La gestión de la pandemia ha sido un desafío para las autoridades del país y de la ciudad. La Delegación del Gobierno estuvo al frente en la crisis sanitaria durante los tres primeros meses pero se ha mantenido en trabajando en áreas que afectó el Covid-19. Tanto en el área sanitaria, educativa, en el apoyo a los trabajadores por medio de los ERTEs, sin dejar de lado los marroquíes que se quedaron ‘atrapados’ en Melilla. La delegada del Gobierno, Sabrina Moh, hace un balance del último año, recuerda las decisiones más difíciles que debieron tomar, sin olvidar a las víctimas de la pandemia.
–Al inicio de la pandemia, el Gobierno central tomó el mando único en la gestión de la crisis ¿Cuáles, a su juicio, fueron las medidas más duras que se debieron tomar? Ese sillón ha sido incómodo en algún momento?
–Hace un año, esta pandemia sorprendió al mundo. No sabíamos prácticamente nada de este virus e íbamos tomando decisiones conforme los expertos y los profesionales sanitarios iban planteando medidas para afrontar la enfermedad. En ese contexto, desde el Gobierno de la Nación y desde la Delegación del Gobierno, reconozco que tuvimos que tomar decisiones duras, pero necesarias, como el confinamiento domiciliario durante 3 meses y creo que aquí la ciudadanía coincidirá conmigo.
España, al igual que Francia, Italia, y otros muchos países, optó por esta medida viendo la rápida difusión que tenía el virus y para evitar el colapso de los hospitales. Fue algo muy difícil porque supuso que muchos ciudadanos no solo no pudieran salir de sus casas en semanas, salvo para las compras y necesidades imprescindibles, sino porque implicó no poder ver a los seres queridos y que la vida, tal y como la conocíamos, fuese interrumpida por completo.
A nivel local, desde la Delegación del Gobierno instamos al Ministerio de Transportes para que se cerrase el aeropuerto y que se limitasen a los casos más imprescindibles la entrada por barco a Melilla. Esto significó aislarnos del resto de nuestro país, limitando la movilidad de la ciudadanía. Fue, como digo, muy duro pero meditado y, sinceramente creo que necesario para evitar la difusión del virus y para proteger a los melillenses.
–Y, ¿cómo ha sido la relación con la Ciudad, los agentes sociales, empresas y sindicatos para la toma de decisiones en la gestión de la pandemia? ¿Cuáles fueron las mayores dificultades que se encontraron?
–Dicen que los momentos más difíciles sacan lo mejor de las personas y, en buena medida creo que ha sido así.
La relación con la Ciudad Autónoma fue muy buena, ya que cabe recordar que las reuniones con el consejero de Salud Pública, Mohamed Mohand, con el fin de hacer el seguimiento de la situación, eran diarias.
En cuanto a los agentes sociales, decir que desde esta Delegación siempre nos hemos mostrado abiertos y predispuestos al diálogo y prueba de ello fueron las numerosas reuniones de las diferentes comisiones de desescalada en los diferentes ámbitos que celebramos en la Delegación y donde llegábamos a muchos puntos de acuerdo.
En cuanto a las mayores dificultades… fueron muchas. Como explicaba anteriormente, el confinamiento no solo supuso un cambio en nuestro día a día, sino que fue un duro golpe para la economía de la ciudad. Por ello hay que poner en valor la rápida respuesta del Gobierno de la Nación movilizando 200.000 millones de euros, casi un 20% del PIB, para afrontar el impacto económico y social del coronavirus.
–La gestión de la crisis conllevó la organización de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado ¿Cómo fue la reorganización de los mismos ya que los puestos fronterizos estaban cerrados?
–Una de las primeras actuaciones fue la creación de la CECOR, el centro de coordinación, integrado el Director Territorial del Ingesa, Omar Haouari y el consejero de Salud Pública, Mohamed Mohand, como autoridades sanitarias, así como la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Policía Local. Tengo que reconocer el magnífico funcionamiento de esta comisión, ya que la capacidad de respuesta era inmediata.
