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Un melillense atrapado en Beni Enzar pide una solución para volver

El 13 de marzo pasado, Mustafa cruzó la frontera de Melilla con Marruecos con su D.N.I. y acompañado de su sobrino de diez años, al que tiene a cargo, para asistir al entierro de su abuelo. Casi dos meses después, sigue atrapado en Beni Enzar, viviendo en una casa que tiene justo al otro lado de la valla.

Explica, que al igual que muchos melillenses, cruzó solo con el documento de identidad, dado que un tratado entre la provincia de Nador y la ciudad lo permite. Por lo tanto, no tienen el pasaporte sellado, un hecho que les dificulta en gran medida la movilidad.

Además, contó que el próximo avión que va a salir desde Casablanca con destino para Madrid no les sirve a muchos de ellos. Explicó que el taxi para llegar hasta allí son 100 euros, recordó que Madrid es de las zonas donde más contagios hay y que de ahí tendría que ir a Melilla, un viaje que le puede salir por 600 euros, explicó.

Son por estas razones que piensa que al Rif siempre se le tiene olvidado. Aseguró que un barco de Beni Enzar a Almería sería suficiente y piensa que el avión desde Casablanca se ha puesto para personas más pudientes y con influencia. Añadió que el consulado de Nador no le ha ayudado, pues mandó todos los documentos que le pidieron y que la última vez que habló con alguien del lugar, le colgó el teléfono tras decir que se llamaba Mustafa. Se pregunta que si por no tener un nombre castellano tiene menos derechos.

Contó que cada vez cree menos en lo que les trasmiten desde las autoridades, pues ve como hay gente en Nador que sigue saliendo y sabe que en Melilla ya se permite con ciertos límites.

En Marruecos le han dicho que si es marroquí que se quede donde está, pues va a veces a la frontera para preguntar a los policías de allí. Él contó que renunció a esa nacionalidad por la española y que tiene su trabajo y su vida aquí.

También explicó que no pudo cruzar las últimas veces que abrieron el paso para que los españoles pudieran volver a Melilla por compromisos personales.

Ahora su rutina es levantarse, comer y dormir. Tiene que volver para trabajar de jardinero y su sobrino tiene una cita con el médico en Málaga el 14 de mayo, pues tiene una pierna herida. Pide una solución para una situación que lo tiene desolado.

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