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“Merece la pena gastar una vida por los que más lo necesitan”

La misa celebrada ayer en el Centro Asistencial en honor a las Hijas de la Caridad fue un acto emotivo para las decenas de melillenses que se acercaron a despedirse de ellas.

La capilla del Centro Asistencial de Melilla acogió ayer una misa de despedida de las hermanas Hijas de la Caridad que dejan su misión en esta entidad por una reorganización de su congregación a nivel nacional. “Merece la pena gastar una vida por los que más lo necesitan”, comentó el vicario de la ciudad, Roberto Rojo, durante la celebración de esta eucaristía.
Decenas de melillenses se acercaron ayer a las hermanas de la Caridad para ofrecerles sus más sinceras ‘gracias’ por todo el amor y la entrega que durante casi un siglo han realizado las 139 mujeres de esta congregación que han realizado con devoción su misión en el Centro Asistencial.
Es un adiós que se dice con el corazón encogido por la emoción al saber que se marchan para no volver, aunque como dijo Rojo, “su espíritu se quedará en esta institución y todos los melillenses las recordarán por su solidaridad y amor sin condición”.
La madre superiora, Sor María José Bravo, comentó a El Faro que las hermanas llegaron a Melilla en 1922 a la Cruz Roja, y que una vez que se creó la ‘Gota de Leche’, se trasladaron a esta entidad para atender a muchos niños, ancianos y familias pobres.
La comunidad del Centro Asistencial despedía ayer entre lágrimas a cinco hermanas que por falta de vocaciones y de una reorganización de su congregación marcharán a Granada para emprender una nueva misión, tal y como indicó Sor María José.
Ella llevaba diez años en Melilla y aseguró que durante estos  ha sido muy feliz y que se ha sentido muy a gusto en la ciudad, ya que la sociedad melillense las ha acogido siempre muy bien, al igual que las autoridades y muchas otras instituciones.
“Nos da pena irnos, pero nuestra vida es así; nos tenemos que ir donde nos envíen y servir donde el Señor quiera”, aseguró la madre superiora.
En este sentido, indicó que durante muchos años han creado un ambiente muy bueno, como si fueran una familia con los ancianos y los niños, a los que echarán mucho de menos. Algunas hermanas llevan sólo dos años, pero otras llevan ocho y 30 dedicados a la atención de los más necesitados de la ciudad.

“Gran pena por su marcha”

Antes de que diera comienzo la misa, una de las melillenses que vive en este centro leyó un pequeño texto en el que indicó el amor y el buen comportamiento en los 96 años que las Hijas de la Caridad han dedicado al centro.
También la directora de Cáritas, Pilar Illázquez, dedicó unas palabras a estas hermanas. Así, destacó el ejemplo, la dedicación y el servicio realizado a la sociedad melillense por todas las presentes y sus antecesoras.
Tras la lectura de la Palabra de Dios, el vicario de la ciudad dedicó la homilía a resaltar las bondades y las actuaciones de esta congregación, destacando también numerosas lágrimas de emoción entre los presentes.
“Nos reunimos en un momento triste y gozoso a la vez”, indicó. “Son momentos tristes porque nos dejáis, creando un gran vacío en el centro”, apuntó.
Rojo aseguró que estas mujeres dedicadas a la vida religiosa eran “el alma de este rincón de Melilla” y que al haber estado durante tantos años dedicadas a hacer el bien en esta comunidad, “formaban parte de la familia”.
De esta forma, explicó cómo parece que no ha pasado el tiempo desde que se formara una comisión para la caridad en la ciudad y a raíz de ahí, un comedor que pasaría a ser el centro ‘Gota de Leche’.
Por otro lado, Rojo apuntó a que era un momento gozoso también porque permanecerán en el corazón de todos los melillenses aunque pasen los años, pues “han dejado un sello en el centro difícil de superar”.
Hace 20 años que el vicario conoció a esta congregación y la labor que emprendían con niños y ancianos en este centro.
Así, explicó lo difícil que es dejar una misión como ésta, pero debían seguir los designios de Dios y continuar con su entrega a los más desfavorecidos en otros lugares donde también hará falta su amor.
Además, el vicario leyó una carta remitida por el obispo de Málaga y Melilla, Jesús Catalá, quien insistió en agradecer a las hermanas su dedicación a los niños y ancianos y “su amor ofrecido a raudales”.

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