Con los mismos candidatos a La Moncloa que ya fracasaron en la tarea de constituir un Gobierno y con la alianza entre Podemos e IU como única novedad, los partidos políticos pretenden ahora que el cuerpo electoral ofrezca resultados diferentes a los obtenidos en las elecciones navideñas.
Algunas señales advierten de que, al menos los melillenses encuestados por El Faro no están por la labor de cambiar el agitado tablero político actual y hacer que con su voto haya una victoria clara. Los ciudadanos afrontan la próxima cita con las urnas el 26 de junio con escepticismo, cierta dosis de resignación y con la misma postura ideológica. “Mi decisión no va a cambiar. Esta segunda convocatoria me ha servido para reafirmar que el voto que había depositado en las últimas elecciones era el correcto”, dice Estefanía Viñón. Tan solo tiene 21 años, pero la repetición de las elecciones ha hecho que las papeletas de los candidatos vuelvan a sus manos antes de lo que ella esperaba. Esta vez Viñón se ha estrenado con el voto por correo. “No estaré en Melilla ese día por lo que he tenido que hacerlo por esta vía”, explica. Menos comprometida se muestra Paula Ortega. Tiene 18 años, pero ella lo tiene claro: “No voy a votar, no me interesa la política”. Juan Martínez asegura que una amplia mayoría de españoles seguirá siendo partidaria del pluralismo y no del bipartidismo. “No voy a cambiar mi voto. Han querido que los españoles vayamos de nuevo a las urnas, pues tendremos que hacerlo, pero las exigencias seguirán siendo las mismas”, apunta. Tampoco Ramón Arribas pretende cambiar de postura. “Me quedo con mi voto de siempre. Si supiese que renovando recibo algo a cambio lo haría, pero todos quieren ocupar el trono”, manifestó. I
Indecisos
Menos claro lo tiene Jacinta Louzan. “En las últimas elecciones no pude votar porque estaba dando a luz y ahora no sé por qué partido decantarme”, dice. En este caso, la campaña será decisiva. Midiendo bien las palabras y rompiendo la apatía de los votantes los políticos podrían conducir a los indecisos a su casilla del éxito. Marta González es estudiante y pide lo mismo que toda una generación: “Necesitamos políticos que se comprometan con los jóvenes y que generen puestos de empleo. Para qué pagamos matrículas tan altas si luego no vamos a tener un trabajo”, lamenta. Por tanto los problemas como el desempleo, la precariedad laboral y la crisis institucional no han desaparecido. Todos esperan que el próximo gobierno tenga la solución mágica para acabar con ellos.