Faltan muchos vendedores en el Mercado Central. Si son asiduos a comprar en este mercado de abastos lo habrán notado. Pero los comerciantes siguen luchando en el interior por sacar sus puestos adelante. Hay tres locales de pescado ocupados frente a los 27 que había antes. También hay menos puestos abiertos en la zona de frutas y verduras y se echa en falta a vendedores de encurtidos. Sin embargo, no están todos los que son, pero todos los que están abren cada día esperando que los compradores de siempre y los nuevos que aún no han visitado este espacio de compras se animen a ver que sus mercancías siguen teniendo la misma calidad de siempre.
No obstante, los tenderos que siguen al pie del cañón tienen impresiones encontradas sobre la situación actual.
Hay quien asegura que hay pocos clientes y otros apuntan que ya se nota el incremento de compradores. El coronavirus ha hecho aún más grande la herida a este espacio en un tiempo en el que los mercados de abasto ya no son la primera opción para los compradores.
Lahabi asegura que todos sus compañeros de los puestos de pescado que no han abierto son trabajadores transfronterizos. Ahora solo están tres para vender, pero no hay tantas ganancias como se pueda pensar. El pescado hay traerlo de Almería y los costes son elevados. Destaca que se ha visto incrementado el coste de la mercancía un 20% por ese transporte.
Pero traen pescado de Marruecos algunos de ellos ya que se importa de Nador a Almería y de esa ciudad a Melilla. Tarda muchas más horas en estar en la ciudad, pero los miércoles y los viernes hay muy buen género aseguran los compradores. Son los mejores días para comprar pescado en el Mercado Central, desde salmonetes a boquerones del país vecino, que son los sabores a los que están acostumbrados los melillenses.
Carmen es una clienta habitual del mercado y afirma que siente mucha pena de ver que solo hay tres puestos abiertos en el pescado y que también están cerrados muchos más locales porque estaban regentados por comerciantes transfronterizos. Pero subraya que ella seguirá yendo a comprar.
“El mercado está decaído y parece que los clientes ya no vienen con tanta frecuencia”, nos dice Juan, otro cliente del Mercado Central que suele ir cada diez días a hacer una compra grande.
Mimon explica que durante el confinamiento bajó mucho el número de clientes que se acercaban a su puesto de frutas y verduras del mercado. Pero añade que ahora nota como, poco a poco, los compradores van volviendo a este espacio y compran en su tienda. Como ya traían mercancía de la península, no han notado un incremento de los precios en su puesto. Otros tenderos dicen que sí porque los productos de Marruecos eran más baratos y la gente los echa de menos.
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