Es una tradición, un símbolo, un arte. Lo que comenzó siendo siemplemente una prenda de vestir para proteger a la mujer del frío, se convirtió en todo un atributo cargado de valores para la mujer que lo porta.
La mantilla española es una de las tradiciones que poco a poco se están perdiendo, pero que gracias a la Semana Santa sigue estando bastante presente en la sociedad. Ayer, Miguel Ángel Guillén fue el encargado de exaltar la figura de la mantilla en el Centro Social de Mayores de Melilla.
El periodista deportivo melillense comenzó su discurso recordando cómo su abuela acudía a misa con la mantilla puesta y de color negro. “Cuando falleció mi abuelo, ella acudía todos los días a misa con su mantilla negra”, explicó. “He vivido con la mantilla muy cerca, tuve esa suerte, la generación de hoy no”, se apenó.
Delante de un séquito de doce mujeres ataviadas con mantilla, negra en su mayoría y dos blancas, Guillén proseguía su alegato infomando sobre quiénes y cómo se debe poner esta prenda. “La mantilla realza la belleza solemne de una mujer”, dijo.
Colocación en detalle
Ante una sala entregada de principio a fin del discurso, el ponente informaba que la mantilla debía ser negra el Jueves y Viernes Santo, porque es símbolo de luto. El jueves se debía colocar sin que la tela llegue a cubrir el pelo y la frente de la mujer, mientras que el viernes ésta debe de “tapar pelo y dos centímetros de frente”. La largura de la misma “no puede sobrepasar nunca el largo del vestido”, pronunció.
Sobre por qué se pone una mujer esta prenda de vestir recordó que “no se hace por adorno”, sino que “una mantilla se pone porque se tiene una creencia”. “Esto hay que mantenerlo”, dijo.
Una tradición del pueblo
El pregonero destacó que aunque “parezca difícil de entender porque se presupone que la mantilla es señorial, es una tradición que comenzó por la gente de pueblo”. “Era una prenda tan bonita para vestir que posteriormente empezó a llevarla la gente adinerada”, explicó Guillén. Como detalle, también quiso tener en cuenta que la mantilla se ponía sin peineta “para el uso del pueblo”. Poco a poco, pasó de usarse como “toquilla para el frío” a utilizarse para eventos públicos como bodas, acudir a los toros o en Semana Santa.
Tras el discurso del pregonero, la Banda de Cornetas y Tambores del Cautivo de Medinaceli interpretó varias marchas de procesión y Encarni Jiménez y Pepe Pozo cantaron saetas acompañadas de los toques de guitarra de Juan López Soler.
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