El albergue da cobijo a transeúntes y personas que se quedan sin hogar o son abandonados
Si hay un lugar en el que se llega a conocer el fondo de las personas es en el Albergue de la Conferencia Purísima Concepción de Melilla. Los ciudadanos que entran por la puerta no tienen nada. Llegan a este lugar, en algunos casos, con una mochila o una maleta, pero poco más. Por eso, no hay posibilidades de ocultar quiénes son. Los trabajadores y voluntarios han visto pasar por este lugar a todo tipo de personas, desde las que entraban ‘casi obligadas’ por la Policía Local porque en la calle hace mucho frío a las que necesitaban una operación porque sus heridas no se habían curado en meses o drogadictos que han perdido la confianza de sus familias y se ven en la calle. Buenas y malas personas, pero todas con algo en común: No contar con un techo bajo el que dormir y descansar.
El albergue es un cobijo para las personas que no tienen hogar, pero también es un techo prestado para quienes tuvieron una casa y una familia y lo perdieron todo. En este gran edificio, que parece un hotel de tres estrellas, conviven mujeres abandonadas por sus parejas, ancianos que no tienen dinero para arreglar sus hogares, que se han sido declarados en ruinas, alcohólicos que no pueden volver a sus casas porque sus familias les han echado y muchas personas más que no cuentan su historia.
Los voluntarios del albergue dicen que su misión es echar una mano a estos ciudadanos, no preguntar por su situación personal. Si el acogido desea hablar, siempre cuenta con ellos, pero en caso contrario, es a los Servicios Sociales de la Ciudad a quienes debe informar sobre cómo ha acabado en este lugar para que le ayuden.
Ayer llegó un joven a esta institución con una historia que se repite mucho en los últimos meses, afirman los voluntarios. Vino a Melilla hace unos días buscando trabajo e intentó que unos familiares le acogieran en la ciudad. Sin embargo, no contó con su ayuda y se quedó sin dinero. Este chico fue la Policía Local y los agentes le llevaron al albergue para que pasara la noche y hoy pudiera ser atendido por los servicios sociales.
Más plazas ocupadas
No hay ningún motivo especial, pero en verano, el albergue tuvo gran parte de sus plazas ocupadas. La media es que haya unas 26 personas acogidas, pero en septiembre se llegaron a hospedar más de 30. Los voluntarios dicen que va por rachas, pues se podría pensar que en invierno hay más personas en el centro, debido al frío que hace en la calle, pero no es así. No al menos en Melilla.
El perfil de la personas que vive en el albergue es variado, aunque se pueden establecer dos grupos: Los transeúntes, ciudadanos que viajan por España y Marruecos y nunca desean quedarse muchos días en Melilla y adultos que se quedan si hogar o son abandonados por sus familias. Éste es el caso de muchas mujeres que al quedarse embarazadas o separarse del marido son expulsadas de sus casas. Ellas residen en el albergue, pero sus hijos se quedan en el Centro Asistencial.
Pero no todas las historias tienen un final dramático. Los voluntarios recuerdan el caso de un joven que consiguió un trabajo en la península y logró salir de la calle. Este chico llama todos los fines de semana al centro para contarles cómo les va y preguntar por sus cuidadores, los que le dieron la oportunidad de vivir dignamente.
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Acogidos en verano
Los voluntarios dicen que en verano aumentó considerablemente el número de personas acogidas. No tienen una explicación, pues afirma que esto va por rachas. Llegaron a ser más de 30 los residentes cuanto la media es de 26 personas.
personal
Trabajadores y voluntarios
La Conferencia Purísima Concepción es la encargada de gestionar el albergue. Hay diez trabajadores en el centro y ocho voluntarios. Cuenta con una subvención de 305.000 euros.
Ayuda
De todo tipo
Nada más entrar, la persona acogida es recibida por un celador que le acompaña a una habitación y le da productos de aseo y toallas. Si necesita ropa, los voluntarios se la proporcionan, así como si precisa de otras asistencias, como la sanitaria.
Perfiles
De dos tipos
En el albergue hay mil historias que se puede agrupar en dos colectivos: Transeúntes, personas que no tienen un hogar y siempre viajan, y ciudadanos que pierden sus casas.
Pillados con su familia gracias al Facebook
También hay quien intenta aprovecharse del sistema y dice que no cuenta con su familia ni con un hogar para ser acogidos en el albergue. Ése fue el caso de una pareja que afirmó que sus padres les deban de lado porque ella estaba embarazada y no se habían casado. Como Melilla es tan pequeña, los voluntarios se enteraron de que no había tal riña entre la pareja y sus familiares y lo pudieron comprobar gracias a una fotos que subieron al Facebook de una comida en un restaurante.
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