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El subdirector del centro de menores asegura que han tenido que convertir aulas de educación y ocio en dormitorios. Señala que el perfil de los acogidos ha cambiado y cada vez hay más que llegan documentados
El módulo de primera acogida de La Purísima casi cuadriplica su capacidad. El subdirector del centro de menores, José Manuel Espinosa, aseguró ayer que las instalaciones están saturadas y que es imposible dar a los niños la atención personalizada que desearían. Indicó que en total a fecha de ayer tenían a 330 residentes, aunque dijo que la cifra varía constantemente.
Espinosa, que participó en las Jornadas Internacionales sobre Menores Extranjeros no Acompañados, indicó que han tenido que transformar aulas educativas y de ocio en dormitorios para poder dar acogida al gran número de niños que han llegado al centro. “Estamos viendo que el número de menores no baja, sino que aumenta”, apostilló.
Indicó que para hacer frente a la gran cantidad de menores que hay en el centro ha sido necesario aumentar la plantilla con ocho trabajadores más y recalcó que el principal problema en estos momentos sigue siendo el espacio.
Espinosa apuntó que en el centro hay dos perfiles muy diferenciados de acogidos. Por un lado están los niños indocumentados, que normalmente vienen de haber estado viviendo en la calle en su lugar de origen y que tienen más dificultades para adaptarse a las normas. Por otro, los pequeños que llegan con su documentación en regla y que han estado escolarizados y tienen hábitos “más saludables”. Indicó que este segundo grupo lleva siendo importante desde hace menos de dos años.
El responsable del centro dijo, eso sí, que a pesar de la gran cantidad de niños que atienden, no se producen conflictos de importancia, más allá de “los roces” normales que puede haber entre menores.
Además, precisó que el curso escolar es “una buena época”. Espinosa explicó que el 90% de los menores que hay en el centro están escolarizados, cerca de un centenar en Primaria y Secundaria y el resto en cursos de formación. Esto facilita la labor del personal de La Purísima ya que estos menores se marchan por la mañana a sus centros de estudio.
En cualquier caso insistió en que es necesario buscar una solución a la gran cantidad de menores que hay en el centro. Recalcó que es complicado trabajar con los niños “cómo les gustaría” cuando los espacios están tan limitados como ocurre en estos momentos.
"No me consta que haya maltrato a niños”
El subdirector del centro de menores de La Purísima, Juan Manuel Espinosa, aseguró ayer que no tiene constancia de que haya maltrato a los niños por parte de trabajadores de estas instalaciones. Aseguró que si se dieran casos de este tipo, él sería el principal interesado en saberlo. Espinosa lamentó que gran parte de las críticas que se hacen al centro de La Purísima vengan de personas que sólo conocen una parte de la realidad que hay en las instalaciones. Criticó que se escuche a los niños, pero no a la gente que trabaja en las instalaciones. Además, el subdirector de La Purísima señaló que sólo se hace referencia a los niños que viven en la calle, pero no se habla de la situación de los que están residiendo en las instalaciones públicas y aceptan ser tutelados por la ciudad. Reconoció que hay un problema con los menores que están en la calle, pero dijo que no se trata de una cuestión que afecte exclusivamente a nuestra ciudad sino que también se ve en el país vecino. De hecho, dijo que durante las ponencias del lunes de las Jornadas de Menores Extranjeros no Acompañados, fueron varias las entidades del país vecino que hablaron de las dificultades que tienen en el territorio marroquí con estos niños desamparados. Dijo que en Marruecos hay cientos de menores en esta situación
Un 60% de los niños de La Purísima tiene trabajo al salir
El subdirector de La Purísima, José Manuel Espinosa, aseguró ayer que más del 60% de los menores extranjeros no acompañados que residen en el centro se insertan en el mercado laboral y en la sociedad melillense cuando cumplen la mayoría de edad. Espinosa explicó que la mayoría de estos niños que han crecido tutelados por la Ciudad acaban trabajando en la hostelería. Dijo que sólo hay que pasar por las cafeterías y restaurantes de Melilla para comprobar que en la mayoría de ellas hay trabajando personas que crecieron en el centro de menores.