Hemos tenido un domingo de invierno en Melilla, con frío y llovizna incesante. Nada que no pase a diario en Galicia o País Vasco. Sin embargo, en cuanto caen cuatro gotas en nuestra ciudad, nos quedamos incomunicados por vía aérea.
De hecho este domingo se han desviado cuatro vuelos que no pudieron aterrizar en la ciudad y tuvieron que regresar a Málaga y se cancelaron otras siete salidas desde el aeropuerto local. Hay cientos de melillenses afectados pese a que si bien hizo un día desapacible, ni por asomo podemos hablar de temporal.
Ésta es una cuestión que hay que explicar en Madrid, a la gente que manda en el Ministerio de Transportes. No se trata sólo de que tengamos que programarnos el ocio en la península con meses de antelación para evitar los sablazos de Air Nostrum. Es que ni planificándolo con tiempo podemos asegurarnos de que todo saldrá bien.
Salir de Melilla es caro, trabajoso y complicado. Y si no, que se lo pregunten a todos los melillenses que pasaron este fin de semana en la península y no pudieron regresar este domingo a la ciudad para empezar a trabajar mañana temprano. Dicen que había gente desesperada en el puerto de Málaga buscando cómo embarcar.
Llevamos años escuchando hablar de mejoras en el aeropuerto de Melilla, pero lo cierto es que esas mejoras no llegan. Ahora, tal y como están las relaciones con Marruecos, es impensable que aspiremos a llegar a algún acuerdo para que puedan volar a Melilla otro tipo de aeronaves. Así que tenemos que hacernos a la idea de que esto va para largo.
Cada vez que leo que al aeropuerto de Melilla le han dado un premio por adaptarse a las necesidades cambiantes de los pasajeros, la cara se me queda más blanca que si llevara una careta de Anonymous.
Incidentes como el de este domingo en el aeropuerto, con cuatro gotas que cayeron en Melilla, explican por qué es tan importante para nosotros el barco. La semana pasada nos pusimos en contacto con el Ministerio de Transportes para preguntar por la adjudicación definitiva del contrato marítimo y, de paso, conocer los horarios que tendremos en el enlace con Málaga, que es el que más preocupa sobre todo a los melillenses con segundas residencias en la Comarca de Antequera, donde ya hay una colonia potente en Sierra de Yeguas y Fuente de Piedra.
Ante los precios desorbitados de los pisos viejos y caros de Melilla, la gente ha optado por buscar fuera lo que no encuentra aquí y lo ha hallado en la sartén de Andalucía, donde los precios de los dúplex a reformar se mueven entre los 30.000 y los 60.000 euros, frente a los 139.000 euros que piden en Melilla por pisos de antes de la guerra, sin ascensor y en zonas de la ciudad con cortes de agua nocturnos. Una barbaridad.
Desde el Ministerio de Transportes nos explicaron que el contrato marítimo todavía no ha sido adjudicado ya que aún están en el proceso de valoración de ofertas y han pedido al licitador que mejor oferta ha presentado (Balearia) toda la documentación relativa a su propuesta.
Pues eso, que son muchos los melillenses que están preocupados por la letra pequeña del contrato marítimo propuesto por Marina Mercante, que establece la vuelta a Melilla los domingos por la mañana. Eso revienta la escapada de fin de semana de quienes se van el viernes para regresar el domingo y entran el lunes a trabajar temprano.
Ya había sido un fiasco la salida de Málaga los domingos sobre las seis de la tarde, porque lo que quiere la gente es salir a once de la noche y estar en Melilla a primera hora de la mañana. De momento eso es el pasado. Se perdió con la bacanal de mejoras que nos dicen en la Ciudad que han conseguido para los melillenses.
Falta por comprobar, además, si como dice la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, el billete del coche estará subvencionado. Eso desde luego se notaría en el bolsillo de los melillenses que si nos llevamos nuestro vehículo a la península, empezamos las vacaciones soltando casi 200 euros, así, sin venir a cuento.
Ya si le sumamos el precio de la gasolina, la subida de la luz, lo que ha subido la carne y el pescado, comprobamos que la cuesta de enero, va camino de extenderse hasta finales de febrero. Y si no, que se lo pregunten a los hosteleros. Los que optaban por cerrar los domingos y abrir lunes ha dado marcha atrás porque el lunes no hay ni zombies en las calles.
Normal que hayan ido mal las rebajas. Las familias han tenido que ajustarse el cinturón desenfrenadamente para afrontar facturas de luz, que no habían visto en su vida. La gente se ha obsesionado y ahora ya se toma en serio lo de no dejar los electrodomésticos en stand by y la calefacción sólo se pone si caen chuzos de punta.
Y con la masacre rusa sobre Ucrania tocará apretarse los cinturones un poco más, si es que eso es posible. A menos que Europa dé vía libre a España y Argelia para suministrar todo el gas no mandarán los rusos.