Si bien es cierto que el cierre de la frontera supuso una redistribución de los recursos humanos, eran tantas las actuaciones a realizar que fue necesario incorporar a las Fuerzas Armadas a labores de vigilancia del perímetro fronterizo, algo que facilitó el aumento de personal de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en estas nuevas actuaciones de control de las medidas sanitarias implantadas y de amparo a la ciudadanía.
Fueron muchos los dispositivos y operativos llevados a cabo durante estos más de 3 meses, pero no es menos cierto que íbamos adaptándonos a la normativa del Gobierno de la Nación, especialmente cuando entramos en la desescalada por fases. Por ello, hay que reconocer y agradecer la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de la Policía Local, sin olvidarme, por supuesto del apoyo de las Fuerzas Armadas.
–Melilla tiene un déficit histórico de infraestructura sanitaria ¿cómo han sorteado las dificultades para enfrentarse a una pandemia mundial como la que estamos viviendo?
–La pandemia a la que nos enfrentamos es la más compleja del último siglo y todo recurso para afrontarla es poco. Pero dicho eso, hay que recordar que si el Gobierno de Mariano Rajoy no hubiese paralizado durante 7 años las obras del Hospital Universitario, por una decisión política, como lo hizo, ahora mismo contaríamos con una infraestructura sanitaria moderna y a la vanguardia del país que, sin duda, hubiese sido vital para facilitar el trabajo a los profesionales sanitarios de esta ciudad.
El Gobierno de Pedro Sánchez sabía que el Hospital Universitario es una herramienta fundamental para Melilla, no solo desde un punto de vista socio-sanitario, sino también económico, por lo que supone de generación de empleo directo e indirecto, por eso, prometimos que, antes de que llevásemos 6 meses en el Gobierno, reanudaríamos las obras y lo hicimos.
Desde entonces, desde la reanudación de las obras, he tenido ocasión de visitar en dos ocasiones las obras del nuevo Hospital y van a muy buen ritmo. De hecho los 34 millones de euros que recogen los Presupuestos Generales del Estado (PGE) este año para esta infraestructura le van a dar un impulso definitivo.
Pero mientras esa obra culmina, lo que sí hemos tenido es un esfuerzo importantísimo de la Sanidad para afrontar esta situación. Por ponerlo en cifras, en el año 2020, se incrementó en casi 7 millones de euros la cuantía en personal, situándose en 69 millones de euros. Se realizaron las contrataciones necesarias para afrontar la pandemia del COVID, llegando a dejar la bolsa de empleo en cifras mínimas y, en algunas categorías, sin profesionales en espera de ser contratados.
Hay que poner en valor también el nuevo laboratorio de biología molecular del Hospital, que nos ha permitido realizar las PCR en nuestra ciudad y depender de terceros, la obra del Servicio de Urgencias para separar los circuitos Covid y no Covid, o la adquisición de respiradores para completar los enviados por el Ministerio de Sanidad.
–Melilla registra actualmente los peores datos epidemiológicos del país, manteniéndose al igual que en otras comunidades, el cierre perimetral y el toque de queda ¿Cree que para el verano se puedan levantar estas medidas?
–Es cierto que la gestión de la primera ola de la crisis sanitaria la gestión recayó directamente sobre la Delegación del Gobierno y que, desde hace unos meses, son los presidentes autonómicos las autoridades delegadas competentes y de ellos depende levantar estas medidas o poner otras. Pero si por algo me he caracterizado es por ser prudente a lo largo de esta pandemia, en cuanto a la publicación o modificación de la normativa, ya que esta está supeditada a la evolución epidemiológica. Estamos hablando del verano y, por tanto, de un margen bastante amplio como para saber cómo se va a proceder entonces.
