El día festivo amaneció con un sol gigante que animó ayer a salir a todos los melillenes de sus casas. El Paseo Marítimo era un hervidero de familias paseando vestidas con sus mejores galas, porque los papás invitaban a comer por el día de su santo, y por ciudadanos que aprovecharon el buen tiempo para comenzar con la operación bikini. Algunos, ataviados con sus zapatillas de deporte y sus camisetas de mangas cortas para ir cogiendo morenito, se recorrieron toda la costa de la ciudad para ir bajando esos kilos que cogieron de más en invierno y que han sido disimulados gracias a las rebecas y los vaqueros largos. Aunque también hubo quien paseó por placer o porque sigue las recomendaciones de los médicos.
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