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“Mi suegra está ‘enfadada’ por no tener uno de los 10 cupones premiados del Tesorillo”

Antonio López lleva menos de cuatro meses como vendedor de la ONCE en la ciudad,   pero el miércoles repartió su primer premio con el número 20464, un total de 350.000 euros

No pudo dormir en toda la noche de la emoción que tenía. A las 22:00 horas miró el resultado del sorteo y pensó que iba a dar muchos premios porque había repartido en el barrio del Tesorillo diez cupones con la terminación ‘64’. Unos minutos más tarde, tras comprobar el listado de números que vendió ese día, se dio cuenta de que diez de sus clientes habían ganado 35.000 cada uno. Antonio López es el vendedor de la ONCE que el pasado miércoles ‘regaló’ 350.000 euros en este barrio de la ciudad. Ésta es su zona de venta y esos diez cupones están repartidos entre los clientes que de forma habitual le compran un número. No recuerda a todos, pero asegura que a la mayoría les vendrá muy bien ese ‘pellizco’ de 35.000 euros porque el Tesorillo no es un barrio de gente rica.  
Antonio no pegó ojo el miércoles de la alegría. De hecho, ayer continuó con su trabajo, pero con muchos nervios porque era consciente de la suerte que había traído al barrio.
Cuando se lo contó a la familia, todos se alegraron por él. Pero también se lamentaron de no haber cogido uno de esos diez cupones para ser uno de los agraciados con los 35.000 euros. “Mi suegra está ‘enfadada’ porque iba a comprarme un cupón de los 10 premiados y al final no lo hizo”, destacó. Y lo mismo le pasó a una tía.
En realidad, todos los que se cruzan hoy con Antonio en el Tesorillo se lamentan de no haber comprado el ‘64’. La cocinera y el camarero de ‘El Gordo’, un bar de la zona, se resignaban ayer diciendo que la suerte no estaba de su lado porque de forma habitual siempre eligen este número. Pero lo cierto es que el miércoles no compraron ese cupón ganador.

De la construcción a lotero
Antonio emigró de Murcia hace tres años. Vino para probar qué tal le iba y acabó casándose con una melillense y haciendo su vida aquí. Cuando llegó hace tres años se dedicaba a la construcción. Sin embargo, llegó la crisis y con ella el desempleo. Ha estado durante un año y medio en paro. No descansó en la búsqueda de empleo, pero no tuvo suerte en ese tiempo.
Un día se enteró de que podía entrar en la ONCE con su minusvalía (psoriasis) y decidió probar. Se inscribió, realizó el curso de formación y le cogieron en julio.
No se puede creer la suerte que ha tenido. No lleva ni cuatro meses vendiendo cupones de la ONCE y ya ha repartido 350.000 euros. Ahora espera que las cosas vayan a mejor, es decir, que la gente se anime a comprarle más porque está seguro de que volverá a entregar más premios en un futuro, por ejemplo, el 11 de noviembre, que hay un sorteo especial.

Un comienzo duro
Este murciano afincado en Melilla aseguró que los inicios fueron muy duros. Los de la ONCE le enviaron al Tesorillo porque hacía muchos años que nadie iba para este barrio a vender lotería. Pero en pleno verano y sin conocer a nadie, Antonio ha tenido que luchar muy duro para darse a conocer y lograr la confianza de los vecinos de esta zona de la ciudad.
Se ha pateando las calles de arriba a abajo mañana y tarde animando a los ciudadanos que estaban por allí a comprar uno de los cupones de la ONCE. En los bares del Tesorillo ya le conocen y muchos de los melillenses que viven por allí le compran cuando se cruzan con él.
El deseo de Antonio es que la ONCE le renueve el contrato dentro de un año y pueda estar fijo. Es tímido, pero ya se desenvuelve bien con sus clientes.

Cancelar deudas es el objetivo de dos de los ganadores del premio

Antonio López se pasó ayer por la sede la ONCE y mientras estaba allí llegó una señora con uno de los cupones premiados. Aseguró que el dinero lo necesitaba para pagar algunas deudas. Ella fue una de los diez agraciados con los 35.000 euros que se repartieron el miércoles por cada uno de los diez cupones del número 20464.
Otro de los galardonados con este premio es un joven que recientemente abrió un negocio en el Tesorillo. Las cosas en verano no han ido muy bien, porque en Melilla hay poco trabajo en época estival. Las deudas ‘han engordado’ en estos meses y por eso, esos 35.000 euros vienen muy bien a este comerciante.

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