La vacunación es el principio del fin de esta pandemia y, estoy convencida que, mientras nos vacunan a todos, seguir las medidas de las autoridades sanitarias, con la máxima disciplina social, va a ser la mejor manera de afrontar la crisis sanitaria. Pero no me atrevo a aventurar cuándo acabará esta situación ni si para el verano, la situación epidemiológica, permitirá suavizar las medidas. Espero que sí, y que todo este mucho mejor, pero la opinión que cuenta es la de los expertos sanitarios y debemos guiarnos por ellos.
–La pandemia ha tenido un efecto pernicioso en la economía ¿Cómo va la implantación del Salario Mínimo Vital y la tramitación de los Ertes?
–El Gobierno está luchando en una doble vía, sanitaria y económica. Se trata de acabar con la Covid-19 e intentar que afecte lo menos posible a nuestra economía y a la ciudadanía.
Por ello hay que destacar que el Gobierno de la Nación ha desplegado el mayor escudo social de la historia de este país, destinando la mayor cantidad de recursos nunca antes visto. Hablo de los ERTEs para evitar la destrucción de puestos de trabajo, y que en Melilla, en abril, supuso que hasta 3.369 melillenses estuviesen con un Expediente de Regulación Temporal de Empleo. De no haber sido por esta herramienta, muchos de esos ciudadanos hubiesen perdido su puesto de trabajo.
Pero también me refiero a las prestaciones por cese o limitación temporal de actividad de los autónomos, ya que más de 4.000 han percibido algún tipo de prestación desde que se inició esta crisis sanitaria; o a los avales ICO, ya que a 28 de febrero, en Melilla y Ceuta se han aprobado 1.813 operaciones, que afectan a 1.279 empresas, por un importe avalado de 111 millones de euros y una financiación total de 139,2 millones.
En cuanto al Ingreso Mínimo Vital, se han aprobado ya casi 900 expedientes y como te decía antes, 3.318 melillenses han recibido esta prestación. Un grupo muy importante de personas que tienen esta ayuda, de las que quiero destacar que 1.178 son menores. Destaco este dato porque ya dijimos que es un instrumento para aplacar la pobreza extrema y las desigualdades entre los más vulnerables y que, íbamos a mirar con especial atención a los menores por ser un colectivo especialmente sensible y que necesita más protección.
Por eso destaco el enorme esfuerzo que está haciendo este Gobierno. Se trata de un esfuerzo decidido, que responde a la magnitud del desafío social y económico al que nos enfrentamos y al compromiso del Gobierno de España con todos y cada uno de los ciudadanos. Nos habremos podido equivocar en algunas cuestiones, pero en lo que lo hemos tenido claro desde el minuto uno ha sido en intentado proteger el empleo, las empresas, las familias…para que nadie se quede atrás, para que los efectos de esta pandemia tengan un impacto negativo permanente en la economía y en los ciudadanos.
Y todo esto, evidentemente se ha hecho hablando con los agentes sociales, con los empresarios, con los sindicatos, pero también con las diferentes CCAA, con todas las administraciones públicas remando juntas… y, por supuesto, gracias a los ciudadanos, que en su inmensa mayoría han demostrado una enorme responsabilidad y esfuerzo para afrontar esta compleja situación.
Y para terminar, me va a permitir un apunte. Aunque aún queda mucho camino por recorrer, los datos apuntan a una ligera mejoría en varios aspectos. Por un lado, quiero destacar la bajada del desempleo de este mes que ha supuesto la bajada de casi mil personas de las listas del paro. Una bajada que no se corresponde exclusivamente con la puesta en marcha de los Planes de Empleo de la Delegación, puesto que, en ese momento se habían producido 262 las contrataciones que se han llevado a cabo.
Pero me voy a referir a otros indicadores. En abril, como le he dicho antes en Melilla llegamos a tener a más de 3.000 personas afectadas por un ERTE, en febrero había 965 personas, lo que indica que la economía se está poco a poco reactivando y que son muchos los trabajadores que ya están saliendo del ERTE.
–En materia educativa, ¿qué desafíos supuso la suspensión de las clases presenciales en marzo de 2020 y la vuelta a las aulas en septiembre?
