentable mantenerlos en plantilla que enseñar a otro desde cero.

El problema que tienen muchos transfronterizos es el de "no reconocimiento de la legislación actual (Estatuto de los Trabajadores) y no reconocimiento del subsidio de desempleo. No tienen ese derecho. Se puede decir que son trabajadores de segunda categoría porque un trabajador con visado y que sea migrante y trabaje en Melilla sí tiene derecho a todas esas prestaciones. A los transfronterizos, en temas de Salud, la cobertura que prevé su contrato es en exclusiva al trabajador. No tienen cobertura ni para los hijos ni para el cónyuge, aunque paga la misma Seguridad Social que paga cualquier tipo de trabajador", recalca López.

Más de 3.000 transfronterizos en Melilla

Entre 3.500 y 4.000 trabajadores transfronterizos sufren la misma falta de derechos que Mohamed, según los datos que baraja el sindicato CCOO de Melilla.

Desde la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME) intentaron hacer un pasillo para el paso de transfronterizos durante la pandemia del coronavirus, pero Marruecos ha puesto impedimentos a estas cuestiones, aclaran desde Comisiones Obreras.

"Podían haber pasado como se hizo con los transfronterizos de Portugal o Francia y aquí no se ha podido hacer porque Marruecos se ha cerrado en banda", recalca López.

Enrique Alcoba, presidente de la patronal melillense CEME-CEOE. ha explicado a El Faro que según los datos que les dio la Delegación del Gobierno, en Melilla había antes de la pandemia del coronavirus 1.900 trabajadores transfronterizos dados de alta en la Seguridad Social.

La mayoría eran empleadas de hogar (1.500) y el resto (400) trabajaban para los sectores de la Construcción, Hostelería y Panadería.

Aparte, se calcula que unos 1.500 transfronterizos entraban a diario a Melilla a trabajar sin asegurar. En total, contando los que trabajaban en B y dados de alta son unas 3.400 personas.

La frontera de Melilla cerró el 13 de marzo de 2020 y se mantiene cerrada, según la delegada del Gobierno de la ciudad, Sabrina Moh, por cuestiones sanitarias, ajenas a la crisis diplomáticas que no acaban de reconducir Madrid y Rabat.

Fuentes oficiosas han comentado a El Faro la posibilidad de que la frontera abra esta Navidad. Otros medios como la revista Atalayar avanzó que Marruecos pretende mantener cerrada la frontera hasta este otoño.

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