Un menor acogido en La Purísima lanzó ayer un bote de pintura de 25 litros contra la cabeza de un vigilante de seguridad. Así lo denunciaron ayer fuentes cercanas al centro que indicaron que la discusión entre ambos empezó porque el joven quería volver a entrar en el comedor para desayunar y el profesional no le permitía la entrada porque aseguraba que ya había tomado esta comida.
Estas mismas fuentes indicaron que este menor ya ha estado involucrado en otros sucesos violentos con otros miembros de la entidad, como otros niños o jóvenes acogidos y trabajadores.
No es el único incidente que se registra en este centro en esta semana. De hecho, el pasado miércoles un menor resultó herido con una botella rota en La Purísima durante una pelea entre jóvenes, como confirmaron fuentes de la Guardia Civil.
En este caso, la Benemérita tuvo que intervenir sobre las 22:00 horas en el centro. Fuentes cercanas a La Purísima indicaron que el enfrentamiento se produjo entre chicos de diferente origen.
Además, el martes salió a la luz el presunto apuñalamiento el pasado 16 de junio a un menor del centro de La Purísima a manos de un trabajador, según avanzó El País. No obstante, la detención no se produjo hasta el día 10 y el empleado está en libertad tras haber pagado una fianza.
El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, ya aseguró esta semana que la situación en La Purísima había cambiado respecto a años anteriores. Comentó que gran parte de los menores acogidos son adolescentes de 17 años con las hormonas “muy agitadas” y que, eso sumado a los casi 600 chicos que hay La Purísima, habían provocado que hubiera solicitado ya un incremento de vigilantes de seguridad en el centro, así como iba a solicitar la presencia de forma permanente de una patrulla de la Guardia Civil en la puerta para dar mayor seguridad.
Argumentó que si en una casa con dos adolescentes hay problemas, cómo no los iba a haber en una institución con 590 menores. De hecho, aseveró que se van a producir más incidentes y que no iba a estar “con una campanita” diciendo todos los sucesos que ocurrían en el centro de protección de menores.
Ventura explicó que es a la hora de los recuentos, sobre las 21:30 y las 22:00 horas, cuando se producen la mayor parte de los conflictos entre menores “porque llegan algunos tras haber consumido alguna sustancia o tomado bebidas alcohólicas”.
“Las cosas han cambiado y no porque las modifique el Gobierno local, sino porque la presión migratoria de estos chicos no para de aumentar y hay que tomar una medida distinta”, añadió el consejero de Bienestar Social.
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