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La ciudad se toma con calma el final del estado de alarma

Nada más finalizar el toque de queda a las 00:00 horas de este domingo, decenas de vehículos salieron a las calles de la ciudad para celebrar el fin del estado de alarma y con ello las restricciones de movilidad, que en Melilla estaban limitadas desde las 22:00 horas hasta las 05:00 del día siguiente. No hubo las grandes aglomeraciones que han tenido lugar en otras ciudades del país como Madrid o Barcelona, sobre todo eran vehículos, con jóvenes en su mayoría, que circulaban ya fuese con música, pitando de vez en cuando o gritando “libertad”.

Por el paseo marítimo tampoco había un número de personas muy relevante. Se pudo ver a adolescentes en patinete o personas paseando, pero no en grupos mayores de dos o tres personas. En la zona de las naves, donde suelen celebrarse ‘botijos’ no se vieron las aglomeraciones que suelen darse, aunque hubo algún vehículo que acudió al lugar con dicha intención.

Y para evitar esta situación, se volvieron a cortar los accesos que estaban restringidos hasta hace apenas dos semanas, como son el de Horcas Coloradas, el Dique Sur o el de Los Pinos. Sin embargo, al estar cortado en acceso a Los Pinos, un grupo de ciudadanos, jóvenes en su mayoría, decidieron agruparse en el aparcamiento que hay justo en frente del Tercio Gran Capitán y que está delimitado también por El Poblado de Cabrerizas .

Según ha explicado uno de los vecinos a El Faro, “la explanada se ha convertido en una discoteca al aire libre”.

Este grupo de personas pusieron la música alta y al menos se quedaron en la zona de fiesta hasta las 02:00 o 03:00 de la mañana, detalla este vecino. Cree que pudo ser más tiempo, porque a dicha hora se quedó dormido.

Contó que “llamamos varias veces al 112 y nos dijeron que ya dieron el aviso pero no se ha presentado aquí ninguna patrulla”. “La Policía, caso omiso”, expresó, aunque cree que también, los agentes podrían estar ocupados con otros asuntos. “Es verdad que antes venían a menudo a desalojar la zona por los ruidos, pero ya nada”, dijo.

Recalcó que en El Poblado viven personas mayores, niños y bebés y por ello piden que las autoridades pongan placas de estacionamiento nocturno prohibido. Y es que esta situación no es nueva para ellos. “Antes de la entrada en vigor del toque de queda era una guerra diaria y ahora volvemos a las andadas. Bendito toque de queda”, expresó. Además, el hecho de que el toque de queda durase solo dos horas al terminar el 9 de mayo, hubo ciudadanos que aprovecharon para pasar ese breve periodo de tiempo en viviendas particulares con amigos o familiares y salir justo cuando acabó el estado de alarma.

Una mañana tranquila

Ya de día, las primeras horas de la mañana se podía ver la ciudad tranquila, como cualquier otro domingo. Hay que tener en cuenta que las restricciones de movimiento afectaban principalmente a las horas nocturnas y a las salidas y entradas de la ciudad por el aeropuerto y puerto.

Así pues, a primera hora había ciudadanos desayunando en las cafeterías de la ciudad, otros haciendo deporte o sacando su perro a pasear. “Voy a seguir igual hasta que yo no vea esto bien, ahora está la responsabilidad de cada uno”, señaló María Dolores, una melillense que aprovechó la mañana del domingo para pasear. Latifa, una mujer lleva 30 años trabajando en Melilla, prefiere que se abra la frontera de Marruecos porque tiene allí su cada, sus hijos, nietos y está pasando el Ramadán sola.

Antonio también dice que seguirá igual porque su rutina no va más allá de las 12 de la noche y esperará a las vacaciones de verano para viajar. José expresó que seguirán guardando, dentro de lo posible, las mismas medidas que había hasta ahora porque cree que es precipitado cambiar la forma de vivir y que si no se alarga el Estado de Alarma, hubiera visto con buena opción poner algo que se le asemejase.

Por el contrario, Rosa, asegura que ha recibido el estado de alarma con los brazos abiertos porque tiene a su familia lejos y podrá ir a verla. Cree que finalice liberará la población del estrés de tener que estar pendiente de la hora cuando se sale de la noche. Aún así, piensa que esta nueva situación no debe eximir a la población de seguir respetando las normas.

Cristina, profesora en un instituto de la ciudad y procedente de Málaga, explica que ella por la noche no puede salir porque tiene que cuidar a su hija de un año y tiene complicado ir a visitar a su familia por su horario laboral, pero señala que le da tranquilidad poder ir sin tener que buscar una justificación y rellenar papeles.

También había decenas de ciclistas, mayores y pequeños, por Los Pinos. Algunos de ellos habían salido en grupos.

Por otro lado, el tiempo tampoco invitaba demasiado a salir, ya que a primera hora de la mañana estuvo nublando y hubo intervalos de nubes durante todo el día. Desde octubre pasado el país entero estaba bajo el estado de alarma para darle un paraguas legal a las autonomías a la hora de poner restricciones para controlar la pandemia. Ahora habrá qué ver cuál es la evolución sin esta herramienta.

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