El viceconsejero de Medio Ambiente asegura que sin una urgente respuesta de la Delegación del Gobierno limpiarán la zona enfrentándose así a una posible sanción.
“El estado de abandono y dejadez de competencias” por parte de la Delegación del Gobierno tras últimas actuaciones de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) en el río de Oro han provocado la formación de varias balsas de agua, que con el paso de las semanas, se ha ido estancando y provocando un serio problema “de salubridad para los vecinos de la zona”. Así lo denunció ayer el viceconsejero de Medio Ambiente, Guillermo Merino, a la vez que anunciaba la intención de la Consejería de actuar en la zona a pesar de poder enfrentarse “a una sanción por intromisión de competencias”. Situación que no sería la primera vez que ocurre ante “el abandono y el silencio de la Delegación del Gobierno”, dijo.
Una cantidad “inusual” de todo tipo de insectos y reptiles se dan cita en la zona comprendida entre el puente de Triana hasta la desembocadura que fue puesto en conocimiento tanto de la CHG como de la Delegación del Gobierno a través de sendas cartas enviadas desde la Consejería de Medio Ambiente de la Ciudad Autónoma. Una el 12 de abril y la segunda, dirigida al área de Fomento de la Delegación, un día después y, desde entonces, “la callada por respuesta”.
La urgencia de esta situación, denunciada por muchos vecinos, según afirmó Merino, hace que la propia Ciudad Autónoma tenga que intervenir definitivamente por el peligro que conlleva esta situación “tanto para la salud pública de los vecinos de la zona como para la calidad de vida de todos los melillenses”, apuntó. “Si la Delegación no pone remedio urgentemente en los próximos días la situación puede desembocar en algo peor”, dijo, pues “se están dando concentraciones de reptiles e insectos transmisores de enfermedades como nunca se había registrado anteriormente en la ciudad”.
Una situación que puede agravarse “en el momento en el que empiece a llegar el verano y las altas temperaturas. Algo que no sería del agrado de nadie”. Por ello, la Consejería ha decidido tomar cartas en el asunto e intervenir primeramente desecando estas balsas de agua estancada e utilizando los productos químicos necesarios para evitar la propagación de los insectos que “con el calor y la humedad” tienen su oportunidad para seguir reproduciéndose y para la Ciudad Autónoma “lo más importante es el Medio Ambiente y la calidad de vida de todos los ciudadanos”.
Aún así, el viceconsejero del área aseguró ser conocedor de que una intervención en el cauce del río por parte de la Administración local provocaría una “intromisión en las competencias” de la Delegación del Gobierno que conllevaría una sanción.
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