Son tiempos raros, difíciles, pero la ciudad de Melilla no ha faltado a la tradicional misa en honor a su patrona, la Virgen de la Victoria, en la iglesia del Sagrado Corazón, en pleno centro de la ciudad. A las 12 del mediodía comenzaba el oficio, al que asistieron la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, y el comandante general de Melilla, José Miguel de los Santos, y demás autoridades civiles y militares de Melilla. Con solo dos asistentes por banco, la misa se desarrolló con total normalidad…. hubo la tradicional ofrenda de flores y el presidente de la Ciudad pidió a la Virgen su protección. El vicario, Eduardo Resa, ofreció un emotivo discurso contextualizado en el difícil momento por el que está pasando la población mundial por el coronavirus. Como detalle, a la entrada del templo se ofrecían mascarillas para quien lo necesitase y se habilitó gel desinfectante también.
A la misa, que duró más de una hora, no pudo acudir el mismo número de personas que el año pasado por medidas sanitarias, como se puede deducir, pero las personas que no se la quisieron perder la pudieron seguir por televisión. La hostia fue entregada por los sacerdotes yendo de banco en banco, para que nadie tuviese que moverse de su sitio y se formase la habitual cola para recibirla.
Al terminar, el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, ofreció unas declaraciones en las que aseguró que este se trataba del acto eclesiástico más importante del año y que se encomendó a la virgen para que les apoyase en este momento tan complicado por la pandemia por el coronavirus, pues manifestó que esta está acabando "con las ilusiones, con el bienestar".