Categorías: Editorial

Mirando para Ceuta

El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, avanzó ayer en la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados que su departamento ha reservado 2,5 millones de euros para las fronteras de Melilla y Ceuta.

Sin embargo, aclaró que el grueso de esta inversión se lo llevarán las obras del paso del Tarajal, en la ciudad caballa.
Para ser justos, habría que recordar que este año la reforma de la frontera de Beni Enzar se quedó la mayor parte del dinero de la Secretaría de Estado de Seguridad. También para ser justos habría que esperar a que se inauguren oficialmente unas obras que se han hecho eternas y que han costado a las arcas públicas casi dos millones de euros.
En principio, la remodelación que salta a la vista en el principal paso fronterizo de la ciudad no convence ni a los comerciantes melillenses que viven del tráfico de mercancías ni a los sindicatos policiales que representan a los agentes que velan a diario por la seguridad en el principal paso fronterizo de la ciudad.
Los problemas de la frontera siguen siendo los mismos. Están enquistados y su solución ahora mismo depende casi en exclusiva de la tan elogiada colaboración de Marruecos.
Según adelantó ayer el número dos de Interior, en el proyecto de presupuestos para 2015, la Secretaría de Estado de Seguridad tiene partidas reservadas para el mantenimiento de los perímetros fronterizos de las dos ciudades autónomas.
Es cuanto menos llamativa la partida presupuestaria de 13,5 millones de euros que en 2015 Interior destinará a los países africanos de donde procede la mayor parte de los subsaharianos que llega a Melilla y a Ceuta.
A finales de 2013 el Ministerio destinó 200.000 euros al retorno voluntario de inmigrantes ‘atrapados’ en Marruecos. Esta partida subió a 2,4 millones este año y para el próximo ejercicio está previsto que se multiplique casi por seis.
En definitiva, esto puede entenderse como una forma de reconocer que los recortes en cooperación al desarrollo realizados durante los años más duros de la crisis económica española nos han creado un problema en la frontera sur el país y de la unión.
Si bien es de justicia reconocer el esfuerzo hecho por Interior este año en Melilla, también es justo reclamar que esas inversiones no paren. Hoy por hoy, la presión migratoria sobre nuestra ciudad no puede ni por asomo compararse con la de Ceuta. Aquí estamos infinitamente peor.

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