No nos cabe una rotonda más en la ciudad. Tenemos un carril bici que la gente usa para llevar el carrito de la compra, circular a pie con maletas, hacer running o darse un paseo sin ser consciente de que las bicis pueden venir en un sentido y en el otro. Los conductores que salen del puerto deportivo sacan el morro para hacer el ceda el paso y terminan cortando a los pocos ciclistas que lo utilizan. Pocos saben manejarse en una obra que nos ha costado un ojo de la cara.
La Ciudad tiene quince millones de euros de superávit y de momento sabemos que Medio Ambiente ha hecho públicos sus planes para invertir los 7,8 millones que le corresponden en sacar adelante otras once obras.
Entre ellas, la remodelación del Parque Lobera, la creación de una parcela para guardar maquinarias, instalar una nueva red contra incendios en el Polígono del Sepes o resolver los problemas de agua en los Distritos IV y V.
La Consejería de Fomento tiene otros 7 millones y pico adjudicados. Eso significa que casi todo el dinero del superávit de la Ciudad se destinará a inversiones gracias a que ya no está obligada a amortizar deuda con esa partida.
¿Cuánto de ese dinero se ha apartado para organizar alternativas de ocio de calidad para los jóvenes de Melilla?
Sabemos lo difícil que es traer a la ciudad artistas que quieran, como en muchos otros puntos de España, venir “a taquilla”. Eso significa que si queremos que actúen en Melilla La Mala Rodríguez, Natti Natasha o Gente de Zona, por citar sólo tres que han anunciado actuaciones en nuestro país, no queda otra que poner dinero público.
Y no sólo eso, también hace falta que la persona que programe esas actuaciones esté al día con lo que le gusta a los jóvenes, porque a veces da la impresión de que nuestros programadores se quedaron en el último hit de Mocedades.
Los melillenses, sobre todo los jóvenes, no se merecen conciertos gratuitos en los que actúan buenos artistas que, por desgracia para ellos, nos salen económicos porque llevan años fuera del circuito comercial.
A la gente se le olvida que cuando se es joven se quiere bailar y disfrutar con lo más pegado y eso lo marcan YouTube, Spotify, Billboard, MTV, los Grammy Latino, los Premios Juventud, el Cubatonazo de Miami... Cada concierto tiene su público, pero en Melilla necesitamos que los programadores se sacudan la arena de la Movida Madrileña. No reniego de la música de los 80 y los 90, pero en mi opinión no son una alternativa para nuestros adolescentes y jóvenes. Para alguien de mi edad, sí, pero yo no quiero ser una prioridad para el Gobierno. Quiero que lo sea mi vecina veinteañera o mi hijo de tres años. Quiero que ellos quieran quedarse a vivir donde yo he decidido quedarme porque quiero.
Por eso, en cuanto preparamos conciertos pensando en nuestros jóvenes y adolescentes se produce el caos que vivimos al repartir entradas gratuitas en la Consejería de Bienestar Social.
Qué pena tan grande ver a nuestros adolescentes haciendo cola desde las cinco de la mañana para quedarse sin entradas a las doce del mediodía. No entiendo cómo nos puede pillar el toro con algo así. Eso significa que nuestros políticos no conocen a la gente a la que representan.
Creo que ha sido todo un acierto traer a Juan Magán a Melilla, que este año está súperpegado con su temazo “Usted”, que interpreta junto a La Mala. Puedo intuir que nos ha costado lo suyo y quien lo programó sabía lo que traía. Nadie se compra un Lamborghini para no coger carretera.
¿Entonces, por qué se ponen a la venta las entradas del concierto más sonado de la Feria a las seis de la tarde? ¿Por qué se vende casi todo por Internet, sin límites, y ahora tenemos una reventa que pone en apuros a la gente trabajadora de esta ciudad, que no tiene 20 y 30 euros para darle a su hijo, que es un buen estudiante y no puede ir al que puede ser el concierto del año para los jóvenes y adolescentes melillenses?
Tenemos doce meses para organizar la Feria y cuando llega, sólo nos trae disgustos.
tú sabes la fiesta que hay en festejos todas las semanas? como para andar pensando en los melillenses jaja