Joaquín participó ayer con su esposa Carmen en las mesas informativas sobre donación de órganos.
Joaquín vivió hace tres años los momentos más difíciles de su vida. Su mujer Carmen estaba a punto de morir. Su hígado no funcionaba y su cuerpo empezó a consumirse. El 25 de febrero de 2013 a las 20:25 horas recibió la llamada esperada. Había un hígado para ella en Málaga. “Mi mujer vive gracias a un donante, pues era huesos cuando llegó el trasplante”.
El matrimonio participó ayer en las mesas informativas sobre el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos que hubo en el hospital, el Campus de la UGR y varios centros de salud.
El médico malagueño que informó a Joaquín de la donación de un hígado inició los trámites y en Melilla también se prepararon para llevar a Carmen a la ciudad andaluza. A las 23:30 horas aterrizaban y a la 01:30 horas de la madrugaba entraba en quirófano. Joaquín recuerda que fue un alivio que su esposa al menos llegara viva a Málaga porque estaba en tan mal estado que no sabían si iba a aguantar el viaje.
A las 8:00 horas salieron los médicos del quirófano y Carmen entró en la Unidad de Cuidados Intensivos, donde estuvo quince días, cuando la media para otros trasplantados era de tres. Le llegó a fallar el riñón, pero consiguió salir y ahora lleva una vida normal.
Joaquín afirma que ese día no sólo su mujer volvió a la vida, sino otras personas, pues el donante ofreció muchos más órganos, como los riñones y el corazón.
Este melillense subraya que lo más importante no es sólo que las personas muestren su intención de donar, sino convencer a la familia de que cumpla con esta última voluntad al fallecer.
El coordinador de Trasplantes en Melilla, Alberto Levy, afirmó a El Faro que no importa que Melilla esté lejos de la península porque los equipos y la coordinación es tan buena que los órganos que se donan en la ciudad llegan sin problemas a sus destinos. Recordó el caso de una ‘urgencia 0’ que se dio en La Coruña, es decir, una persona que precisa de un trasplante de forma inmediata. Este paciente recibió un corazón donado desde Melilla y llegó a tiempo para ser trasplantado. Por ello, animó a los melillenses a ser donantes y dar vida a otros con su solidaridad.