–Precisamente porque ha sido un enorme desafío, lo primero que quiero es agradecer el buen hacer y el trabajo que todo los profesionales de la Educación están llevando a cabo en unos momentos tan complicados.
Por hacer un rápido repaso a los hechos, cuando se suspendió la presencialidad en las aulas, la Dirección Provincial de Educación, la Consejería de Educación de la Ciudad y los centros educativos de Melilla se volcaron para intentar, de forma telemática, que la formación y la enseñanza siguiese adelante, a pesar de los enormes retos que eso suponía.
Se incrementaron los recursos tecnológicos y gracias a un acuerdo entre el Ministerio y la Consejería se intentó dotar al máximo posible de familias desfavorecidas de las herramientas tecnológicas necesarias para que los menores pudiesen seguir con la formación.
Pero, a pesar del trabajo ingente que se ha hecho, por todos ellos, se ha demostrado que la enseñanza telemática no puede suplir a la presencial, sobre todo en Infantil y Primaria. Cuestiones como la socialización, la detección de problemas de los alumnos, en la gestión de conflictos… no pueden abordarse adecuadamente sin presencialidad. Además, la educación no presencial ha generado brechas de desigualdad a nivel educativo por los diferentes recursos materiales, digitales y personales que existen en cada familia y su entorno.
Por ello, lo que se ha hecho es una apuesta muy fuerte por una vuelta a las aulas seguras. Y el hecho de que, desde entonces, no se haya cerrado ningún centro educativo, que la tasa de contagio del alumnado sea muy baja o que la incidencia del Covid dentro de la comunidad educativa sea menos significativa que en otros ámbitos, demuestra que, efectivamente, las aulas son un espacio seguro.
Algo que se ha conseguido gracias a todos los que trabajan en los centros educativos y a la aplicación estricta del protocolo.
Pero me va permitir que ponga en valor la contratación de 170 docentes más, con un coste de 6,6 millones de euros por parte del Ministerio de Educación, que ha querido atender, con garantías, la presencialidad en el modelo mixto de enseñanza o el hecho de que Melilla. O el apoyo que, desde Planes de Empleo se va a dar a la Educación, con la contratación a lo largo del año 2021 de un total de 493 profesionales de diferentes categorías, con una inversión de más de 5,8 millones de euros.
También quiero poner en valor que fuimos pioneros en España implantando las aulas de conciliación de la vida laboral y familiar, de forma tan ambiciosa, con la puesta en marcha de 66 subgrupos para atender a más de 900 menores, cuyos padres y madres no podían ajustarse al horario implantado por la situación de la pandemia.
Y, por último, me gustaría hacer una mención especial al Director Provincial, Juan Ángel Berbel, y a la consejera de Educación, Elena Fernández Treviño, por el trabajo conjunto y coordinado que han hecho y siguen haciendo.
Fruto de esa colaboración, por ejemplo, ha sido la puesta a disposición de los 7 millones de euros de los Fondos Covid del Estado que llegaron a Melilla para cubrir las necesidades de todo lo este año iban a necesitar los colegios e institutos para crear entornos escolares seguros. Así, gracias a esa partida se ha contratado a personal de refuerzo con 34 maestros, personal de enfermería, y refuerzo de ordenanzas, 75 técnicos de educación infantil, pero también se ha materializado el refuerzo del personal de limpieza y ordenanzas y se ha dotado a los centros educativos de material socio-sanitario desde señalética, mascarillas, geles, contenedores…
–Con el cierre de la frontera, muchos españoles se quedaron ‘atrapados’ en Marruecos y marroquíes en Melilla ¿Cómo fueron las negociaciones para que se produjeran las repatriaciones y por qué, en algunos casos, tardaron varios meses?
–Antes de nada quiero recordar que desde que Marruecos anunció el cierre de la frontera hasta que lo materializó pasaron 8 horas, por lo que a muchos melillenses les pilló allí. Por eso, gracias a la colaboración entre España y Marruecos, se abordó la posibilidad de que las personas que se habían quedado en el país vecino pudieran pasar a la ciudad, al menos durante ese fin de semana, y así se hizo.
