Moha, con coronavirus

Ha querido el azar que la primera víctima del coronavirus en nuestra ciudad haya sido una emprendedora, joven y madre de cuatro niños. Y también los caprichos del azar han querido que el joven consejero de Política Social de Melilla, con competencias en Salud Pública, Moha Mohamed Mohand, haya sido pillado por un micrófono abierto dando instrucciones a la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, y a Omar Ahouri, delegado territorial del Ingesa en la ciudad, para que no dijeran que una vecina del Tesorillo de 42 años había muerto por coronavirus sino “con” coronavirus, según recogió Ok Diario.

Me da mucha pena que Moha Mohamed haya sido cazado in fraganti. Es joven y lo estaba haciendo bastante bien hasta que ha pisado el gran charco de su vida para pegar un resbalón de apaga y vámonos. Él es la savia nueva del PSOE melillense que tiene asegurado el relevo.

Sin embargo, este exceso de celo le perseguirá durante gran parte de su carrera política como a Rajoy lo persiguieron los famosos ‘hilillos de plastilina’, que él decía que salían del Prestige y que en su biografía ‘Una España mejor’ achaca veladamente a un técnico que lo metió en el embolado. Cuenta Rajoy, a toro pasado, que si hubiera cobrado copyright por la frase tristemente célebre se habría forrado. Me temo que a Moha este percance le perseguirá como a Trillo su célebre “manda güevos”.

No podemos hablar de estos charcos sin mencionar a la campeona de estas lides: la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que reconocía sin complejos que ella era “un poquito descuidada, espontánea y abierta” porque no había acto en el que no la pillaran rajando a lo bestia con el micro abierto, como cuando se jactaba ante Ignacio González de haberle dado un puesto en el Consejo de Administración de Caja Madrid a un miembro de IU tras quitárselo al “hijoputa ese”. Mucho se elucubró sobre quién era el ‘hijoputa ese’. En ese momento había dos candidatos: Javier López Madrid y Arturo Fernández, por entonces presidente de la patronal madrileña. Las otras dos candidatas eran mujeres.

El caso es que el joven Moha, sin quererlo, ha entrado en los anales de los micros abiertos, pero con un deliz delicado. Al menos hoy lo vemos así. Su precisión ha sido desafortunada. Ha pagado la novatada y lamentablemente no hay marcha atrás.

No estamos, ni mucho menos, ante una tontería. Una persona entra en la UCI con patologías previas, le hacen la prueba de coronavirus, da positivo y desgraciadamente muere. Podemos llamarle como se quiera, pero el fondo no cambia: tenemos una persona fallecida que dio positivo en coronavirus, por lo que entra en las estadísticas de mortalidad del coronavirus le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.

Que conste que no estamos descubriendo el agua tibia. Los médicos han hecho hincapié en que las personas más vulnerables ante la Covid-19 son las que presentan problemas de hipertensión, diabetes y patologías respiratorias previas y, especialmente, si tienen más de 65 años. O sea, ya contamos con que esas enfermedades son un factor de riesgo en el análisis de la mortalidad del coronavirus. Digamos que en este caso, el uso de ‘con’ en lugar de ‘por’ es una soberana tontería que se le ocurrió a algún sesudo plumilla de las trincheras socialistas.

Nunca antes el uso de una preposición tuvo tanta importancia política. Hasta el punto de que un medio digital nacional se ha hecho eco de la noticia que, sin quererlo, coloca sobre Moha Mohamed un estigma de insensibilidad que no se merece, pero que no se le irá de encima ni con agua caliente.

Son tiempos difíciles para los asesores de comunicación de los políticos. Son ellos los que tienen que diseñar la estrategia que evite que su jefe termine quemado como el ministro de Sanidad, Salvador Illa, que se ha cubierto de gloria con su cara de preocupación, su mala gestión y sus meteduras de pata. Él solito está generando un coste político terrible para el PSOE. Y mientras tanto, Podemos se frota las manos y ya se ve arrastrando votantes horrorizados con la imagen de sus socios de Gobierno.

Lo de Moha es lamentable. Es una cagada monumental. Un micro se le queda abierto a cualquiera, pero no a cualquiera lo pillan intentando racanear el motivo de un fallecimiento, cuando la familia aún llora la muerte del difunto.

Estos son tiempos difíciles. Ninguno de nosotros, ni en sus peores pesadillas, pudo imaginar que íbamos a pasar por esto. El coronavirus está sacando lo mejor y lo peor de todos nosotros. De un lado, la España solidaria y de otro, la irresponsable, la que no respeta las normas; la insensible.

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