Una decena de yihadistas españoles retornados de zonas en conflicto cumplen condena en cárceles de nuestro país. Son de Melilla, Ceuta, Madrid y Cataluña.
De ellos se sabe que partieron desde España a hacer lo que entendían que era la ‘yihad’ y fueron detenidos a su regreso a nuestro país, según recoge el investigador Fernando Reinares, en un trabajo publicado en el último número de la revista del Real Instituto Elcano.
En el artículo, Reinares alerta de que sólo han regresado a España una quinta parte de los yihadistas que salieron de nuestro país a colaborar, principalmente, con la organización Estado Islámico y la rama siria de Al Qaeda.
Hay que aclarar que a los melillenses se les relacionó con AQMI (Al Qaeda en el Magreb Islámico) y Mujao (Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental), en Malí.
Entre esos retornados, que cumplen condena de prisión está el melillense Benaissa Laghmouchi Baghdadi, detenido en 2014 en la ‘operación Javer’ y del que el Ministerio del Interior dijo tras su arresto que era el primer español retornado de la yihad.
En julio de 2017, Laghmouchi Baghdadi fue condenado a seis años de prisión y a otros seis de libertad vigilada por haber participado, tras su regreso a España, en la captación de al menos 26 combatientes (24 marroquíes y 2 españoles) que fueron enviados a los grupos de Al Qaeda en el Magreb.
Cuando desapareció de Melilla dijo a sus amigos de la mezquita blanca de La Cañada que se iba a ver a un curandero en Marruecos.
El año que viene, Laghmouchi terminará de cumplir su condena en prisión. Para asegurar la reinserción en la sociedad de reclusos que están en su misma situación, Instituciones Penitenciarias puso en práctica desde 2016 un programa de intervención que busca distanciar a los encarcelados por delitos de terrorismo de la radicalización, acercándolos a valores de convivencia democrática.
Pero el papel principal en su reinserción lo jugarán sus vecinos y su gente. De hecho el investigador del Real Instituto Elcano considera esta colaboración imprescindible para la convivencia.
Si bien una decena de yihadistas retornados españoles está hoy en prisión, el artículo del Real Instituto Elcano advierte de que hay otra treintena (de toda España) que está en libertad porque pese a que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad conocen su trayectoria, no han podido reunir pruebas suficientes para llevarlos ante la justicia. De ellos, la mayoría (20) estarían residiendo en Marruecos. El resto (unos diez), en España. En cualquier caso, todos están siendo vigilados de cerca.
Reinares destaca que la criminalización es la respuesta inmediata que España da a los retornados porque su desplazamiento a un territorio extranjero controlado por una organización terrorista; su establecimiento allí o su colaboración con estas organizaciones están recogidos como delitos en el Código Penal español.
No obstante, el investigador aboga por tratamientos personalizados en el caso de las viudas de yihadistas que regresan a España con sus hijos siempre y cuando se haga una “cuidadosa valoración de su potencial de peligrosidad”.
El autor del artículo de la revista Elcano recuerda que los retornados, hayan o no pasado por prisión, son un potencial peligro para nuestras sociedades.
El melillense Benaissa Laghmouchi Baghdadi cumple actualmente 6 años de prisión tras regresar a España luego de haberse desplazado a territorio ocupado por organizaciones terroristas en la zona del Sahel.
Hasta territorios en conflicto de Malí se desplazó Laghmouchi junto a Zakaría Said Mohamed, otro melillense utilizado por la propaganda de la organización Estado Islámico en 2015 para hacer una llamada a los musulmanes españoles, especialmente de Melilla, para que acudieran a hacer la supuesta ‘yihad’.
Poco después el terrorista melillense Zakaría Said murió en Tombuctú en marzo de 2016 tras caer en una emboscada del Ejército francés.
Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) confirmó la noticia de la muerte de este yihadista de Melilla que se hacía llamar Abu Al Nur-Andalusí.
Su hermano menor, Mohamed Said Mohamed, también fue detenido por yihadismo en Melilla, pero finalmente fue absuelto en el juicio por falta de pruebas incriminatorias.
Han pasado ya cinco años de las detenciones de casi una veintena de sospechosos de yihadismo en la ciudad autónoma. La mayoría cumple condena en prisión tras llegar a acuerdos con la Fiscalía. Sólo dos han salido en libertad, pero a partir del año que viene comenzarán a cumplirse las penas y los condenados regresarán a Melilla, donde el reto consistirá en reinsertarlos en una ciudad donde todos se conocen.
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