Unos 40 profesores se unen porque no pueden aguantar más la situación que se están produciendo en las aulas, donde para empezar, no hay ni sito para los alumnos.
No se van a conformar con las protestas que realizan los sindicatos y los partidos políticos. Dicen que la situación es tan dramática en las clases de Melilla que se han visto obligados a echarse a la calle armados con cacerolas para manifestar su rotundo rechazo a los recortes en la Educación. Unos 40 profesores de todos los institutos de la ciudad manifestaron con gritos, pitos y mucho mucho ruido su disconformidad con la situación que viven actualmente sus alumnos en las aulas de la ciudad. Por ellos y porque no pueden desarrollar su labor de educadores con la mejor calidad, no descartan seguir movilizándose hasta que la sociedad tome cartas en el asunto y se dé cuenta de la gravedad de reducir la inversión en Educación en una ciudad como Melilla, donde la diversidad de alumnado hace imprescindible una atención personalizada en las aulas.
Son sentimentales. No pueden evitar sentirse mal si uno de sus alumnos les dice que no le está escuchando porque hay muchos compañeros que hacen ruido y charlan y al escribir en la pizarra no le pueden oír.
Agustín Gavira, uno de los componentes de este ‘rebelde’ grupo de docentes apolíticos y asindicales, comentó que no puede olvidar cuando una de sus alumnas del IES Virgen de la Victoria le dijo que lo único que quería era un aula donde poder respirar mejor.
Los estudiantes no caben en las clases y aunque resulte una banalidad para muchas personas, estar seis horas en un lugar, donde hay casi 40 alumnos en vez de los 26 que sería la cifra ideal, no es asunto sencillo para estos adolescentes melillenses.
“Interinos al sol”
Armados hasta los dientes con globos de color verde, pancartas caseras y carteles, este grupo de docentes invadió la plaza Menéndez Pelayo con su buen rollo e invitaron a todos los que pasaban por allí a sumarse a esta protesta.
Dos señoras mayores, que deseaban ver lo que estaban montando, pasaron por mitad de la plaza. Así, leyeron los carteles de “ministro tienes dos partes, al tercero a la calle” o “sí hay dinero, recortes por la cara”. Entre ellas comentaron que estos jóvenes docentes tenían razón.
El grupo comenzó tímidamente a pitar. Utilizaron todo tipo de cacharros de cocina para hacer ruido, como las cacerolas, las sartenes, los platos de metal, las cucharas o los coladores de puré. Y conforme fueron pasando los minutos se fueron sumando más y más profesores. Ayer por la tarde, algunos centros docentes tenían claustro, es decir, reunión obligatoria en los colegios o institutos, y por eso, muchos se retrasaron.
Algunos con la camiseta verde con el mensaje “la educación pública es de todos y para todos” y otros con prendas de este mismo color para no desentonar ‘agarraron’ más utensilios del hogar para hacer más ruido. También repartieron lazos verdes, que, como las camisetas, han pagado de su bolsillo.
Incluso algunos de sus alumnos estuvieron apoyando esta manifestación y corearon con ellos las consignas que tenían apuntadas en una chuleta. Y es que los profesores también hacen trampas cuando no se acuerdan de la letra de las canciones de protesta que entonaron ayer. Por ejemplo: “Al año que viene, interinos al sol”, “recortes por la cara” y “no queremos recortes”.
La idea principal de esta cacerolada era hacer una jornada lúdica para los docentes y para todas las personas que se quisieran sumar a esta iniciativa. Por ello, compraron globos que repartieron entre los niños y otros los explotaron y también pintura para la cara. La ‘e’ de educación y la ‘p’ de pública fueron las letras escogidas para tatuarse en los carrillos o la frente.
Aún por organizarse
Este grupo de docentes no están constituidos como asociación todavía, pero ya han puesto en marcha los trámites. Su idea será llamarse ‘Docentes por la Educación Pública’ o algo parecido.
Gavira explicó que no estaban muy bien organizados porque son nuevos en estos de asociarse, pero que tenían mucha ilusión por hacer cosas a favor de la educación de calidad en Melilla.
Dar voz a los docentes de forma directa, sin intermediarios políticos o sindicales, es otro de los objetivos de este grupo de profesores y maestros que reivindican su derecho a ser escuchados, porque son ellos los que están todos los días en las aulas con los alumnos sufriendo las malas condiciones en las que se imparten las clases en la ciudad.
Tienen un millón de comentarios que hacer sobre cómo imparten clases en aulas pequeñas para el número de alumnos y la necesidad que tienen de realizar una educación más especializada si algún día se desea que Melilla salga de los primeros puestos de fracaso escolar. Estos docentes comentaron que no sólo se trata de mejorar condiciones laborales o de convivencia en las aulas, sino de ir sembrando un futuro mejor para la ciudad.
Ayer recibieron la llamada del director provincial de Educación, José Manuel Calzado, quien les ha citado el próximo lunes para conocer sus inquietudes y hablarles sobre la aplicación de las nuevas políticas en la ciudad. Gavira comentó que tras esta reunión realizarán una junta para analizar si continúan manifestándose de esta forma tan particular.