Si algo ha quedado meridianamente claro a lo largo de estos primeros meses del nuevo Gobierno de la Ciudad Autónoma es que Miguel Marín, vicepresidente primero, es una pieza clave en el equipo diseñado por Juan José Imbroda. No solo va adquiriendo cada vez mayor presencia como presidente en funciones en múltiples ocasiones y actos públicos sino que, además, está al frente de las consejerías que tienen la responsabilidad de articular el nuevo modelo económico melillense. Y esas son palabras mayores.
Marín tiene en sus manos cuestiones tan relevantes como el turismo o la innovación tecnológica, dos de las grandes apuestas del Ejecutivo local para el futuro de Melilla. En ambos casos, no ha dejado de moverse para ir sembrando el camino en los dos frentes de forma paralela.
Ayer, además, dio un gran paso con el anuncio de una pronta firma de acuerdos con Málaga que, sin duda, resultarán beneficiosos para los ciudadanos a este lado del Mediterráneo por cuanto que es mucho lo que la provincia malagueña, uno de los destinos turísticos por excelencia de toda España, puede enseñarnos.
Este consejero popular es un hombre de férrea voluntad y considerable capacidad de trabajo. Sirva como ejemplo de su tesón el hecho de que hiciera y terminara la carrera de Derecho en cuatro años mientras presidía la Autoridad Portuaria, gestionaba el PP como número 2 que es a nivel regional y, a en lo personal veía aumentar su familia.
Miguel Marín merece tener un margen de confianza en su gestión porque sus planteamientos ponen sobre la mesa una esperanza de cara al mañana. De forma inminente, según dijo, se firmarán los convenios con Málaga y se constituirán los grupos de trabajo responsables de ir desarrollando uno a uno los acuerdos, que abarcan actuaciones en materia turística, cultura y económica entre ambas poblaciones.
Otro detalle importante también ayer de su comparecencia pública es el anuncio de partidas presupuestarias dirigida a la modernización y mejora de las instalaciones hoteleras de nuestra ciudad. El titular de Turismo pretende que estos establecimientos aumenten sus respectivas categorías y, en consecuencia, dar mayor excelencia a la oferta que pueda presentar Melilla de cara al exterior.
Dentro de los planes también figura la idea planteada por la Diputación de Málaga en cuanto a compartir con la ciudad las herramientas de que dispone Turismo Costa del Sol, una apuesta muy clara por llamar a los visitantes a conocer la ciudad que, según el propio vicepresidente de este organismo malagueño, Manuel Marmolejo, tiene atractivos más que suficientes para convertirse en un destino turístico por sí mismo.
En definitiva, el consejero popular está tirando de un carro pesado pero se desenvuelve con soltura manejando las riendas, lo cual da un respiro a la situación de incertidumbre económica que vive la ciudad, que sigue esperando una apertura de aduana que nunca llega y el beneplácito de un régimen de viajeros por parte de Marruecos que jamás tendremos.
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