Los daños que provocaron en la urbanización Minas del Rif las lluvias torrenciales del domingo pasado no fue sólo una fatalidad de un zarpazo climático.
El desastre también tiene que ver, según la versión de los vecinos consultados por el Faro, con la “mala planificación urbanística”, “la baja calidad de los materiales” con las que se construyeron el edificio, así como con el deterioro del mismo. José Antonio Muñoz, uno de los vecinos más afectados, señala que “la mano del hombre”, es responsable en buena parte de la avalancha de agua que se cuela con cada lluvia en una treintena de viviendas. A ello hay que añadir goteras en las paredes, fuertes olores a humedad y el peligro de desprendimiento.
El fallo, según Muñoz, está en la cubierta del edificio. “Está hecho con planchas de fibra, PVC, otra capa de planchas de fibra y grava”. Unos materiales que nunca resistieron a la fuerza del agua. “Desde que entré a mi casa hace 23 años, estoy teniendo problemas cuando llueve”, explica Muñoz. Unos problemas, que hasta ahora trataba de parchear y solucionar por su cuenta. “En el último año he pintado cinco veces mi casa”, dice. “También he gastado 600 euros en arreglar el techo de la habitación de mi hijo”, continúa.
Pero con la última lluvia en la que cayeron 24 litros de agua y con la que efectivos de Bomberos tuvieron que acudir a la urbanización de Minas del Rif para achicar agua, su paciencia y la de otros vecinos definitivamente se ha agotado. Los daños son evidentes y no se cubren con una única capa de masilla y pintura. Muñoz ha repartido más de cinco cubos y barreños por su piso para recoger el agua que cae de los techos del salón, dos dormitorios y un cuarto de baño.
En casa de María Luisa Vázquez, otra de las vecinas afectadas, se filtró tanta agua de la cubierta, que el techo del pasillo de su vivienda acabó desprendiéndose. “Alrededor de 1.000 euros me ha costado la reparación”, contó.
En la vivienda de María Dolores Loriente el agua se cuela por el cuadro eléctrico. Está especialmente preocupada porque vive con sus tres hijos y una nieta de seis años. “No podemos seguir así”, dice Muñóz. “Desde el 2 de diciembre estoy de vacaciones y mi mujer y yo deberíamos estar en la península, pero cómo vamos a irnos con este plan”, lamenta.
Búsqueda de ayudas
Muñoz asegura que ha acudido en reiteradas ocasiones a la Consejería de Fomento y a la Asamblea para buscar apoyo en las instituciones, que hasta ahora mismo no ha encontrado. Reconoce que el pasado año, Fomento estaba dispuesto a destinar parte de los 1,8 millones que la consejería había reservado para el arreglo de desperfectos en varias urbanizaciones de la ciudad. “No recibimos la ayuda porque el 80% de los inquilinos de Minas del Rif debía mostrar que no tiene deudas ni con Hacienda, la Asamblea y la comunidad”. “De las 324 familias que viven aquí, son muy pocas las que pagan la comunidad. Necesitamos que la Ciudad cambie los requisitos para repartir ayudas porque si no tendremos nunca derecho a ella”, apuntó.
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