Así, estuvieron pasando sin ningún tipo de discriminación, no solo personas de Melilla sino del resto del territorio nacional y de otros países y se contabilizaron unas mil personas que retornaron durante ese fin de semana.
Aun así, desde que Marruecos cerró la frontera, y durante 10 días, se habilitó el puesto fronterizo de Beni-Enzar para que estas personas pudieran pasar a nuestra ciudad, y fueron muchas las que retornaron.
Después de ese cierre, se han producido múltiples salidas en barco, vía Málaga, y por avión, por lo que no podemos hablar estrictamente de españoles atrapados en Marruecos. Lo que sí ha habido durante muchos meses han sido marroquíes atrapados en Melilla porque no tenían ninguna forma de retornar a su país.
Hubo una repatriación a mediados de mayo de 200 marroquíes a su país y, desde entonces, estuvimos en conversaciones con las autoridades marroquíes para que se materializaran más repatriaciones, algo que se produjo entre finales de agosto y principios de septiembre con cuatro repatriaciones más, y casi 800 marroquíes que pudieron volver a su país.
–¿Qué balance hace de este año de crisis sanitaria?
–Hay algo irreparable, como son las pérdidas humanas, por eso quiero trasladar un mensaje de cariño, apoyo y solidaridad a todas aquellas personas que han perdido un ser querido, y, por supuesto, todo mi ánimo y apoyo a aquellos que están luchando contra la enfermedad.
Dicho esto, esta pandemia ha afectado no solo a Melilla o a España, sino a todo el planeta y creo que el mundo no va a volver a ser igual después de la pandemia. Por eso es tan importante que de esta crisis sanitaria salgamos reforzados. El 2020 va a ser recordado como el año de la pandemia, pero el 2021 va a ser el año de la vacunación, que nos va a librar de la pesadilla sanitaria que hemos vivido estos últimos meses, y también el de la recuperación económica y social. Disponemos de unos medios sin precedentes que lo van a hacer posible. Unos medios enormes, gracias a los fondos que el Gobierno ha puesto encima de la mesa con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española que nos van a dar la oportunidad de asentar un nuevo futuro para Melilla y para nuestro país, apostando por los proyectos digitales, tecnológicos, energéticos…
–Y a nivel personal, ¿qué ha supuesto para usted?
–Desde un plano profesional es cierto que ha supuesto un volumen de trabajo mucho mayor de lo que ya se veía haciendo. Ya hemos hablado de las actuaciones en materia de seguridad con la coordinación y elaboración de dispositivos, las autorizaciones para el desembarco en Melilla o la coordinación con Ingesa o Salud Pública para dar respuesta a la ciudadanía.
Pero, a nivel personal, uno de los momentos más difíciles que he vivido fue con las repatriaciones de ciudadanos que se habían quedado atrapados en nuestra ciudad, ya que detrás de cada nombre en ese listado había historias desgarradoras.
También recuerdo vivamente la noche en que me personé junto con la vicepresidenta Gloria Rojas y el consejero de Salud Pública, Mohamed Mohand, en las carpas junto al V Pino para ver cómo se encontraban las personas que estaban allí acogidas y que, debido a la enorme tromba de agua que estaba cayendo, estaban ateridas de frío. Esa noche, no cejamos hasta conseguirles un emplazamiento mejor, porque sabíamos que no podían seguir en esas condiciones.
Pero también me quiero quedar con lo positivo, durante todo este tiempo hemos sido testigos de la enorme solidaridad y generosidad de muchas personas. He podido ver cómo mucha gente se ha volcado en ayudar a otras personas en momentos difíciles. Creo que, si somos justos, hay que valorar que, en su inmensa mayoría, la actitud que ha tenido la sociedad melillense, en este sentido, ha sido muy positiva.
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