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El miedo a la sumisión química también llega a Melilla

Las víctimas de sumisión química en España se cuentan por decenas, solo Cataluña suma ya 23 casos de pinchazos en discotecas, conciertos o festivales, según publica EFE.

En Melilla no se ha notificado ninguna incidencia de sumisión química, según han confirmado a El Faro desde Ingesa y la Policía Nacional, donde tampoco se ha registrado ninguna denuncia en relación a esta práctica.

El Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería en España (CGE) alerta del peligro que supone para la salud de las víctimas estos pinchazos.

La CGE explica que las drogas ilegales inyectadas (ketamina, éxtasis líquido o benzodiacepinas) suponen graves riesgos para la salud.  Estas drogas provocan somnolencia, inhibición de la voluntad, incapacidad para defenderse o tomar decisiones o pérdidas de memoria e incluso de la conciencia, entre otros síntomas. Además, producen una reacción inmediata, facilitando el abuso por parte del agresor, explica la CGE.

Si se tiene cualquier sensación extraña, el secretario general del CGE, Diego Ayuso, recomienda comprobar si hay alguien sospechoso alrededor. “Muchas veces, cuando la víctima llega a los servicios hospitalarios, la sustancia ya no se detecta en los análisis, así que es muy importante estar atentos a cualquier sensación extraña”, apuntó.

Miedo en Melilla

Pese a que los casos registrados han sucedido en la península, en Melilla las mujeres tienen miedo a salir de fiesta y que les pueda ocurrir a ellas.

"A todas las mujeres nos causa una inseguridad", confesó Soraya. A esta melillense no le entra en la cabeza cómo un desconocido puede ser capaz de pinchar a una mujer "porque le apetezca". Le parece surrealista que esté pasando.

Al miedo que siente Soraya cuando camina sola por la calle después de salir, se le suma que tampoco se va a sentir segura en una discoteca o una sala de fiestas. "Ahora vamos el triple de asustadas", confesó. Esta melillense ha explicado a El Faro que muchas veces las han perseguido por la calle o ha tenido que aguantar que le gritasen obscenidades cuando va sola.

Para Soraya no le merece la pena salir de fiesta. "Ya no disfrutas", dijo. Ahora tiene que estar pendiente del bolso para que no le roben, de la bebida para que no le echen ninguna sustancia en la copa y de ella misma para no sufrir un pinchazo, en lugar de disfrutar y pasárselo bien con sus amigos. "Me parece muy denigrante".

"La situación cada vez está asustando más", reconoció Nerea. Aunque ella no es mucho de salir de fiesta, teme por las demás. Para esta melillense lo que falta es respeto. Ella cree que si un hombre quiere ligar con una mujer, lo normal sería entablar una conversación y preguntar si a la otra persona le apetece lo mismo. "Si no hay conexión vete". "No es necesario drogar ni abusar de nadie", sentenció.

"Eso no es ser hombre ni ser nada", dijo Yolanda. Esta melillense prefirió no seguir hablando porque le hierve la sangre ante estas noticias.

¿Qué soluciones ven?

"Ya no se puede vivir tranquila y menos las mujeres", comentó Laura. Esta melillense también siente mucho miedo a que pueda sufrir un pinchazo. "Tenemos que protegernos entre todas", explicó esta melillense como única solución que le ve.

"Entre nosotras tenemos que protegernos y ayudarnos". Todas las mujeres están en el mismo saco para ella y si tocan a una, las tocan a todas.

"El Gobierno debería tomar medidas", apuntó. Además, a ella le parecería buena idea que los dueños de las discotecas obligaran a hacer registros a todos los clientes antes de entrar.

No solo las mujeres, que son las principales perjudicadas, tienen miedo. Los amigos, padres o familiares también están preocupados porque les pueda pasar a sus seres queridos.

"Hay que tener precaución, concienciar a la gente y ante cualquier cosilla denunciar", recomendó Hafiz. Otra recomendación que aporta Josué, es denunciar. Aunque este melillense reconoce que tampoco se podría hacer mucho porque en la discoteca es difícil reconocer a las personas.

Josué explicó que contra los pinchazos es difícil denunciar, pero que sabe de dispositivos que cambiar de color al entrar en contacto con algunas sustancias, muy útil para saber si han echado algo en la copa.

Preocupación entre los padres

"Tengo miedo hasta yo, imagínate si fuera una chica", comentó Karim. El alivio que le queda a este melillense es que en la ciudad hay poca fiesta, y por lo tanto menos posibilidad de que ocurra. "En la península es una preocupación muy grande", consideró.

"Me da miedo por mis hijos", reconoció Halima. Esta melillense no solo tiene miedo por su hija sino también por su hijo. Ella vio el otro día un video en Tiktok, en el que explicaban los síntomas que provocan estos pinchazos en el cuerpo, pero pensó que era mentira. "Le voy a decir a mi hija que no salga".

"Lo he escuchado pero no le he hecho mucho caso", reconoció Josefina.  A esta melillense le causa mucho miedo por sus nietas y considera que es vandalismo puro. Ella propone establecer mucha vigilancia en las discotecas y educación.

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