Aunque todavía queda mucho trabajo por delante para borrar la brecha digital, cada vez más personas utilizan los recursos que nos brinda la web participativa. Uno de los catalizadores para que los ciudadanos se estén implicando de manera exponencial en un proceso de digitalización y automatización de ciertas tareas rutinarias o burocráticas ha sido, sin lugar a dudas, la aparición de las apps. Apps para todo. Y es que recordar una url o un usuario y contraseña para cada servicio es para algunos menos sencillo que descargar una app que queda en la pantalla de inicio de nuestro smartphone, recordando nuestro usuario, más aún si podemos conectarnos con un sistema de reconocimiento de huella como cada vez es más frecuente.
Melilla es precisamente un ejemplo de lo que se puede evolucionar, poco a poco, si se ponen las herramientas a disposición de los usuarios (esto es lo primero), y si estos adquieren la costumbre de utilizarlas. Esta es la mejor manera de conocer los fallos y carencias, las demandas y necesidades, para ir mejorando. Hace unos cuatro años, los melillenses tenían por primera vez la posibilidad de realizar sus trámites de la Seguridad Social, como por ejemplo acceder a sus cotizaciones o renovar la tarjeta de demandante de empleo. Desde entonces hasta ahora, ha alcanzado la difusión suficiente para ahorrar una importante cantidad de tiempo, no sólo a los usuarios, sino también a los trabajadores, tiempo que se puede emplear en mejoras de la productividad para todas las partes. No debemos olvidar que también se evitan desplazamientos innecesarios, lo que repercute en ahorro económico.
Dos años después, la Oficina de Extranjería tomaba medidas similares para una experiencia más fluida, y la acogida no hizo más que demostrar que era una herramienta necesaria, o al menos, bastante práctica. Pero uno de los temas más delicados de realizar operaciones a través de internet es, sin duda alguna, la privacidad, tanto de los datos personales como de las transacciones con dinero. A pesar del todavía latente recelo de ciertos usuarios con los pagos a través de internet, la app que, con el beneplácito del Ayuntamiento, se puso a disposición hace ya tiempo bajo el nombre Mis Tributos Melilla sigue siendo una de las más usadas por los melillenses. Pagar una multa siempre es desagradable, pero si podemos hacerlo desde el sofá o desde una cafetería, el mal trago se minimizará un poco. La app en cuestión es gratuita y sigue actualizándose regularmente. No hay mayor muestra de que algo funciona que ver cómo los desarrolladores siguen brindando soporte.
En el sentido de la protección de datos personales y financieros, los verdaderos expertos de los que aprenden incluso los bancos más renombrados son los casinos en línea. Los datos que se pueden obtener de un jugador regular son muy golosos, y en ese sentido, los pioneros en protocolos y software de seguridad son los desarrolladores de aplicaciones como la app de poker de 888, una de las más utilizadas en España. Teniendo garantía de que los datos están a salvo, los usuarios exploran todo lo que pueden llegar a hacer desde una app.
Aún así, los avances tecnológicos van un paso por delante de la capacidad de adaptación de los ciudadanos. A fecha de hoy, todavía existe un porcentaje apreciable de melillenses que prefieren realizar cualquiera de estos trámites cara a cara, a pesar de tener las herramientas en la palma de su mano. Una muestra es el temor al uso de las tarjetas bancarias contactless, sobre todo en compras de cantidades inferiores a 20€, en las que no se solicita el pin. Cuánto más a sus versiones virtuales para smartphone. Sin embargo, las apps del tipo de Melilla Mobile Zone Black Friday suelen tener mucho éxito, porque lo máximo que solicitan al usuario es la geolocalización de manera puntual.
En este sentido, son los más jóvenes los que suelen descargar aplicaciones con las que obtener descuentos. Las cadenas de comida rápida poco a poco han ido adaptando sus cupones en formato papel y cambiándolos por códigos bidi. Si los casinos van a la vanguardia en lo que se refiere a seguridad y privacidad en los datos, Burger King o McDonald han sido la fuente de inspiración de muchas apps a nivel local por todo el mundo. Melilla poco a poco ha ido ofreciendo diferente soluciones a sus ciudadanos. Las primeras, como hemos visto, tenían que ver sobre todo con trámites burocráticos; ahora podemos tener controlado el transporte público y sus horarios, y este es sólo un ejemplo más.
Por otra parte, si se trata de ir más allá de la frontera y acceder a bienes y servicios en la península e incluso más allá, internet cada vez pone más fácil el acceso a experiencias virtuales bastante realistas gracias a la realidad aumentada, tan en auge estos días, o el vídeo en 360 grados. Street View de Google se concibió para ser capaces de orientarnos con una visión a pie de calle y muchos viajan al otro lado del mundo a través de esta app, pero unas gafas VR nos pueden ayudar a conocer qué se siente en una inmersión submarina. En otra línea, VirTimePlace es una de las joyas de las apps para smartphone, y nos permite ver ruinas de todo el mundo reconstruidas virtualmente, con una visión panorámica. Está claro que, si tenemos pocas posibilidades de desplazarnos, las apps, sean para trámites burocráticos, hacer la compra o visitar un museo, están cambiando nuestra percepción de viajar por el mundo, y dando un nuevo sentido a viajar con la mente.
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